San Francisco del Rincón.- Un horno de ladrillos con adobe y latas de sardina o de atún, son herramienta que las familias utilizan para emprender su negocio.
En La Estancia, de San Francisco del Rincón, la tradición de las “gorditas de horno” es de toda la vida: Algunas son de sal, otras son de azúcar, otras de harina y de trigo…
Para cuando las va a ingresar al horno, éste ya debe de llevar prendido una media hora. Las latas son los moldes en los que entran las gorditas preparadas de masa.
Las gorditas de horno son sacadas de sus moldes y las acomodan en charolas para llevarlas a vender. (Foto: La Silla Rota)
“Lo hacemos con este horno para hacer gorditas, lo construyeron mi cuñado y su hijo. Desde que nos acordamos lo hacemos con mi mamá. No me digas para el 24 de junio, que es el día de San Juan, mi mamá hacía mucha gordita de trigo. Ella las guardaba en una olla grande, y ahí se conservaban por muchos días”, señaló la señora Ma. Cristina Sotelo.
“En muchas partes hay, para el lado de San Juan muchas casas tienen sus hornos. Para el lado de Silao, igual, como que en las comunidades es una costumbre”.
Su preparación es una distracción para las mujeres que poseen un horno, debido al empeño que ponen en que gorditas de queso, jitomate y chile, que son las de sal, queden con el mejor sabor.
Con las de dulce, hay un proceso similar: Ponen el nixtamal a cocer, lo llevan al molino, y después se le ponen canela, azúcar, royal, cacahuate, manteca, leche y nata.
La gente las utiliza para vender, pues a muchas personas les gusta probarlas. Cada una cuesta entre 12 y 15 pesos.
“Es para sustento o también, cuando nos dan ganas, prendemos el horno y las hacemos”, expresó Ma. Cristina.
Después de esperar otra media hora aproximadamente, con una charola comienzan a sacar los productos calientes del horno, listo para ser entregado.
Una camioneta y dos personas recorren la comunidad para ofrecer los productos que son solicitados por los vecinos, quienes se acercan para pedirlas.
JJ/JP