¿Usted recuerda algún episodio en los últimos cinco sexenios, donde la denuncia internacional se centrará en que el gobierno mexicano diera protección al crimen organizado? Me refiero a los diversos cárteles de la droga. Ni en tiempos de Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón o Peña Nieto, vivimos momentos sociales que llegáramos a ver con toda claridad que los narcotraficantes gobernaran el país, como sucede hoy en día en el actual gobierno de López Obrador.
Jamás nunca, habíamos vivido los mexicanos un ambiente de tanta inseguridad en todo el territorio mexicano. No existe un sólo estado de la República, un sólo municipio que esté exento de la presencia del narcotráfico y, por ende, de sus peligrosos sicarios que matan, roban, cobran derecho de piso, secuestran a quien les da la gana, con toda impunidad y, sobre todo, tranquilidad, sabedores que absolutamente nadie, ninguna autoridad les dirá nada, contando en miles de casos, con la colaboración y protección de gobiernos municipales, estatales y por supuesto, del gobierno federal.
Los actos violentos llenos de acciones sanguinarias a plena luz del día, lo vemos todos quienes vivimos en México. Parecería, que ya es normal ver y sufrir estas acciones diarias cada vez, más y más cercanas a todo mexicano y mexicana, independientemente de su estatus social y económico. Es vergonzoso presenciar lo que hoy todos vivimos y padecemos, viendo la complicidad del gobierno federal ante atroces crímenes. No hay carreteras o avenidas en todo el país, donde la presencia militar en vehículos oficiales de la Sedena o Guardia Nacional, hagan retenes.
Sin embargo, entre mayor presencia militar hay en México, mayor aumento de actos delictivos totalmente impunes, prevalecen en las calles. Ver a militares golpeados e insultados por civiles enardecidos, donde la autoridad es vergonzosamente humillada por aquellos que cometen algún acto delictivo, es en verdad, triste y lamentable. Lo que vivimos esta semana en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, a plena luz, por parte de una célula del Cártel del Pacífico, secuestrando a ciudadanos estadounidenses, igual como lo hacen a diario a mexicanos, despertó la indignación internacional.
Lamentable, lamentable ver que en nuestras propias tierras, en territorio mexicano cuando se comete un delito contra un extranjero y no se diga si es gringo, a diferencia del día a día cuando se matan y secuestran a miles de mujeres, hombres y niños mexicanos, no pasa nada y la autoridad presidencial sólo culpabiliza a administraciones pasadas de los acontecimientos delincuenciales, dejando impune atroces delitos, con los vecinos del norte, si se encuentran a los culpables, con la cooperación inédita del propio crimen organizado que se encarga de entregar a los delincuentes.
¡Todo normal! No pasa nada a ojos del enfermo mental del presidente que tenemos en México, callando cual muertos todos los miembros del nefasto gobierno federal. Hemos caído en la vergüenza nacional e internacional de un inoperante e incapaz gobierno que ha sido sorprendido ante los ojos de la comunidad internacional como un auténtico narco gobierno, que primero defiende y protege al crimen organizado que a la sociedad. Un presidente que le molesta y le indigna los miembros del Poder Judicial, le molestan los periodistas críticos y que no son afines a su manera de pensar, le molesta la transparencia y la rendición de cuentas, le molesta la oposición, salvo aquella que cohabita y que son sus aliados a su partido Morena. Le enfada y odia a la clase media y alta de nuestro país, le molesta la separación de poderes.
Con un falso discurso de no intervención e injerencia de los estadounidenses, pretende eludir, burlar y distraer a la sociedad civil y a la comunidad internacional de lo más importante, su colaboración y participación del gobierno federal en franca alianza política y social, con diversos cárteles de la droga. No hay duda aquel slogan publicitario, que siempre advirtió, AMLO es un peligro para la nación.
¿No cree usted?
Dr. Carlos Dìaz Abrego