León.- Este año la pandemia separó a los leoneses del tradicional Grito de Independencia en el centro histórico de León, pero los unió el orgullo, un sentimiento característico de los mexicanos.
Por segunda ocasión la plaza principal de la zona centro quedó vacía, pero no por voluntad propia, los panzaverde no pudieron ir obligados por la contingencia sanitaria ocasionada por la covid-19. Las autoridades lo sabían, sabían que el deseo de celebrar los 211 años del movimiento independentista en el corazón de León era intenso y por eso desde la tarde de hoy mil 200 policías blindaron la plaza principal, el Arco de la Calzada, Parque Hidalgo y Plaza Mayor, entre otras zonas.
La zona peatonal, adoquinada y repleta de monumentos con décadas de historia fue adornada con guirnaldas color verde, dorada y roja, pero se le agregaron vallas metálicas y, en los únicos cuatro accesos, arcos detectores de metal.
Mientras, dentro del edificio de Ayuntamiento, el presidente municipal se preparaba para dar El Grito mediante una transmisión en vivo. Antes de mencionar las condiciones sanitarias, Héctor López Santillana comenzó hablando del hecho histórico que, para empezar nos trajo aquí, la Independencia.
“Esta noche León, Guanajuato y México estamos de fiesta, conmemoramos el 211 aniversario del Grito que marcó el inició de la Independencia de nuestra nación encabezada por el cura don Miguel Hidalgo y Costilla. Ante la tercera ola de contagios que vivimos y como medida de prevención, nuevamente tomamos la determinación de suspender la celebración del Grito con la verbena popular así como el desfile del 23 de septiembre.”
“Este mes de septiembre nos recuerda la grandeza de nuestro pueblo que ha que ha sabido unirse en un solo grito para levantarse ante las numerosas adversidades que nos ha puesto la vida, contigo y por ti, seguiremos consturyendo una nación con unidad, libertas y justicia y democracia por la que lucharon aquellos hombres y mujeres para heredarnos un mejor futuro.”
“¡Que viva León, que viva Guanajuato y que viva México!”
La trompeta empezó a cantar con el aire expedido con fuerza de los pulmones de un elemento policiaco, Santillana puso su mano sobre su corazón y los tambores sonaron, juntos se prepararon para recibir al lábaro patrio, la bandera de México.
Por las antiguas puertas de una de las oficinas de la presidencia entró la bandera tricolor escoltada por mujeres y hombres que luego hicieron entrega de ella al alcalde.
Alzando la bandera con cada exclamación, dio el grito acompañado a la distancia.
“Mexicanos, honremos a los héroes que nos dieron patria y libertad: ¡Viva don Miguel Hidalgo y Costilla, vivan los héroes que nos dieron patria y libertad, viva don Ignacio Allende, viva doña Josefa Ortiz de Domínguez, viva don José María Morelos José María Morelos y Pavón, vivan los hermanos Juan e Ignacio Aldama! ¡Viva León, viva Guanajuato, viva México, viva México, viva México!
Las palabras terminaron y el himno nacional se escuchó hasta que sonó la última trompeta, justo como empezó la ceremonia.
La noche de El Grito pareció, a simple vista, una noche cualquiera, solo unos cohetes anunciaron la proximidad de uno de los eventos más importantes en la historia de México, pero en casa todo se llenó de bailes, comida tradicional y tequila, las preocupaciones que trajo la pandemia se hicieron aún lado esta noche, los mexicanos encontraron, otra vez, el lado bueno de las cosas.
PR