León, Guanajuato.- Hombres con problemas de drogadicción y en situación de calle han sido albergados en el anexo Díaz Mirón León, que se instaló en las ruinas de un cuartel militar.
En 2013 el cuartel militar de Las Ánimas, que pertenecía a la zona militar de Irapuato y que está ubicado sobre la carretera León- Silao fue abandonado por el ejército debido a la pésima infraestructura de los edificios.
Te podría interesar
Desde ese tiempo las ruinas del cuartel han sido vandalizadas, rayoneadas, quemadas y han sido ocupadas por personas para hacer fechorías pero ahora aunque con mucho riesgo le están sacando un poco de provecho quienes están ahí.
Carlos, encargado del anexo, dijo que se situaron ahí porque estaba solo, “yo quiero que mucha gente se aliviane como yo, ya tenemos como un año y se han rehabilitado muchas personas que hasta nos mandan a veces una despensa, había uno que le decimos el gringo ese llegó de Estados Unidos pero si muy mal y ya anda bien”.
Él junto con las personas que están anexadas han ido rehabilitando poco a poco y con sus pocas posibilidades económicas han pintado, han limpiado y han acondicionado las áreas.
Cuentan con dormitorio, cocina, gym, sala de juntas, comedor y oficina, donde entre todos abonan al cuidado.
Entre el cuartel-anexo hombres luchan a diario por su vida y mantenerse sobrios de todo lo que consumían y poco a poco destruían su vida.
El cristal es el principal enemigo de quienes viven ahí, la mayoría son jóvenes que probaron una dosis contaron fue por la invitación de un “amigo” y ya no podían salir de ese “infierno”.
“A mí el chichifli, el cri cri (cristal) fue lo que me atrapó, no tengo familia ya y todo fue por un amigo que me invitó a fumarlo y bendito Dios vine a dar aquí y estoy limpio, ayudo en las labores y tengo un techo”, comentó un joven mientras realizaba el aseo de la cocina.
Carlos, dijo que él no sabe si traen otro tipo de problemas, ni a quiénes dañaron o quiénes los dañaron pero lo que importa es que sanen y también se perdonen ellos mismos para que vivan en paz.
Al anexo llega gente que llevan familiares o llegan solos para buscar techo y comida y finalmente se desintoxican, pero también Carlos y quienes ya tienen un proceso más adelantado de rehabilitación, se van a las calles a promover el lugar y sin forzar a nadie los invitan.
“Aquí hay espacio, estaba abandonado y nosotros necesitábamos un lugar y entonces mire ya pusimos vigas, para que no se caigan unos techos, pintamos, limpiamos pero aún nos falta mucho por hacer y necesitamos ayuda de la gente, con que nos den hasta una sopa, un jabón es mucho para nosotros. Aquí hacemos lo que el gobierno debería” dijo Carlos.
En el anexo hay historias muy tristes, “todos merecemos otra oportunidad y Dios nos ayuda, no nos deja, hay gente que le han matado a toda su familia y ya no tienen apoyo moral y aquí estamos con ellos”, agregó Carlos.
ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP. EL PODER DE LA INFORMACIÓN EN LA PALMA DE TU MANO
