ANIVERSARIO DE JOSÉ EMILIO PACHECO

10 años sin José Emilio Pacheco: conoce las calles donde sucede "Las batallas en el desierto"

El escritor José Emilio Pacheco murió el 26 de enero de 2014. Dejó una obra premiada y muy leída pero sin duda "Las batallas en el desierto" es la más popular

El escritor mexicano escribió Las batallas en el desierto inspirado en la colonia Roma
José Emilio Pacheco.El escritor mexicano escribió Las batallas en el desierto inspirado en la colonia RomaCréditos: @inbal y @editorialera
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“Oye Carlos, / ¿por qué tuviste que decirle que la amabas a Mariana?”, dice en su estrofa inicial la canción de Café Tacvba inspirada en la novela de José Emilio Pacheco, Las batallas en el desierto. Este 26 de enero de 2024 se cumplen 10 años de la muerte del escritor mexicano ganador del Premio Cervantes, la Medalla de Oro de Bellas Artes, el Xavier Villaurrutia, entre muchos otros.

Publicó 16 libros de poesía, tres de cuento y dos novelas. En este último género tuvo al mayor de sus éxitos a nivel de popularidad y ventas: Las batallas en el desierto, la historia de un niño que vive en la colonia Roma de finales de los años 40 y que al mismo tiempo descubre las hamburguesas y el amor pasional.

“Me acuerdo, no me acuerdo” es la frase inicial de esta novela que sucede totalmente en calles de la colonia Roma de la Ciudad de México.

A continuación, te presentamos un recorrido por algunos de los puntos emblemáticos de esa colonia que despierta la nostalgia de quienes han vivido en ella.

Calle Zacatecas, el departamento de Carlitos y su familia

En la novela de José Emilio Pacheco no se específica el lugar exacto del edificio donde vive el protagonista con su familia, pero el escritor Carlos Antonio Sierra, que se ha especializado en “Las batallas en el desierto” ha deducido que sin duda vivía en esta calle. Carlos Antonio Sierra incluso ha organizado recorridos para mostrar los puntos en los que se desarrolla la trama de la novela.

Esquina de Córdoba y Tabasco, el departamento de Mariana.

Su hijo Jimmy va al mismo colegio que Carlos y terminan por ser amigos. En esa casa, un departamento en el tercer piso, Carlos se enamoró de Mariana.

Avenida Cuauhtémoc 185: Iglesia de Nuestra Señora del Santo Rosario.

En la novela, tras saberse la osadía de Carlos de declararle su amor a la mamá de Jim, su familia lo lleva a confesarse:

 “Fuimos a la iglesia de Nuestra Señora del Rosario adonde íbamos los domingos a oír misa, hice mi primera comunión y, gracias a mis primeros viernes, seguía acumulando indulgencias. Mi madre se quedó en una banca, rezando por mi alma en peligro de eterna condenación. Me hinqué ante el confesionario. Muerto de vergüenza, le dije todo al padre Ferrán”.

Álvaro Obregón 121, cine Balmori

Los cines aparecen como referencias a ese México que se divertía con las películas de Hollywood. Dice Carlitos:

“Los viernes, a la salida de la escuela, iba con Jim al Roma, el Royal, el Balmori, cines que ya no existen. Películas de Lassie o Elizabeth Taylor adolescente. Y nuestro predilecto: programa triple visto mil veces: Frankenstein, Drácula, El Hombre Lobo”

Avenida Álvaro Obregón

La calle central de la colonia Roma es el lugar en el que Carlos se da cuenta de que se ha enamorado de Mariana, la mamá de Jim.

“Miré la avenida Álvaro Obregón y me dije: Voy a guardar intacto el recuerdo de este instante porque todo lo que existe ahora mismo nunca volverá a ser igual”

La Romita

Es el límite del mundo de Carlitos: “Romita era un pueblo aparte. Allí acecha el Hombre del Costal, el Gran Robachicos. Si vas a Romita, niño, te secuestran, te sacan los ojos, te cortan las manos y la lengua, te ponen a pedir caridad y el Hombre del Costal se queda con todo. De día es un mendigo; de noche un millonario elegantísimo gracias a la explotación de sus víctimas. El miedo de estar cerca de Romita”

Orizaba 110, La bella Italia.

Es heladería donde Carlos le invita un helado a Rosales, el alumno pobre de la escuela privada a la que asisten.

“Mira, ven, te invito un helado en La Bella Italia. No sabes cuánto gusto me da verte (yo el magnánimo que a pesar de la devaluación y de la inflación tenía dinero de sobra). Rosales hosco, pálido, retrocediendo”.

Plaza Ajusco, hoy Luis Cabrera

Es el parque en el que Carlitos juega con sus carritos de madera y también el lugar en el que Carlitos se cayó de cabeza cuando era bebé.

“Volví a ser niño y regresé a la plaza Ajusco a jugar solo con mis carritos de madera. La plaza Ajusco adonde me llevaban recién nacido a tomar sol y en donde aprendí a caminar. Sus casas porfirianas, algunas ya demolidas para construir edificios horribles. Su fuente en forma de trébol, llena de insectos que se deslizaban sobre el agua”.

Es evidente y natural que estos lugares se han transformado. De hecho, en la novela, Carlitos cierra el relato con una reflexión sobre lo que él recuerda de niño pero que ya no existe: “Demolieron la escuela, demolieron el edificio de Mariana, demolieron mi casa, demolieron la colonia Roma. Se acabó esa ciudad”.