Como si nos faltara más violencia y delincuencia, independientemente de la delincuencia organizada, encontrándose todo México de rodillas de los distintos cárteles de la droga que gobiernan absolutamente todo el territorio nacional, ahora se pretende sumar la violencia y delincuencia electoral por parte del presidente López Obrador y todo el aparato de gobierno de la mano de Morena en la Cámara de Diputados haciendo realidad la amenaza presidencial de terminar con el INE.
El Instituto Nacional Electoral es, sin lugar a dudas, la institución más confiable del Estado mexicano, identificado claramente por la ciudadanía como baluarte de participación y organización dual entre el Estado y la población. No existe hoy en día un ente público más afín al mexicano que el INE. Por supuesto, sabedores todos, que hay cosas por fortalecer y crear, por ejemplo, el voto electrónico, entre otras cosas más. Todo es susceptible de perfeccionamiento, pero no por ello destruir una institución tan respetada y querida por la ciudadanía.
Llevamos cuatro largos años escuchando todas las mañanas a AMLO y al coro de ignorantes y sumisos colaboradores criticando el trabajo del INE, de sus consejeros y, por supuesto, al Consejero Presidente. De ahí ha transitado la amenaza constante y permanente a toda la nomenclatura del instituto electoral, pasando por el supuesto mal trabajo y falta de probidad de quienes constituyen el organismo autónomo, hasta la despiadada critica por los sueldos y prestaciones que perciben. Todos los mexicanos hemos escuchado distintas amenazas por parte de la alta burocracia de la 4T para desaparecer al INE.
Ahora el presidente López Obrador, el Secretario de Gobernación, el presidente de Morena, así como senadores y diputados del partido en el gobierno, han matizado su discurso contra el INE, pretendiendo manipular como siempre a la ciudadanía, haciendo creer que la reforma electoral que ellos plantean, sólo busca fortalecer al organismo autónomo y la democracia del país. Todo México ha sido testigo, del desmantelamiento que el actual gobierno ha realizado de distintas instituciones públicas en aras de imponer sus facciosas ideas y políticas públicas retrogradas e inútiles.
No podemos permitir que AMLO y su gobierno toquen al INE, por lo que representa dicha institución para el pueblo de México. La organización de las elecciones, y por tanto sus resultados, son el camino al poder político, pero es también la base de la estabilidad política, económica y social, por consiguiente, la condición previa de la libertad política. El vacío de poder y autoridad que intenta instaurar el propio gobierno con su reforma electoral, lo quieren llenar temporalmente por un liderazgo carismático o por la fuerza militar.
Estamos viendo que las élites políticas están compitiendo entre sí para organizar al pueblo por medio del sistema político existente, luchando por lograr que el gobierno autoritario y despótico de AMLO no imponga su mayoría legislativa y con ello, establezca un nuevo Estado de excepción, buscando con ello, perpetuarse en el poder como lo hizo el PRI por más de 70 años. Hemos sido fieles testigos de ver como la supuesta 4T en estos cuatro años, quebranta antiguas pautas de autoridad y destruye las instituciones políticas tradicionales.
En el mundo actual, los populismos de izquierda, como de derecha, están instaurando sus políticas públicas con la idea de modernizar a sus países e instituciones cuando, en el fondo, lo único que buscan es organizar su política para controlar el futuro del pueblo. El imperativo de la organización social es hoy más que nunca el arma para detener al actual gobierno de López Obrador, antes de que imponga una verdadera dictadura en México.
Ya lo dijo Lenin en 1905, “El proletariado no tiene otra arma en la lucha por el poder, salvo la organización, el proletariado puede llegar a ser una fuerza indomable y lo será, sólo como resultado de ello”. Ha pasado más de un siglo, de estas palabras. ¿A caso, las clases medias no podemos hacer lo mismo, hoy en día para defender nuestra democracia, nuestra patria y al INE? No hay que olvidar que, sin organización no hay poder y sin poder no hay representación en la vida de México.
¿No cree usted?
Dr. Carlos Díaz Abrego