Guanajuato.- Empezando por el carnaval, una colorida guerra de "cascaronazos" en el Jardín Principal, y terminando con una procesión de riguroso luto, los habitantes de San Miguel de Allende van de tradición en tradición durante toda esta temporada; te contamos cuáles son y qué significan.
Antes de empezar el recorrido, cabe mencionar que aunque las tradiciones mencionadas a continuación son de naturaleza religiosa, también traspasan este hecho al ser parte de la cultura de San Miguel de Allende, un pueblo colonial que ha sabido mantener fuertes sus costumbres, haciendo de ellas parte de su esencia aún en la modernidad actual.
El Carnaval
El fin de semana previo al Miércoles de Ceniza los sanmiguelenses celebran el Carnaval: una auténtica guerra de cascaronazos rellenos de confeti que se lleva a cabo en el Jardín Principal.
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Aunque muchos se preparan con aticipación guardando sus cascarones y rellenándolos, en próximas ocasiones te recomendamos que compres los tuyos en los alrededores de la Parroquia de San Miguel Arcángel, pues artesanos de la ciudad los decoran de tal manera que ni siquiera querrás romperlo en la cabeza de nadie, sino guardarlo.
Taquitos de piloncillo
También conocidos como "taquitos de cazuela", comienzan a venderse cada Miércoles de Ceniza y hasta la semana de Pascua. Los taquitos de piloncillo son una de las tradiciones más esperadas durante todo el año por los sanmigueleneses, pues solo pueden encontrarse en esta temporada del año.
La receta es quizá una de las más antiguas y arraigadas de la Ciudad Patrimonio, pues se ha compartido de generación en generación entre las mujeres que cada año preparan y venden sus taquitos en los alrededores del Templo de San Juan de Dios.
Pero, ¿Qué son? como su nombre lo dice, a simple vista parecen pequeños tacos dorados; sin embargo, el toque especial está en la preparación de la masa de maíz, que lleva chile guajillo (únicamente para darle color) y canela molida. Los taquitos llevan dentro piloncillo triturado y es al ser freídos en un brasero que todos los sabores se potencian y se mezclan.
Junto con este manjar (que solo quienes han probado encuentran sentido en la combinación de sus ingredientes), también se acostumbran las gorditas de pinole y las pacholitas de maíz. Los puestos permanecerán hasta el próximo 23 de abril.
La "traída del Señor de la columna"
Este 2025 se cumplen 202 años de esta tradición, que consiste en traer la imagen del cristo azotado del Santuario de Jesús Nazareno, en Atotonilco, hasta el Templo de San Juan de Dios, en la zona centro de San Miguel.
Cronológicamente, representa el momento en que los romanos azotaron a Jesús y le colocaron una corona de espinas, apenas unos días antes de crucificarlo. Por ello, esta tradición tiene lugar poco antes de la Semana Santa.
La "traída del Señor de la Columna" reúne cada año a cientos de feligreses, que llegan al atrio del Santuario de Atotonilco en auto, en camión o caminando, para partir todos juntos hacia San Miguel alrededor de las 10 de la noche en medio de una peregrinación nocturna que incluye cantos, rezos y turnarse para cargar la pesada imagen.
Al llegar, aproximadamente a las 7 de la mañana, los vecinos del barrio de San Juan de Dios reciben al Señor de la Columna con tapetes de aserrín que ellos mismos hicieron durante toda la noche, ilustrando artísticamente a la Virgen de Dolores, los ángeles, y la cruz. También reciben a los peregrinos con café, pan, buñuelos y otros aperitivos como agradecimiento por haber traído al señor.
El Viernes de Dolores
"Ya lloró la virgen", te dicen. Cada Viernes de Dolores, las casonas de San Miguel que durante todo el año guardan con misterio su interior, abren sus puertas para que todo el que pase entre, aprecie los altares dedicados a la Virgen de Dolores, y disfrute de un agua fresca, una paleta o un vasito de conserva.
La tradición dice que esta bebida o postre representa las lágrimas de la Virgen, y por eso los sanmiguelenses hacen los altares para ella con todo esmero, a gran escala y con una ferviente devoción.
La Semana Santa
Quizá el evento más importante de estas fechas es el Santo Entierro, pues a diferencia de otros estados y municipios, en San Miguel de Allende no se lleva a cabo un viacrucis como tal, sino una procesión solemne, con riguroso luto, en la que cientos de sanmiguelenses acompañan la enorme urna de cristal donde llevan a Cristo muerto hacia su última morada.
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Este evento es organizado por el Templo del Oratorio de San Felipe Neri, e incluye la participación de una orquesta ambulante, un coro varonil y un coro infantil llamado porpularmente "los empachos", que musicalizan el evento con piezas fúnebres.
FN