La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) incautó en un vivero de Irapuato 56 cactáceas del género Lophophora, conocidas como peyote o "jícuri".
Los dueños del establecimiento no lograron acreditar la legal procedencia de las especies por lo que fueron trasladadas a la Unidad de Manejo Ambiental (UMA) de la dependencia, informaron las autoridades a través de sus medios sociales.
Desde 2010 existe la Norma Oficial Mexicana 059 (NOM-059) de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y el Peyote (Lophophora williamsii) es una especie sujeta a protección especial por esta norma que enlista las especies en riesgo de extinción de nuestro país.
Este cactus endémico del país está incluido en el apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES por su acrónimo en inglés), tratado Internacional al que está suscrito México.
Las autoridades medioambientales la han calificado como cactáceas con alto valor ambiental. El peyote, además, es una "planta de poder" fundamental en la cosmovisión de las culturas prehispánicas principalmente al norte de México.
Ha sido utilizada por la herbolaria mexicana desde hace siglos con fines ceremoniales. La palabra proviene del náhuatl peyotl y también es conocida como ícuri en lengua wicárika. Los pueblos huicholes y tarahumaras ha sido sus “guardianes” ancestrales.
Su popularización con fines recreativos, —el efecto psicodélico natural de esta planta es aún más potente que el de muchas drogas de diseño—,ha provocado su consumo desmedido lo que ha puesto a esta especie en peligro de extinción.