León.- A los 79 años de edad, dejó de existir el médico Manuel García Zavala, reconocido galeno que atendió a varias generaciones de coecillenses. Inició con un dispensario en el templo de San Francisco y después abrió su propio consultorio en la calle Héroes de la Independencia.
Hoy ese famoso consultorio en el número 319 de la Héroes, donde a lo largo de más de 4 décadas el doctor García Zavala atendió con todo el rigor profesional y la mayor calidez humana a los habitantes del barrio, está cerrado ante la sorpresa, primero, y la tristeza después, de los vecinos que en estos días se han preguntado por qué no hay consulta.
García Zavala vivió apegado a cabalidad al Juramento de Hipócrates, según lo recuerdan sus pacientes. Había ocasiones en que las familias no tenían dinero para pagar por la atención a uno de sus enfermos y eso no era obstáculo para recibir los mejores cuidados de don Manuel, quien al ver la necesidad incluso les regalaba los medicamentos.
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Manuel García Zavala tenía su origen en el centro de la ciudad, por la calle Pino Suárez. Apasionado desde muy joven en sus deseos de ser médico, presentó el examen de admisión en la UNAM y allá se fue a hacer la carrera.
Su llegada al Coecillo fue hace poco más de 45 años. Era entonces un joven doctor a cargo del dispensario en el templo, y la demanda de sus servicios fue tanta que abrió su propio consultorio, de forma por demás exitosa. Su caballerosidad enriquecía el valor de sus amplios conocimientos como médico general, decían los pacientes.
Entre estos, la señora Juanita Vázquez lo recordó: “Nos atendió a toda la familia, desde mi abuelita, a mi mamá, a mí y a mis hijos”.
Con el surgimiento de la pandemia de Covid-19, el doctor no se libró del contagio y cayó enfermo, lo que agravó su salud aquejada por un cáncer, que fue finalmente el que acabó con una vida de entrega al prójimo.
Al doctor García Zavala le sobreviven su esposa Silvia Morales Linares y sus hijos Víctor Manuel, psicólogo, y Gustavo Adolfo, ingeniero en logística.
cv