Xichú-. Desde que El platanal se volvió famoso por sus aguas cristalinas color turquesa atrajo a un gran número de visitantes al área natural, pero ahora el lugar sufre las consecuencias del turismo masivo: las personas con escasa educación ambiental.
Antes de la llegada de cientos de personas que llegan desde otras partes de Guanajuato, El platanal solía ser un paraje discreto y silencioso en el que, por las mañanas, solo se escuchaba el rumor del agua y el canto de los pájaros, ahora, desde que se volvió un famoso ya es común escuchar narcocorridos emitidos por grandes bocinas a todo volumen. Ahora la naturaleza es interrumpida pues han llegado los sonidos de la urbe perturbando la tranquilidad de los lugareños y de la fauna.
Aunque los lugareños les hacen la recomendación a los turistas de que el El platanal se puede disfrutar sin música y corridos tumbados, los turistas hacen caso omiso. Y eso provoca que la fauna que allí habita se aleje.
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Pero el problema no acaba: ahora se explota económicamente atrayendo a más personas a la Sierra de Xichú, por lo que algunos visitantes dejan su basura en las riberas de los ríos como botellas de cerveza y agua embotellada. Por lo visita constante y la derrama económica quizá atraiga a inmobiliarias para lotificar las tierras y vendérselas a los extranjeros.
También se les hace la recomendación de llevar bloqueadores solares biodegradables para no causar daños en el agua; a la fauna que vive sobre las piedras y debajo de la superficie, y se ha hecho lo contrario.
Otro problemas son los vehículos 4X4 todo terreno y mejor conocidos como “razors” que dañan el medio ambiente además de causar contaminación auditiva. El platanal dejó de ser lo que era antes ahora es un lugar de explotación más.
