Abasolo.- Muchas palabras se pueden usar para describir a María Carmela. Una madre con el corazón herido o una buscadora de personas desaparecidas son las que más definían a esta mujer, de mirada profunda y originaria de Abasolo, Guanajuato, quien esta semana se convirtió en víctima de homicidio.
La misma violencia que hace tres años ensombreció su vida fue la que acabó con ella. La señora María Carmela Vázquez Ramírez llevaba desde 2019 enfrentandose al dolor mientras que otro frente lo dedicaba a buscar la justica por el asesinato de Leslie Zúñiga, su hija.
Y a tres años de este crimen que fracturó su familia, otro hecho golpeó la vida de María Carmela: el día que su hijo Osmar Zúñiga Vázquez desapareció. La última vez que lo vio con vida fue el 14 de junio de este año.
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Han pasado cinco meses desde la desaparición de Osmar, cinco meses que María Carmela no dejó de buscar y cinco meses en los que la amenaza de muerte comenzó a acechar a la madre guanajuatense.
Sin perder la esperanza de una reunión, María Carmela se unió al grupo de buscadores de desaparecidos "Personas Desaparecidas de Pénjamo, Guanajuato". Vivió su lucha acompañada, uniéndose a las cientos de víctimas indirectas de desaparición que, como ella, mantenían vivo el deseo del reencuentro.
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El día que se dio a conocer su muerte, el colectivo penjamense al que pertenecía publicó una vez más, y en su nombre, la ficha de búsqueda de Osmar con un mensaje para él.
"Tu mami se fue sin verte por última vez, tu mami tenía la gran ilusión de darte un abrazo y decirte lo mucho que te ama. Osmar, tu mami no estará físicamente para seguir con nosotros en este caminar, pero estamos miles de familias buscándote", prometieron.
El sábado pasado, María Carmela había participado en un acto simbólico en la Plaza de la Constitución de Abasolo. Abrazada de la imagen de su hijo colgó una fotografía de él en un árbol.
Acompañó la imagen con datos de sus señas particulares por si un día alguien lo veía antes que ella.
Crimen organizado va por los buscadores
El asesinato de María Carmela no es único en México. Desde hace años los buscadores de personas desaparecidos se han vuelto objetivo del crimen organizado. Incomodados por la visibilización que le dan a sus delitos, sicarios de distintos grupos delictivos van tras los buscadores.
Estos últimos años en México, ya se ha registrado el asesinato de 8 familiares de desaparecidos. En Guanajuato han sido 4, incluyendo el de María Carmela.
En León, Guanajuato, María del Rosario Zavala que buscaba a Yatziri Misael, su hijo de 16 años de edad, murió baleada en octubre de 2020. La violencia azotó a la familia leonesa una vez más en 2022 cuando, el 29 de junio, su hijo Ulises fue asesinado.
También, el 30 de mayo de 2021, Javier Barajas Piña, hermano de la maestra Lupita (originaria del municipio de Salvatierra) que había desaparecido en febrero de 2020 y cuyos restos fueron hayados ese mismo mes pero un año después en una fosa clandestina en Salvatierra, fue asesinado.
Javier se había unido la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas Desaparecidas. Karla Quintana, titular de la Comisión Nacional de Búsqueda, indicó que posiblemente el asesinato estaba relacionado con sus acciones de búsqueda en el estado.
Y el año pasado, el 18 de agosto, se dio a conocer que la identidad del hombre sin vida en el fraccionamiento Los Sabinos en Pénjamo correspondía a la de Arturo. Él era hermano de Norma Alicia, una joven de 26 años que había desaparecido el 26 de mayo de 2021.
En lo que va del sexenio de AMLO, hasta abril de 2022, a nivel federal, se han registrado 30,623 desapariciones de personas, de acuerdo a datos obtenidos por El Economista del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas de la Secretaría de Gobernación (Segob).
Los estados con más casos son Jalisco, Ciudad de México, Estado de México, Nuevo León y Michoacán.
PR