El cierre del Hospital General Regional ha dejado huérfana a toda la zona del Barrio Arriba. Sin clientes, los comerciantes están preocupados y temen verse obligados a tener que cerrar sus negocios. Por lo que piden ayuda a las autoridades.
Los locatarios de la zona se sienten desatendidos y han expresado su inconformidad en cuanto al panorama tan complicado que se les ha quedado en la zona tras el cierre del hospital. Una fuente de ingresos de la que vivían la mayoría de los negocios del barrio.
El pasado viernes, amenizado con Mariachi, se ‘despidió’ al Hospital General Regional, que durante 102 años estuvo atendiendo a un sinfín de enfermos, no solamente de la ciudad sino de otros municipios del estado. Desde las primeras horas de este martes, la zona luce vacía. Hay comercios cerrados y un flujo de transeúntes muy pobre.
La plaza al costado del hospital luce vacía.
Los locatarios en la zona hacen un llamado a las autoridades para que vuelva el flujo de clientes, pues el golpe más severo se está viendo en sus ingresos. También temen por la inseguridad, pues hay momentos en los que el Barrio Arriba se queda ahora desierto. Sin el bullicio de los familiares que esperaban en las inmediaciones del centro hospitalario.
La señora María Elena trabajadora de ‘La Farmacia del Hospital’, exhorta a que al menos el área de urgencia vuelva a la zona.
“Se ha quedado solo. Esperamos la ayuda del gobernador y del secretario de Salud, Para que evalúen la necesidad de abrir el área de urgencias. Nadie nos ha dicho el tiempo en que van a estar remodelando. Tienen que tener vigilancia porque hay drogadictos o maleantes que deambulan la zona”.
Revela que ya no tienen vigilancia en el jardín. “Solo hay un guardia que está en la entrada de lo que era urgencias. La policía no se ve por este rumbo”.
La señora María Elena, pide que consideren a la gente que lleva trabajando ahí 50 años. La presencia de clientes es básica para generar ingresos, de eso dependen los empleados y sus familiares.
“Que nos garanticen si entran a remodelar el lugar, si uno va a seguir con los mismos gastos o de plano uno le baja a la cortina. Sale más barato”, concluyó.
“Ya muchos se cambiaron. La paletería, la tienda de oxígeno, la funeraria... Todos empezaron a cerrar desde el sábado. Éramos en total unos 13 negocios alrededor del hospital. Unos en la tarde otros en la mañana. Me quedé yo y en la tarde solo quedo uno de Guacamayas”, explicó María Sandoval, que atiende un puesto de quesadillas.
Solo un puesto queda en servicio, con apenas un par de clientes.
Ángeles Nicasio, de un local de comida, dice que se enteraron de la reubicación por parte de personal del hospital y no de las autoridades. “La verdad ha estado muy solo. La aglomeración de gente es mínima, solo dos o tres personas han entrado a mi negocio”.
"Hay personas que vienen por cita y desconocían su nueva ubicación. Y desde aquí se trasladan al nuevo hospital, por eso se ve un poco de gente".
Guillermo Pérez, renta un establecimiento de tacos. Lleva 29 años en el lugar. Afirma que el cambio es muy notorio, comparado con días anteriores, no llega la gente. Los negocios están solos, hay estacionamientos cerrados por la nula presencia de clientes.
“Pedimos que las autoridades piensen y proyecten, pero que no dañen. Están dañando a una economía como no se imaginan”.
“Diego Sinhue es nuestro gobernador, creció en este barrio y no ha podido defenderlo. Las autoridades han hecho todo tan por debajo del agua que nadie deja claro qué va a pasar”, asegura.
El comerciante reitera que la afectación no solo repercute en ellos sino a los enfermos de comunidades aledañas que se trasladaban a la zona. Ha sabido de casos en los que 5 minutos hicieron la diferencia entre la vida y la muerte.
“Esto nos desbarató todo el sistema económico que teníamos en el barrio. Es toda la colonia, no hay tenerías, ni la escuela de medicina, ni la escuela de enfermería y ahora esto. Acabaron con el barrio. Dígale a Sinhue que defienda su barrio, él es de aquí”.
Andrés Tovar, dueño de una papelería, espera que con el regreso a clases la situación pueda mejorar. Asegura que están en espera para comprobar si el flujo de personas se regula en agosto próximo.
“Si las cosas no mejoran tendríamos que dejar la zona, nos veríamos obligados a cerrar. Leí que el gobierno tiene un programa con la intención de platicar con nosotros para reactivar la economía. No sé cómo lo harían. No queremos dinero, lo que queremos son los clientes.”
Otros dueños de locales afirman que ya van varios negocios que cierran, precisamente por las bajas ventas registradas desde el cambio de ubicación en el Hospital General Regional.