La desaparición de Gina Montes desde principios de los años noventa y durante 15 años provocó en México varias teorías respecto a su destino. Una de las más creídas era una versión terrorífica sobre la razón por la que la vedette se había esfumado y se relacionaba con Arturo el Negro Durazo, el jefe de la policía de la Ciudad de México que se hizo célebre por las acusaciones de corrupción en su contra.
Durazo fue relacionado no sólo con actos de corrupción sino con delitos como la serie de asesinatos conocidos como La mascare del río Tula: 12 cadáveres que, con huellas de tortura, aparecieron en el sistema de drenaje profundo.
La teoría se basaba en asegurar que el jefe de la policía se había enamorado de Gina Montes y la había obligado a tener un romance. En esa época, la vedette de origen brasileño era la más popular de la televisión mexicana gracias a su aparición en el programa de comedia “La carabina de Ambrosio”.
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Gina Montes, quien murió este lunes 5 de febrero víctima de cáncer, había llegado a México a comienzos de los años 70 junto con sus dos hermanas, con quienes se presentaba en los lugares más exitosos de la vida nocturna del entonces Distrito Federal. Luego, las hermanas se regresaron a Brasil y Gina se quedó a México para cumplir su sueño: triunfar en la televisión como bailarina y cantante.
Y sucedió: Gina Montes fue contratada para el programa La carabina de Ambrosio en el que aparecía en pocos momentos y solamente para decir unas cuantas palabras, entre ellas la famosa “denankiu” que le respondía al mago Beto el boticario en un segmento del programa. Pero eso fue suficiente para que el público televidente quedara encantado.
¿Dónde estuvo Gina Montes y por qué desapareció de la televisión?
“La carabina de Ambrosio” dejó de transmitirse en 1987 y desde entonces Gina Montes despareció, lo que alimentó aún más la teoría de que había tenido una relación con Durazo y que, en el más extremo de los casos, había sido secuestrada.
La verdad salió a relucir en 2015, cuando Gina Montes reapareció en un par de entrevistas en el programa Hoy y en Ventaneando.
“No puse mucha atención en los rumores porque era ridículo. Todo era mentira yo no estaba en mafias no estaba secuestrada, no estaba loca simplemente estaba saliendo adelante en mi vida con mi hija en Nueva York”.
La verdad es que, en efecto, la vedette se había ido a vivir a Nueva York primero llevada por el amor y luego obligada por una enfermedad. Cuando estaba embarazada, Gina Montes estaba en esa ciudad estadounidense y un día tuvo un sangrado tan grave que el médico le prohibió viajar.
Gina Montes tuvo a su bebé, todo salió bien, pero la vida se le complicó porque se separó del padre de la niña y luego tuvo que trabajar casi de cualquier cosa para mantenerse. Su vida dio un último vuelco cuando sufrió un accidente de auto que le rompió el pie.
“Eso cambió mi vida para siempre porque el médico me dijo que no podría volver a caminar. Es decir, que ese día dejé de ser bailarina… no me arrepiento de nada, tengo una hija maravillosa, amorosa, feliz… pero sí extraño mi público, las luces, el aplauso”.