Celaya-. Cada año en la ciudad de Celaya se realiza un desfile para conmemorar las Batallas de Celaya que marcaron la victoria militar de las tropas constitucionalistas sobre el ejército de Pancho Villa, este gran festejo se debe al cariño que el General Álvaro Obregón tenía por la ciudad, aunque la batalla definitoria fue la de las llanuras de León en Santa Ana del Conde.
Estefanía Juárez Herrera, investigadora el Municipio de Celaya, explicó que después de consumada la victoria sobre las tropas de Francisco Villa en 1915 Obregón agradeció siempre a la ciudad de Celaya por el hecho de ser su principal victoria militar, explicó: “Hay varias referencias en donde Obregón lo hace, a Obregón lo invitaron durante años consecutivos después de abril de 1915 a continuar festejando”.
“Obregón era muy bien recibido en fincas con familias de forma anual en esta ciudad, ciertamente es eso, es el inicio de la campaña del Bajío y es donde se da la victoria definitiva del constitucionalismo” explicó Estefanía Juárez Herrera
La historiadora explicó que, aunque Álvaro Obregón perdió el brazo en Santa Ana del Conde, no se quita el mote de El manco de Celaya: “Él siempre asevera ese mote ante la sociedad, públicamente en la política y él siempre agradece a la ciudad”.
“Obregón salía como si estuviese en campaña política a saludar a la gente constantemente desde ese auto, hay muchas crónicas de que sus visitas fueron muy constantes en la ciudad de Celaya” detalló para la Silla Rota Estefanía Juárez Herrera, investigadora el Municipio de Celaya
Obregón visitó siempre Celaya recordando siempre su gran victoria militar, pues Celaya marcó para él triunfo sobre las grandes columnas de la caballería de Pancho Villa: “Visitó Celaya hasta que fue asesinado en un banquete que le ofrecen políticos guanajuatenses después de resultar como presidente electo de México, pero Obregón hacia constantes visitas, hablaba de esta amistad que tenía con distintas familias”.
Álvaro Obregón pasaba las vacaciones en Celaya y se paseaba en un coche convertible y en la ciudad lo esperan como si estuviera en campaña política, explicó la investigadora que pasaba sus días de asueto en el antiguo Molino del Carmen hasta donde llegaba la línea de tranvías: a Obregón le encantaba pasearse en la ciudad de los tranvías”.