Aguascalientes ha vivido eventos trascendentes en las últimas semanas, siniestros de gravedad que han cimbrado a la población y han puesto a prueba a las autoridades de una forma poco usual en un municipio o localidad; me quiero referir en esta oportunidad a tres eventos que me gustaría analizar en cuanto a las lecciones que deben dejarnos para lo subsecuente. Primero, ocurrió la explosión de un tanque estacionario de gas en una tortillería en el municipio de Jesús María, resultando lesionadas una decena de personas, de las cuales lamentablemente tes perdieron la vida; posteriormente, otra explosión en Avenida Aguascalientes a la altura de la Colonia México, cuando una locomotora colisionó sobre las vías del tren con un carrotanque que transportaba combustible y también explotó provocando daños de muy alta cuantía, aunque afortunadamente en este suceso no hubo pérdida de vidas humanas ni lesionados de gravedad y, finalmente, el muy lamentable evento en el que se precipitó el helicóptero de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, conocido como Águila 1, impactándose contra el piso en una maniobra del piloto de la aeronave que se ha calificado como heroica, al evitar que el artefacto cayera sobre casas habitadas, pero que dolorosamente cobró la vida cinco personas, todos ellos compañeros de la dependencia.
Mucha gente habla de estos eventos en todo el país, los tres fueron de grandes dimensiones y atrajeron el interés de la prensa nacional e internacional, algunos dicen que Aguascalientes necesita una limpia porque atraviesa por un racha de mala suerte, otros atribuyen infundadamente alguno de estos acontecimientos a factores relacionados con actividades delincuenciales, al menos por lo que se refiere al tercero de los sucesos mencionados, sin que exista ninguna evidencia lógica o razonable para hacer esas conjeturas, sin embargo, muchos medios de comunicación, algunos personajes políticos y no pocos ciudadanos, han hecho eco de una versión definitivamente fantasiosa por inverosímil e ilógica, que refiere que el helicóptero habría sido objeto de un atentado o agresión con proyectiles disparados por armas de fuego.
Lo cierto, es que Aguascalientes no atraviesa por ninguna racha de mala suerte ni nada que se le parezca, los accidentes ocurren con regularidad en todas partes, con distintas formas y con efectos diversos, la accidentalidad en una ciudad simplemente ocurre, los siniestros son el resultado de la actividad, del movimiento, de la acción de determinados elementos y factores que en algún momento reúnen causas que ocasionan la generación de un fenómeno y éste simplemente ocurre.
La buena noticia, es que la siniestralidad es perfectamente previsible y se puede prevenir si se llevan a cabo las acciones necesarias para evitar la producción de un resultado dañoso o peligroso, o bien, si se observan los cuidados que se exigen para disminuir los riesgos a su mínima expresión y, con ello, se evita que el resultado dañino sea generado. En materia de accidentes siempre hay algo que pudo haberse hecho antes para evitar que un resultado se hubiese producido, en algunas ocasiones, las más, ese algo está fácilmente a nuestro alcance y podemos evitar los riesgos haciendo cosas simples, que casi siempre tienen que ver con cumplir con un deber y con hacer las cosas bien, en otras ocasiones ese “algo” no es tan sencillo y alcanzable, puesto que requiere de algún nivel más avanzado de atención y de análisis, además de un alto nivel de experiencia y conocimiento, pero igualmente es alcanzable si se lleva a cabo esa actividad preestablecida como necesaria.
La gran lección que debe dejarnos la experiencia los acontecimientos es, sin ninguna duda, la importancia de la prevención, y con esto quiero decir que tenemos a nuestro alcance la manera de hacer algo todos los días para evitar que los riesgos se incrementen, no solo las autoridades, sino también los ciudadanos, las empresas y todos los que formamos parte de la sociedad y desarrollamos alguna actividad, por pequeña o insignificante que parezca, tenemos un deber de cuidado que cumplir y, si no lo hacemos, estamos potenciando los riesgos gravemente y acercándonos a la posible producción de un resultado que no queremos y que podríamos haber evitado.
Esta es una extraordinaria oportunidad para voltear los ojos y el enfoque de todo lo que hacemos hacia la prevención, porque prevenir es evitar que algo suceda, porque nadie queremos que se aclaren los hechos y se finquen responsabilidades, antes de ello queremos que las cosas que causan daños en realidad no ocurran, porque no queremos recoger los pedazos y saber después qué pasó, no queremos recoger los pedazos, no queremos que ningún ciudadano o servidor público pierda la vida o cualquier otro bien jurídico en un evento que pudiera haberse evitado. Lo cierto es que las cosas ya ocurrieron y nada puede cambiar la realidad, pero definitivamente debemos aprender algo para evitar que otras cosas ocurran. Es importante saber qué pasó y aclararlo, además de saber si en los hechos existen responsabilidades de cualquier naturaleza, por supuesto que lo es, pero más importante aún es evitar que otras cosas ocurran y que pierda la vida o la salud cualquier persona que pudiera no tener que situarse en esa condición si se hace lo necesario en materia de prevención.
No solo los accidentes son previsibles y se pueden prevenir si cumplimos con las normas y observamos los deberes de cuidado que tenemos a cargo, también los delitos, que producen muchos y muy graves daños a las personas y a la sociedad, deben prevenirse y los eventos a que nos hemos referido también nos sirven de lección en esa materia. Las autoridades en Aguascalientes han respondido y estado a la altura de la exigencias por los acontecimientos, han demostrado que existe coordinación y apoyo, que hay liderazgo compartido, y eso se debe trasladar al ámbito de la prevención del delito y de las conductas antisociales, de la violencia y de la delincuencia, porque el Estado de Aguascalientes se encuentra en un momento neurálgico en que se deben aplicar las estrategias adecuadas en materia de prevención y de esa forma mantener esa tranquilidad de la que hasta ahora goza.
Lic. René Urrutia de la Vega.