León-. Ray Israel Villegas Terrones es el Cristo del Barrio de San Miguel. Cristo ya no vive en el antiguo Imperio Romano en Jerusalén, el dulce nazareno ya no se dedica a la carpintería, ahora es zapatero, hace bota en una pequeña pica familiar, ha cambiado la madera por la piel para hacer bota vaquera, las tardes se las dedica a entrenar niños y niñas a jugar fútbol.
En el barrio le conocen como Ray; su larga caballera y su barba lo hacen parecerse al redentor, Israel cada año recuerda el sacrificio que Jesús Cristo hizo por la humanidad, se entregó en la cruz, para el perdón de los pecados.
Cristo es ahora un zapatero leonés, es esposo y es padre de familia, dedicado a su trabajo, a sus hijos, y a los niños a los que les enseña valores a través del futbol en las canchas del parque Juárez. Israel recuerda a doña Margarita Terrones Rodríguez, su madre, quien siempre procuró a los demás.
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Ray dijo que su acercamiento a Jesús ha sido desde siempre, por sus padres que le aconsejaron a él y su hermano, hacer el bien: “Mi acercamiento ha sido de toda la vida, aparte de dedicarnos al calzado, mis padres nos inculcaron estar allegados a la parroquia, al templo, a la comunidad, al servicio, a la gente problemas”.
Ray dijo que su acercamiento a Jesús ha sido desde siempre, por sus padres que le aconsejaron a él y su hermano, hacer el bien: “Mi acercamiento ha sido de toda la vida, aparte de dedicarnos al calzado, mis padres nos inculcaron estar allegados a la parroquia, al templo, a la comunidad, al servicio, a la gente con problemas”.
A través del fútbol Cristo enseña valores, y hace retiros para niños, niñas y adolescentes con problemas de adicciones y otras problemáticas: “Yo me digo soy cristo zapatero, también me digo, Cristo es un Cristo renovado ahora, ya no es el mismo que conocimos en la Biblia hace 2,000 años, Cristo se va transformando día a día y va cambiando, según la temporada, con los jóvenes, de acuerdo a sus necesidades”.
El cristo de San Miguel, cada Semana Santa, se entrega en la cruz desde hace 17 años, tradición que legó su hermano Martín quien personificó a Jesús Cristo durante 20 años, así tomó el papel que ha interpretado con pasión, sudor y sangre: “La tomé con gusto, pero con incertidumbre de lo que me esperaba, son golpes reales desde los ensayos”.
A Cristo le preocupa la violencia que azota la ciudad, sin embargo, en estos días santos pide y ora por todos: “Como mucha gente de aquí del barrio, de León, queremos que haya paz, sabemos que no estamos metidos, a mucha gente le ha tocado estar en el momento equivocado, en el lugar equivocado y es la gente que resulta dañada”.
Cristo ya no viste de túnica larga y sandalias, pero no ha dejado su “look” desde hace más de 2,000 años: de barba y larga cabellera negra, pero su atuendo son unos tenis deportivos y unos shorts y es fan de la fiera del Club León. Todas las tardes observa y enseña a los niños y niñas a pegarle al balón. Los salva de las drogas y construye un mundo mejor en la ciudad.