San Miguel de Allende.- Apareció de pronto en lo alto de la colonia Allende. Los vecinos de la calle La Rosa habían visto días antes obreros colocar una estructura de varillas, pero no sabían de qué se trataba.
Y de repente emergió: un enorme ganso blanco, con el cuello erguido y la mirada al infinito, con una altura de más de 12 metros.
Para algunos rareza, para otros (los que no viven allí, desde luego) resulta divertido, aunque en general encuadra dentro de lo kitsch. ¡Ah!, y de noche sus ojos se iluminan.
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Esta figura corona un salón de fiestas que además es una escuela de danza aérea. El dueño, un ciudadano estadounidense radicado en San Miguel de Allende, tenía la idea inicial de hacer un hotel, pero este proyecto no funcionó y se quedó como salón y escuela. Ahora es una más de las construcciones raras, extrañas o al menos llamativas en San Miguel.
“El pato está muy alto, pero el Gobierno no ha podido con él. A los vecinos no nos gusta”, dijo Félix, vecino de la colonia.
El conjunto “Plaza San Arvino” que yace bajo la sombra de la inmensa ave de fibra de vidio no tiene más valor arquitectónico. Una caja cuadrada y el techo imita un oleaje verde azul donde el ganso está posado.
Comerciantes de la zona han protestado por la vista que nada tiene que ver con una ciudad netamente turística; han acudido ante las autoridades municipales pidiendo que el ganso sea removido, pero en Desarrollo Urbano les han dicho que no se puede.
Y aunque a los vecinos que tienen que vivir prácticamente “bajo la sombra” del ave no les hace tanta gracia, la figura llama la atención de los transeúntes y sirve como punto de referencia: “Allá donde se ve ese pato”.