León-. Miguel de Jesús, acusado de asesinar a Milagros Monserrat la mañana del jueves 10 de agosto, salió de una habitación contigua a la sala de audiencia número 5 de los juzgados de Oralidad Penal, era el mismo rostro que se divulgó por redes sociales con camisa azul cielo, esposado y escoltado por la Policía Estatal, se le veía estar tranquilo como si no hubiese cometido tal acto atroz.
La audiencia por el caso de Milagros empezó poco después de las 12, ahí se encontraba la hermana de Milagros Banca Erika acompañada de abogados y agentes de la fiscalía; del otro lado estaba Miguel acompañado de un defensor público, en la sala reinaba el silencio la mayoría de las personas ya habían tomado asiento , hasta que la jueza Cristina Rábago reanudó la primera audiencia por el crimen de Milagros de 40 años.
Miguel N, presunto feminicida de Milagros, vestía de una playera color rojo y unos pantalones de mezclilla, la jueza preguntó su nombre, este respondió con voz pausada y baja, apenas perceptible para los asistentes, cunado habló no se escuchó su nombre: “Miguel de Jesús…”. La jueza con voz firme y fuerte dirigiéndose al acusado pidió que repitiera su nombre, el hombre, que hasta hace poco más de una semana estaba en completa libertad, dijo su nombre ya con certeza y voz alta: "Miguel de Jesús Olivera Córdova.
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Un policía estatal antes de que Miguel N tomara asiento, tomó lugar a un costado de su mesa, los engranes de las esposas del inculpado emitieron un ruido, la audiencia inició y el rostro de Miguel no mostraba ninguna muestra de arrepentimiento de lo que había hecho, quitarle la vida a una mujer que se disponía a ir a trabajar como cajera, Milagros era parte de una familia conformada por sus vecino y amigos. La recuerdan como una mujer sonriente y amable.
Al poco tiempo la jueza decretó la audiencia privada, debido a que la hermana temió por su integridad. Cristina Rábago explicó que aunque la audiencia es de carácter público, decidió hacerla privada ya que Blanca Erika recibió constantes llamadas telefónicas de supuestos abogados ofreciéndole sus servicios de abogacía, y en otras ocasiones la llegaron a buscar en su casa, dentro un fraccionamiento privado.
Ante estos hecho la juez abogó por integridad de la hermana de Milagros quien forma parte del proceso, al ser víctima indirecta, pidió al público y a la prensa abandonar el lugar en la inmediatez.