León.- En la parroquia, la figura de San Nicolás Tolentino en lo alto de su altar observa a sus devotos leoneses rociar con agua bendita las miles de piezas pequeñas de pan. Los fieles se han reunido para festejarlo, pedirle por la unión familiar y por la salud.
Cada 10 de septiembre en la calle Aquiles Serdán los leoneses peregrinan un poco, se dejan convencer de los gritos de los panaderos: ¡Pásele, lleve los bolillos!, ¿de cuál le damos? ¡Escójale!, ¡cuatro por veinte!. Finalmente, cuando ya han llenado la canastilla, se dirigen a la parroquia de San Nicolás Tolentino a hacer oración.
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Nicolás de Tolentino fue un fraile, sacerdote, místico, católico italiano y el primer santo de la Orden de San Agustín. Se le considera protector de las almas del Purgatorio e intercesor por la justicia, la maternidad, la infancia y la salud. Murió el 10 de septiembre de 1305, y en esta fecha se le recuerda.
Pan bendito
Entre los puestos y el griterío, el aroma a pan se entremezcla con el de las tenerías, las familias panaderas que llegaron desde los diferentes barrios y colonias de la ciudad ofrecieron lo mejor de sus hornos, lo tradicional: las campechanas, los cuernitos, las herraduras, los polvorones, los floreados, los besos, las monjas y los ladrillos… una vasta variedad de minúsculas piezas que acabarán por compartirse en familia, ya sea con café o con leche.
“Desde que nací mis papás me traían aquí, a seguir con la tradición y en familia. La economía es lo principal y la gente que viene a comprarlos”, dijo Catalina Bocanegra González, de setenta y tres años, quien dice ser de las más antiguas en vender panecitos en Barrio Arriba, negocio que sigue con sus bisnietas.
Doña Catalina comentó que algunos leoneses no saben el relato de San Nicolás Tolentino: “Ahora sí que se va perdiendo, nomás vienen, compran, la cosa es que compren y lo vayan bendecir”.
Abigaíl Oliva y su familia, los González, se preparan con antelación de dos semanas para comercializar el pan, realizan la tradición desde hace más treinta años, dice que es el legado de sus abuelos. “Desde que tengo uso de memoria, es una tradición, una herencia familiar y a seguirla”.
El camino de los panecillos culmina en el altar en donde San Nicolás Tolentino espera a los devotos. Ahí, Guadalupe Collazo pidió a la Virgen María y al santo por la recuperación del cáncer de ella y su hija.
“Que nos quite el cáncer, a mí y a mi hija también, a eso venimos, a ofrecer nuestras oraciones para que podamos salir de esto, tengo desde diciembre y mi hija también, mi hija lo tiene agresivo, yo de mama izquierda y ella derecha, él solamente sabe nuestras necesidades”, compartió Guadalupe Collazo, quien recibe su tratamiento en la clínica T-1 del IMSS.
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Efrén García Becerra, de Vista Hermosa, pidió por las lluvias y la unión familiar de los Becerra, cada lleva a su madre Eugenia a bendecir el pan, dice que son una familia “muy unida”, agregó: “Se le dan las gracias al santo por las bendiciones que nos ha dado”.
Los leoneses bendijeron sus alimentos; están de fiesta; hincarán el diente en cada bocadillo, en cada pequeña concha de vainilla o dona de chocolate, celebran un día más de agradecimiento en una tradición que vuelve tras dos años de pandemia.
JE / CV