El Hospital Regional de Veracruz es hoy el reflejo de lo que significa el abandono del sistema de salud pública en México. Hace unas semanas vimos cómo el personal de limpieza, contratado por una empresa externa, tuvo que irse a huelga porque no recibía su salario ni las prestaciones mínimas, el resultado fue un hospital insalubre, con quirófanos y baños en condiciones deplorables y con residuos médicos acumulándose.
¿Quién sostuvo al hospital en ese lapso? Los internos y residentes, jóvenes médicos que, además de salvar vidas, tuvieron que dedicarse a trapear ríos de sangre, limpiar pasillos y sostener con sus propias manos lo que la autoridad dejó caer.
La huelga terminó, llegó un nuevo personal de limpieza y, sí, hoy los pasillos lucen más presentables, pero la crisis no es de apariencia; sigue sin haber gasas, vendas, guantes, ni insumos básicos. Personal menciona que atender pacientes en estas condiciones es inhumano, y como no, si comentan que apenas la semana pasada tuvieron que recibir un posible caso de viruela del mono y otro de sífilis con las mínimas medidas de seguridad, arriesgando su propia salud.
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"Urgencias, zona de guerra" en hospitales de Veracruz
Lo más grave es lo que pasa en urgencias, el personal lo describe como una zona de guerra y no es una metáfora, pacientes que llegan sin ser atendidos adecuadamente, procedimientos interrumpidos, y lo peor, entre los pasillos se hablan de muertes que pudieron evitarse. Se habla ya de más de una decena de fallecidos, incluidos niños. ¿Qué nos puede dar seguridad como ciudadanos si ni siquiera el hospital más importante de la región puede garantizar una atención básica?
Aquí la pregunta es inevitable, ¿qué le espera al sector salud con el nuevo paquete económico para 2026? Porque de nada sirve que nos hablen de cifras millonarias si no se traducen en gasas, jeringas, medicamentos y condiciones dignas para pacientes y médicos. De nada sirven los discursos si en la práctica los hospitales siguen funcionando como trincheras donde la vida se juega con lo mínimo.
La salud pública debería ser un derecho incuestionable, pero en todo México se ha vuelto un lujo, un lujo tener un hospital limpio, un lujo encontrar un par de guantes, un lujo contar con seguridad al atender una enfermedad contagiosa.
Haciendo zoom… El Hospital Regional no debería ser una zona de guerra, debería ser un refugio, sin embargo, hoy es el ejemplo más claro de cómo la negligencia institucional se traduce en muerte. Lo digo con todas sus letras, lo que está pasando no es un accidente, es consecuencia de decisiones políticas que han relegado la salud a lo último de la lista de prioridades. ¿Hasta cuándo vamos a aceptar que la vida se siga negociando en mesas de presupuesto y discursos huecos?
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