León.- El codo de tubo galvanizado, de 90 grados y de 1 pulgada, cuesta 40 pesos en la ferretería de la esquina. Un niple del mismo material sale en 35 pesos. Se unen las piezas y por el otro extremo del codo se pone un pedazo de tubo de pvc, a este se le aplica calor para que se funda con el tubo galvanizado y ya está la estructura.
Es la forma de hacer una pistola “artesanal”.
Luego, se le adapta un resorte con un percutor, y en la punta una tuerca para que se ajuste al calibre deseado, en esta ocasión, un .22.
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Y listo. Un arma de fuego hechiza, capaz de herir o de matar en las manos equivocadas. Y en cualquier circunstancia, ilegal.
En algunos casos, el fabricante posee conocimiento un poco más general acerca de las armas de fuego, y teniendo los recursos, la dedicación y el acceso a herramientas como torno y soldadoras, logra elaborar artefactos más elaborados.
No fue la situación de Antonio, de 35 años, quien fabricó la suya con recursos limitados, pero compensados con ingenio, y con ese peligroso artefacto salió a las calles del barrio del Coecillo, en León.
Por suerte para los ciudadanos, Antonio fue descubierto por policías municipales, quienes lo vieron en actitud sospechosa y decidieron revisarlo, encontrando el arma fabricada con menos de 100 pesos; el hombre llevaba además tres balas.
Fue presentado ante la agencia del Ministerio Público, por el delito de portación de arma de fuego.