Franz Liszt, nacido el 22 de octubre de 1811 en el Reino de Austria, fue un niño prodigio musical cuyo talento excepcional se manifestó desde temprana edad. Influenciado por su padre, un apasionado amante de la música, Liszt recibió clases de destacados maestros como Karl Czerny y Antonio Salieri. A los 13 años, ya se presentaba en escenarios europeos, augurando un futuro brillante.
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En 1832, Liszt asistió al concierto del virtuoso Niccolò Paganini, cuya leyenda sugería que había vendido su alma al diablo por su destreza musical. Inspirado, Liszt decidió emular la intensidad y virtuosismo de Paganini, pero desde el piano. Este encuentro marcó el inicio de su búsqueda por una identidad única como músico.
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A finales de la década de 1830, Liszt, establecido en Ginebra, decidió transformar la experiencia musical. Abandonó las partituras, tocando de memoria, y ajustó la disposición del piano para que el público pudiera ver su rostro. Entrar por los lados de la sala de conciertos, en lugar de por detrás, proporcionó una conexión más íntima con la audiencia. Estos cambios revolucionarios dieron origen a la Lisztomanía, un fenómeno sin precedentes en el que el público, especialmente las mujeres, se desmayaban, lloraban y peleaban por recuerdos del concierto.
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El legado y declive de Franz Liszt
Liszt continuó su carrera musical durante casi una década, ofreciendo alrededor de mil recitales. Sin embargo, en 1847, la princesa Carolyne zu Sayn-Wittgenstein lo persuadió de abandonar las giras y centrarse en la composición. A partir de la década de 1860, impartió clases y ofreció presentaciones más sosegadas. Su salud se deterioró, y en 1886, falleció, dejando tras de sí un legado de innovación en la música y la imagen del primer rockstar de la historia.
Franz Liszt, con su Lisztomanía, desafió las normas establecidas, convirtiéndose en una figura crucial en la evolución de la música y en la inspiración para generaciones de músicos y artistas de escenario. Aunque su era de conciertos extenuantes llegó a su fin, su impacto perdura como un hito en la historia de la música y el entretenimiento en vivo.