OPINIÓN

Cuando la deuda se cobra con sangre de niños

Zoomlítica: Haciendo zoom a la política

Cuando la deuda se cobra con sangre de niños.
Columna.Cuando la deuda se cobra con sangre de niños.Créditos: LSR Veracruz
Escrito en VERACRUZ el

En México, las noticias sobre violencia ya no sorprenden y ese es, quizás, uno de nuestros mayores fracasos como sociedad, pero hay hechos que incluso, en medio de la errónea normalización de la barbarie, siguen rompiendo el corazón y la esperanza.

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Esta semana, en el Estado de México, Fernando, un niño de apenas cinco años, fue arrebatado de su hogar por un grupo de personas sin escrúpulos ¿la razón? Una deuda de mil pesos que su madre no pudo pagar. Si, mil pesos, esa cifra que para muchos no significa más que una compra de supermercado, para otros se convirtió en el pretexto para cometer el acto más vil, usar a un niño como moneda de cambio, y después, arrebatarle la vida.

No es un caso aislado, pues esta misma semana, en Morelos, otro menor, también de cinco años, fue secuestrado bajo una amenaza igual de brutal, que su padre se entregara si quería volver a verlo con vida. En ambos casos, la crueldad sobrepasa cualquier límite, ya no hablamos de ajustes de cuentas, robos o extorsiones en los términos que tristemente se han vuelto “comunes” en la agenda policial, estamos hablando de un escalón más en la degradación social, secuestrar y matar a hijos para saldar las deudas o presionar a los padres.

Como sociedad, hemos tocado fondo, cuando la infancia deja de ser sagrada, cuando un niño de cinco años es tratado como una herramienta de venganza o un pago en especie, es porque hemos roto los últimos frenos morales que nos quedaban.

Urge una transformación profunda en materia de seguridad en nuestro país, no puede ser un eslogan de campaña ni una promesa que se diluye después de las elecciones, necesitamos instituciones que funcionen, policías que actúen, ministerios públicos que investiguen y jueces que castiguen, pero más allá de las estructuras, necesitamos recordar y practicar lo más básico a los niños no se les toca, nunca, por nada.

Una sociedad que justifica o tolera que se mate a un niño por unos cuantos pesos o por problemas entre adultos, es una sociedad que ya perdió el rumbo. Si no somos capaces de proteger a quienes no pueden defenderse, ¿qué nos queda?

En México no basta con exigir justicia después de tragedias como la de Fernando o el menor de Morelos, hay que impedir que se repitan y eso empieza no solo con más seguridad, sino con reconstruir el tejido social que hemos dejado romper durante décadas.

Haciendo zoom… Las infancias no se tocan, no se amenazan y mucho menos se matan, y si no entendemos esto como principio elemental de convivencia, la historia que nos estamos escribiendo será una que ningún país debería querer contar.

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