La Ciudad de México es un lugar donde la historia se entrelaza con la vida cotidiana, y sus cantinas son un claro ejemplo de ello. Estos establecimientos no solo ofrecen bebidas y comida tradicional, sino que también son testigos de más de un siglo de historias, anécdotas y personajes que han marcado la cultura capitalina.
Visitar las cantinas más antiguas de la capital es adentrarse en un viaje al pasado. Desde su arquitectura y mobiliario original hasta sus recetas y bebidas, cada rincón conserva la esencia de épocas anteriores, ofreciendo a locales y turistas una experiencia auténtica que combina tradición, gastronomía y patrimonio cultural.
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¡Conoce las cantinas más antiguas de la Ciudad de México!
EL GALLO DE ORO
"El Gallo de Oro", fundada en 1874 por Antonio Huerta, es una de las cantinas más antiguas de la Ciudad de México. Ubicada en el Centro Histórico, ha conservado su esencia a lo largo de los años, convirtiéndose en un ícono de la vida nocturna y cultural de la capital mexicana.
En 1932, Ramón Valle, inmigrante español, adquirió la cantina y, junto con su familia, mantuvo la tradición del establecimiento. A lo largo de las décadas, "El Gallo de Oro" recibió a figuras destacadas de la política, el periodismo y la cultura, consolidándose como un punto de encuentro histórico y emblemático.
La cantina se modernizó en los años setenta, manteniendo su esencia, y permitió la entrada de mujeres en 1982, ampliando su clientela. A pesar de los retos económicos durante la pandemia, la familia Valle preservó su legado, ofreciendo hoy una experiencia que combina historia, gastronomía y un ambiente único.
LA JALISCIENSE
La Jalisciense, fundada en 1875 en el centro de Tlalpan, es una de las cantinas más antiguas y emblemáticas de la Ciudad de México. Su arquitectura colonial, techos altos y decoración con fotografías antiguas la convierten en un testigo vivo de la historia y la tradición cantinera capitalina.
Este lugar ha recibido a figuras culturales como Renato Leduc, Carlos Monsiváis y Leonora Carrington. Leduc incluso nació en el piso superior de la cantina y la utilizaba como oficina improvisada, mostrando cómo La Jalisciense ha sido un punto de encuentro para escritores, periodistas y artistas a lo largo de los años.
Con solo diez mesas, el ambiente íntimo y acogedor se complementa con música de rocola y botanas tradicionales como caldo de camarón y chicharrón. Su oferta gastronómica, incluyendo tortas de bacalao y la “Especial”, refleja la esencia de las cantinas mexicanas, haciendo de La Jalisciense una visita obligada para locales y turistas.
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CANTINA EL TÍO PEPE
La Cantina El Tío Pepe, fundada en 1869 como La Oriental, es uno de los negocios más antiguos y emblemáticos del Centro Histórico de la Ciudad de México. Su ubicación en el Barrio Chino y los elementos originales que conserva transportan a los visitantes a más de 150 años de historia y tradición mexicana.
A lo largo de su existencia, ha recibido a personajes ilustres como el presidente Porfirio Díaz y el escritor William S. Burroughs, quien relató sus experiencias en el lugar en su libro "Junkie". Además, ha sido escenario de películas y series, consolidándose como un referente cultural y cinematográfico de la capital.
Su carta de bebidas es amplia, incluyendo tequila, mezcal, brandy, whisky y cócteles clásicos como margaritas y Bloody Mary. A pesar de los cambios sociales, la cantina ha mantenido su esencia tradicional, con mobiliario original, vidrieras antiguas y un ambiente que la convierte en un punto obligado para locales y turistas.
CANTINA LA ÓPERA
La cantina La Ópera, inaugurada en 1876 y actualmente ubicada en la calle 5 de Mayo, es un ícono de la Ciudad de México. Su nombre proviene del Teatro Nacional, donde se tocaba ópera para la élite, y su mobiliario antiguo, incluida la barra traída de Nuevo Orleans, la hace única y reconocida.
A lo largo de su historia, La Ópera ha recibido a figuras como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Vicente Fox y Fernando Botero. Originalmente no permitía la entrada de mujeres, aunque existía una zona especial para ellas, frecuentada incluso por la esposa de Porfirio Díaz.
La cantina también ha sido escenario de películas mexicanas como “Los de abajo” y “Arráncame la vida”. Entre sus curiosidades destaca un pequeño orificio en el techo, testimonio de cuando Pancho Villa disparó al aire para calmar una trifulca, convirtiéndose en uno de sus atractivos más emblemáticos.
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LA PENINSULAR
La Peninsular, fundada en 1872 en el barrio de La Merced, es considerada la cantina más antigua en operación de la Ciudad de México. A lo largo de sus más de 150 años, ha sido testigo de historias y eventos que la consolidan como un emblema de la cultura popular mexicana.
Este establecimiento ha recibido a figuras como Lucha Villa y José Luis Cuevas, y ha sido escenario de películas como “El callejón de los milagros” con Salma Hayek. A pesar de remodelaciones, ha conservado elementos originales, incluidos muros de casi 500 años, fusionando tradición y modernidad en un ambiente acogedor.
Su oferta gastronómica incluye botanas tradicionales, enchiladas tomatlán y pechuga princesa aztlán. Durante los fines de semana, la música en vivo enriquece la experiencia, haciendo de La Peninsular un punto de encuentro para todas las generaciones y un referente indispensable de la vida nocturna y cultural del Centro Histórico.
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