Main logo

Los mariachis de León que Vicente Fernández trató como a sus hijos

"Vénganse hijos", les decía Chente a su mariachi, los invitó a su rancho Los Tres Potrillos, les dio regalos y los cuidó en el extranjero

Escrito en GUANAJUATO el

León.- Hace más de 40 años, Vicente Fernández descubrió el talento leonés en 10 mariachis que por 30 años lo acompañaron como su sombra. La estima entre los 11 creció  a tal grado qué Don Chente no solo los llamaba por sus nombres si no se refería a ellos como sus hijos. 

"Vénganse hijos", les decía Vicente, recuerda el señor Miguel Becerra, uno de los mariachis de León que acompañó al músico por décadas. Entre su compañía y el Charro de Huentitán había más que una relación laboral era una estima y afecto paternal.

Miguel era un joven leonés aficionado a la música, alrededor de los 20 años de edad se hizo mariachi y junto con sus primos Ricardo Becerra y Adán López formó parte del ahora disuelto Mariachi Chapala.

El éxito de su agrupación comenzó a escalar y, de pasar a tocar en eventos privados, terminaron tocando para Vicente Fernández. Fue un sueño cumplido, comenta Miguel, su primo Adán menciona que trabajar con “Chente” era como trabajar con un amigo.

Tocaban en palenques desde Estados Unidos hasta Bolivia. (Foto: Patricia Robles / La Silla Rota)

“Una vez fuimos a Nueva York con él y la encargada de la logística se tuvo que regresar y nos quedamos solos con Chente en el aeropuerto, entonces nos dijo ‘Nos vamos a ir todos juntos, no se vayan a desaparecer por que los traigo como mis hijos’”, les dijo Vicente Fernández.

En el aeropuerto, él se encargó de hacer las reservaciones y de asegurarse de que el equipo músical regresara completo. Mientras el Charro de Huentitán se encargaba de la logística, vigilaba como a sus propios hijos a los mariachis que lo esperaban sentados de manera obediente. 

“Ese día (del aeropuerto) un mariachi se fue a la tienda y Chente se preocupó mucho, nos preguntó dónde estaba. Nos dijo ‘Les estoy diciendo que no se me desaparezcan, yo los quiero como mis hijos” recuerda Adán.

Vicente trataba como amigos a sus músicos. (Foto: Patricia Robles / La Silla Rota)

La relación paternal surgió con naturalidad, Vicente fue un hombre que no solo respetaba a sus colaboradores, sino que los apreciaba, un afecto que era bilateral.

“Cuando andábamos en las giras nos decía ‘No quiero que se emborrachen, no quiero que les vaya a pasar algo. Aquí somos un equipo y quiero que lleguemos todos sanos y salvos a casa’”, comenta el mariachi.

La atención que Don Chente tenía con ellos era de “alto nivel”. Los mariachis de León se hospedaban en su mismo hotel, comían y cenaban lo mismo que él, no había distinción ni discriminación de parte de la estrella hacia sus músicos. 

Vicente Fernández, además le dio protagonismo al mariachi leonés, Miguel recuerda que en cada palenque los presentaba con la oración: “Un aplauso muy grande y fuerte para mis muchachos del Mariachi Chapala del meritito León, Guanajuato, México”.

El gesto los llenó de orgullo, los gritos de la gente, aplausos y la presencia de Vicente Fernández le puso la piel “chinita” a Adán. Al contarlo se le erizan los vellos de los brazos otra vez.

El Charro de Huentitán presentando a los mariachis de León. (Foto: Patricia Robles / La Silla Rota)

El mariachi dejó de tocar con Vicente en los años 2000, pero una vez que el Charro de Huentitán regresó a León, Adán no perdió la oportunidad de buscar al hombre que le dio trabajo y lo trató como hijo. 

Supo que venía al palenque, así que, con la excusa de buscar a un compañero mariachi, se escabulló en los camerinos y llegó hasta el de Chente. 

De espaldas y vestido de charro, el mismo hombre con el que convivió por 30 años se giró. Ahora estaba envejecido por las canas, las arrugas eran más pronunciadas, pero la memoria le fue fiel y lo reconoció. Se saludaron, abrazaron y despidieron, esa fue la última vez que Adan vio a don Vicente. 

Los músicos posan juntos en el rancho de Vicente Fernández "Los Tres Potrillos", el bebé de la carriola es Alejandro Fernández. (Foto: Patricia Robles / La Silla Rota)

PR