León-. La toma de la Alhóndiga de Granaditas fue una de las batallas más duras de la Independencia de México, de los españoles (dragones) e insurgentes, en esta contienda no solo participó el insigne Pípila, le acompañaron mineros guanajuatenses, quienes, en conjunto, lucharon y cooperaron por abrir la puerta de este recinto, el más moderno de su época.
Al Cronista de la Ciudad de Guanajuato, José Eduardo Vidaurri Aréchiga, se le preguntó sobre la existencia del Pípila, a lo que afirmó “por supuesto que existió, hay una serie de documentos que se han localizado en distintos momentos de nuestra historia que prueban la existencia del Pípila, como la Fe de bautismo, el acta de defunción. Algunos otros testimonios de gente que lo conoció, que estuvo con él”.
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Mineros guanajuatenses tomaron parte de la batalla
El nombre real del famoso Pípila, del que en Guanajuato se erigió un monumento, se llamó Juan José de los reyes y sus apellidos fueron Martínez Amaro, comentó Vidaurri y destacó que no estuvo solo en la toma de la Alhóndiga, hubo trabajadores de las minas que participaron en este episodio de la historia.
“Lo que no podemos afirmar es que él haya sido el único participe de la quema de la Alhóndiga, esa es una hazaña que se le atribuye a varios mineros, entre ellos Juan José de los Reyes Martínez Amaro” comentó por teléfono el Cronista guanajuatense y profesor de la Universidad de Guanajuato (UG).
Una feroz batalla por la toma de la Alhóndiga de Granaditas
Vidaurri contó para La Silla Rota que la toma de la Alhóndiga se dio en una feroz batalla “es un enfrentamiento muy rudo, entre españoles e insurgentes, un enfrentamiento que comenzó a la una de la tarde, los españoles desde la azotea del edificio arrojaban aceite hirviendo, arrojaban unas granadas de una especie de fabricación doméstica, hechas en la Alhóndiga con pólvora y metralla que causaban mucho daño, disparaban sus trabucos como podían, aventaban piedras”.
Los mineros, destacó el historiador, fueron un factor clave para ingresar al interior del edificio hecho en tiempos de la Nueva España “los insurgentes por su parte trataban de responder, es muy probable que muchos de los mineros que se aproximaban unos para intentar perforar las paredes de la Alhóndiga y entrada al edificio o para intentar derribar la puerta, es muy probable que se hubieran puesto alguna loza para tratar de repeler los ataques que se estaban recibiendo desde el interior del edificio” explicó el profesor universitario.
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La toma de la Alhóndiga terminó por conquistar el edificio a costo de vidas humanas de ambas partes “es una batalla muy muy sangrienta, terminó alrededor de las cinco de la tarde cuando finalmente la puerta cede y logra entrar el ejercito insurgente y se vuelve un episodio muy terrible y hay prácticamente la muerte de españoles que estaban refugiados al interior, sin distinción de que fuesen mujeres, hombres, jóvenes, ancianos o niños “narró Vidaurri.
Hoy la Alhóndiga de Granaditas siguen en pie y recuerda uno de los episodios más feroces de la historia nacional, tiempo después de los enfrentamientos, en noviembre, Allende quedó al mando del ejercito insurgente, detalló Vidaurri y agregó “cientos de insurgentes perdieron la vida en la batalla, un saldo muy parejo, la ciudad de Guanajuato quedó sin autoridad".