Lo advertimos muchas veces desde este espacio y hoy la realidad nos da la razón pues la renovación del estadio Luis "El Pirata" Fuente fue una pésima decisión, innecesaria, costosa, mal planeada y, para colmo, mal ejecutada; un capricho con olor a fracaso, disfrazado de “obra de impacto” que terminó convirtiéndose en símbolo del despilfarro e improvisación.
La joya del fraccionamiento Virginia, como también se le conoce al coloso, supuestamente tendría una rehabilitación integral, pero lo que se entregó luce más bien como una obra gris pues en redes, medios y en boca de los asistentes, los comentarios son desalentadores. Apenas van dos eventos realizados ahí y ya hay quejas por todos lados que van desde filtraciones, acabados pobres, problemas en la estructura hasta la sensación general de decepción, y eso que aún no hay temporada, porque ni equipo de fútbol profesional tenemos.
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El costo, como era previsible, se disparó, lo que iba a ser una rehabilitación de aproximadamente 500 millones de pesos, terminó en una factura de mas de mil 600 millones que nadie puede justificar con lo que se ve, pues a pesar del bombo y platillo con el que se anunció su reapertura, el estadio parece más un cascarón que un recinto digno para el deporte o el espectáculo.
Y ahora, como era de esperarse, el nuevo gobierno de Rocío Nahle tendrá que hacerse cargo de este desastre, pareciera que quiere ser una administración que planea empezar con el pie derecho, pues deberá revisar a fondo los contratos, los recursos y sobre todo, el por qué se avaló semejante derroche sin una planeación clara y sin un uso concreto para el inmueble.
Porque eso es lo más absurdo, no hay equipo, no hay proyecto deportivo, no hay plan, únicamente hay un estadio parchado, criticado y abandonado por la lógica. La gestión de Cuitláhuac García dejó muchos pendientes, pero este es sin duda uno de los más visibles y vergonzosos.
Haciendo zoom… El “Pirata” merecía respeto, no convertirse en la evidencia de una administración que prefirió gastar para la foto en lugar de invertir con visión. Hoy, más que orgullo, ese estadio genera preguntas y suspicacias. ¿Quién ganó con todo esto? Porque Veracruz, claramente, no.
fm