León.- Rafael Casillas había atesorado, en su fructífera carrera sacerdotal, el cariño y admiración de sus feligreses en la zona de Los Castillos, territorio violento y precario al norte de León. Su labor pastoral ayudó a muchos jóvenes a “volver al redil”, y las familias lo veían como un consejero respetable.
Se decía que había atesorado, también, una considerable cantidad de propiedades, aunque estas más bien procedían del peculio familiar.
Con ese capital, el económico y el respeto ganados, don Rafael se retiró de la vida de sacerdote, renunció a la parroquia y se dedicó a la actividad empresarial.
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En el mismo lugar
Casillas había adquirido la forrajera El Torito a los sucesores de Luis, el propietario anterior, quien había sido acribillado en ese mismo local ubicado en el bulevar Hidalgo número 7926, en Lomas de los Castillos.
Aquel crimen en contra de Luis ocurrió el 4 de agosto. Extraoficialmente se informó que el hombre vivía agobiado a causa de una fuerte deuda que había contraído con unos prestamistas, quienes lo acosaban para que les pagara. Como los intereses eran leoninos, el adeudo crecía con mayor rapidez de lo que el acreditado podía cubrir.
Por eso una de las líneas de investigación de ese homicidio, aún sin resolver, es que pagó con su vida el dinero que debía.
Los familiares traspasaron el negocio y lo compró el exsacerdote, o la familia de este.
Crimen sorpresivo
Don Rafael seguía siendo muy estimado. El negocio mantenía su antigua clientela y aumentó con el trato y buenos modos del antiguo sacerdote.
Sin embargo, a las 5:30 de la tarde de este jueves, la fatalidad volvió a llegar al bulevar Hidalgo 7926 esquina con calle Panorámica.
El nuevo propietario estaba parado en la puerta luego de haber atendido a unos clientes. Y se quedó en el mismo lugar donde Luis había muerto dos meses antes.
Llegaron los tripulantes de una moto, bajaron del vehículo y se encaminaron a la entrada, como si fueran a comprar algo. Rafael apenas hizo el intento por saludarlos para recibirlos, pero lo que encontró como respuesta fue una serie de balazos. Murió inmediatamente.
Los policías que arribaron a la escena contaron cinco casquillos, y en el lugar se entrevistaron con los familiares del occiso, que habían llegado casi de inmediato, pues estaban a unos metros en otro de sus negocios, una vinícola.
De los autores del asesinato, lo que dijeron fue que habían escapado en la moto hacia el norte sobre el bulevar Hidalgo.
CV