Irapuato.- Tiene extremidades, un torso, usa zapatos y hasta una cara con una sonrisa, pero este ser no es humano, de hecho ni si quiera tiene vida, pero sí goza de inteligencia artificial, es un robot humanoide, el primero creado en Guanajuato.
“Es el primer robot guanajuatense humanoide con funciones de avatar” explica en pocas palabras Ismael Sánchez Osorio, creador de esta creatura tecnológica. La máquina es única en su tipo a nivel estatal, tiene la capacidad de transferir sentidos y habilidades del humano a sí mismo. El androide puede copiar cada movimiento, incluso expresiones faciales de una persona, y manifestarlas gracias a engranes y motores. “Es una nueva concepción”, comenta el innovador guanajuatense.
Su creación va más allá de solo la creativa idea de que copie los movimientos, se extiende con la intención de que sea útil y sirva a la sociedad.
#VIDEO | Conoce al primer robot humanoide de origen guanajuatense en la Hannover Messe 2021. ?? ¿Qué te parece? #kd
— La Silla Rota Guanajuato (@LSRGuanajuato) October 7, 2021
Todos los detalles ?? https://t.co/wDYGUKW639 pic.twitter.com/u9uZGYNp1R
“La idea es desarrollar, como gran visión, la posibilidad de crear en México tecnologías propia y de alto impacto que sirva a la sociedad a través de la robótica”, indica Ismael.
El proyecto que fue iniciado Inbiodroid, empresa de tecnología instalada en Irapuato compuesta por ingenieros e investigadores que juntos lograron crear la técnica perfecta para que este robot funcionara. El equipo está integrado además por estudiantes que hacen sus prácticas con ellos.
Juntos están participando en estos momentos en una competencia empresarial a nivel internacional que premiará al equipo que logre empujar la frontera de la tecnología al siguiente nivel.
Es cierto, vivimos en una época en la que parece que se tiene todo, los humanos pueden volar y respirar bajo el agua, las maquinas piensan por ellos y los robots curan enfermedades, pero la realidad es que las fronteras no existen en este mundo, por eso lo que sigue para los humanos, especialmente los creadores de este androide, es trasladar los sentidos de una persona de forma remota y lograr romper las barreras de la distancia.
“Si hay una zona de desastres y se requiere auxilio médico, o se requiere intervención, o simplemente saludar a un ser querido de forma remota a 100 km podremos hacerlo a través de un sistema de inmersión en donde el usuario se coloca desde distintos dispositivos que capturan su movimiento y unos lentes de realidad virtual y todo lo que la persona realiza en cuanto a movimientos y gestos se transfieren al robot y viceversa. Todo lo que el robot siente se retroalimentan al usuario”, señala el ingeniero.
Con el objetivo de ayudar a la sociedad como principal motivación han logrado llegar a las finales de la competencia. La semana pasada compitieron en Miami contra instituciones como Boston Dynamics y Korea Advanced Institute of Science and Technology (KAIST), algunas de las mejores de tecnología en el mundo. Comenzaron siendo 150 participantes y ahora están entre los 38 finalistas.
Los emprendedores se han esforzado de manera intelectual, física y económica, toda la inversión ha salido de sus bolsillos, por eso solicitan apoyo en financiamiento a empresas o para que, quienes lo deseen colaboren con ellos.
Caminando hacia el futuro
Este proyecto no concluirá ganando la competencia, los emprendedores tienen la visión de que dentro de 3 a 5 años se convierta en robot bípedo que pueda transferir no solo capacidad de movimientos y sentidos sino también de locomoción para poder ayudar en zonas donde es complejo para los robots andar, como por ejemplo escaleras.
Serpa un trabajo duro, habrá que trabajar desde lo abstracto (que es transferir esas habilidades) hasta lo ingenieril (o sea la manufactura). A Inbiodroid aún les queda perfeccionar el movimiento, los sistemas electrónicos, sensores, programación y algoritmo, pero es un camino que, de manera optimista, confían que cruzarán con éxito.
En Guanajuato la realidad supera la ficción y este robot que solo parecía existir en películas o ciudades como Seúl, Singapur, Silicon Valley o Tokio es prueba de ello.
PR