León-. Tres calaveras protegidas con una vitrina y una cámara de seguridad, se encuentran adornadas sobre las calles Belisario Domínguez y calle de Anda en la colonia Bellavista, sobre una escalinata en la que puede observarse una panorámica de la ciudad yace la capilla a la Santa Muerte, o, como suelen decirle sus devotos: “La niña blanca”.
Debajo de una gran jacaranda con muérdago, fieles al culto de la Santa Muerte han edificado una capilla en la que los devotos pueden encender veladoras y, según sea el caso, orar y pedir favores a “La Santa”. Los vecinos de la colonia Bellavista pasan por ahí, miran con normalidad la capilla que contiene tres estatuas, llama la atención la de en medio: un esqueleto con cabello y una corona postrada en el cráneo, sentada sobre lo que pareciera ser un trono de piedra. Los adornos impresionan: Un tecolote y un gato, ambos de color negro, uno a cada lado.
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La calavera está adornada de un vestido de amplia falda, color azul marino, de brillantes; la ornamentación de su silla: los huesos de los brazos de la calavera, las muñecos, descansan en dos cráneos con cuernos que brillan con luces por dentro.
Al lugar, en la escalinata, dos de sus de sus devotos llegaron a prenderle una veladora, pues dicen que “La Santa”, como la llaman, los ha protegido, los ha cuidado, y, en agradecimiento, le encienden una veladora, y se toman su tiempo para orar.
La pareja que rinde culto a la Santa Muerte, opinó que su culto es como adorar a cualquier santo, como adorar a San Judas, a la Virgen de San Juan, la de Guadalupe, dijo: “Cada quien su santo, cada quien le reza a quien quiere, cada quien tiene su religión, nosotros elegimos a la Santa, es como todo verdad”.
Los vecinos de la colonia Bellavista, que ya miran la capilla con normalidad, comentan que el altar tiene poco tiempo de haberse construido, algunos dicen que fue hace meses, otros que fue hace dos años. Antes de la capilla, solo había un dibujo de la calavera con velo negro y la guadaña, en un brazo sostiene el mundo, una imagen que antes de la capilla ya era adorada con flores y cigarros.
Los devotos la observaron en silencio, quizá en reflexión, el hombre comentó: “Nos cuida y siempre nos ha cuidado, nos ha cuidado de cosas que nos han pasado” dijo a la Silla Rota.
La capilla se ha levantado en veneración a la Santa Muerte en la Bellavista, sobre una escalinata a un acostado de una estación de radio, debajo de la sombra de un gran árbol, en donde puede observarse la ciudad, en un lugar discreto que por la noches suele ser peligroso, pero así lo eligieron sus fieles quienes ponen cervezas, cigarrillos, dulces, naranjas, manzanas, flores.