San Diego de la Unión-. Al pie de la Sierra del Cubo se encuentra una gran hacienda rodeada de extensos campos de cultivo. Antigua finca que, en tiempos de la colonia, perteneció a los frailes franciscanos que abrieron el árido norte en tiempos de la Guerra Chichimeca, después, con el paso de los siglos, pasó a formar parte de la familia de un personaje histórico de México: Benito Juárez. Pero… ¿Cómo llegó la familia del expresidente del país en siglo XIX a Guanajuato?
La respuesta viene de la descendencia del Benemérito de las Américas, de una de sus hijas, la mayor: Manuela Juárez Maza y su esposo: Pedro Santacilia Palacios y su hija María Santacilia Juárez, nieta mayor de Juárez; ella se casa con Lauro Obregón Zárate hijo de Franco Obregón y Mariana Zárate (dueña de la hacienda). Lauro Obregón Zárate y María Santacilia Juárez eran papás de mi abuelo luis Obregón Santacilia pero llegó a guanajuato por Lauro Obregón Zárrate a la hacienda de San Juan pan de arriba municipio de San Diego de la Unión Guanajuato.
Luis Sainz Obregón tataranieto de Benito Juárez explicó a La Silla Rota que la hacienda de San Juan Pan de Arriba fue finca del español Franco Obregón Pérez y Mariana Zárate (originaria de San Luis Potosí) tuvieron hijos. Lauro Obregón Zárate, hijo del matrimonio entre Franco y Mariana, heredó la hacienda, Lauro se casó con María Santacilia Juárez nieta mayor de Don Benito Juárez y Margarita Juárez.
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Sobre la hacienda de los Juárez
En antaño la familia Juárez se dedicó a la ganadería y al cultivo de hortalizas, atrás quedaron los susurros de las oraciones de los frailes franciscanos , quizá atrapadas en el eco entre los muros. Pocos saben que un lugar recóndito de la serranía guanajuatense se esconde un lugar con tanta historia como la hacienda de los Juárez, como un preludio de los bosques de pino piñonero, hogar del lobo gris mexicano y las fieras etnias chichimecas.
Lo cierto es que en los alrededores de la Hacienda de San Juan Pan de Arriba se criaba ganado y bravos toros de lidia, en su tiempo era una ganadera famosa en todo el país, allí asistía (y todavía) todo aquel amante de la naturaleza y de los toros, y la leche de vaca. Los tiempos vuelven a cambiar, pero el amor a la familia es perpetúo