En cada expediente que se resuelve, se define el destino de personas que buscan justicia. No son solo procesos legales; son vidas que penden de una resolución. Y, sin embargo, hay jueces que creen que la imparcialidad es sinónimo de indiferencia. Jueces que aplican la ley sin cuestionar si esa ley ha sido históricamente injusta.
Hoy, en Los Ojos de Temis, es momento de hablar de los jueces que México no necesita. De aquellos que ven la justicia solo como un ejercicio técnico y no como un derecho humano.
El juez que México no necesita es aquel que no mira el contexto de desigualdad que pesa sobre los hombros de las mujeres, de los pueblos indígenas, de las personas con discapacidad, de las que viven en pobreza, de las de la diversidad sexual... Es aquel que cree que juzgar sin perspectiva de género o sin enfoque interseccional lo hace más "objetivo", cuando en realidad lo convierte en cómplice de un sistema que ha fallado históricamente a los más vulnerables.
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No necesitamos jueces que piensen que la justicia se limita a interpretar la ley sin preguntarse a quién beneficia y a quién castiga. Un juez que cree que la justicia social es un concepto ajeno a su labor es un juez que condena a la desigualdad a perpetuarse.
México no necesita juzgadores que ignoren que la pobreza es un factor que limita el acceso a la justicia. Que no entiendan que una mujer que pide protección contra la violencia machista enfrenta barreras estructurales que su agresor no enfrenta. Que no reconozcan que las comunidades indígenas siguen sufriendo despojos porque el derecho históricamente ha sido diseñado para proteger a quienes concentran la riqueza.
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El juez que México no necesita es el que cree que el derecho es neutral cuando el punto de partida de cada persona en este país no lo es.
El juez que México no necesita es aquel que cuestiona más a la víctima que al agresor. Que exige pruebas imposibles de obtener a quien denuncia violencia. Que desestima el dolor de quienes han sufrido abuso porque “no hay suficientes pruebas”.
No necesitamos jueces que sean sordos ante el dolor humano. Necesitamos jueces que escuchen con empatía, que entiendan que no todas las injusticias dejan rastros físicos, pero todas dejan cicatrices.
Hay jueces que prefieren la comodidad de la tradición antes que la valentía de la transformación. Son aquellos que piensan que la jurisprudencia es inamovible, que el derecho no puede evolucionar, que debe mantenerse intocable aunque excluya, aunque discrimine, aunque destruya vidas.
El juez que México no necesita es aquel que teme innovar, que cree que juzgar con perspectiva de derechos humanos es “activismo judicial”, que no entiende que el derecho debe ser una herramienta para reparar injusticias, no para validarlas.
Cada vez que un juez dicta una resolución, está definiendo el destino de una persona. Pero hay jueces que ven expedientes, no seres humanos. Que dictan sentencias como si fueran simples ejercicios técnicos y no decisiones que pueden cambiar la vida de alguien para siempre.
México no necesita jueces que sean operadores mecánicos de la ley. Necesita jueces que entiendan que la justicia no es un concepto abstracto, sino una realidad que debe sentirse, vivirse y garantizarse a cada persona que llega a los tribunales.
México no necesita jueces que sientan que su investidura les da derecho a maltratar a quienes trabajan con ellos, que ignoren sus derechos laborales. La congruencia es un pilar fundamental en la función judicial.
Los tribunales no pueden seguir siendo refugios de impunidad para quienes, bajo la protección de su toga, convierten su entorno de trabajo en espacios de abuso y autoritarismo. La justicia empieza en casa, y si un juez no puede garantizar un ambiente de respeto y equidad en su oficina, ¿cómo podemos confiar en que impartirá justicia con verdadera conciencia social?
El juez que México necesita no es solo aquel que dicta sentencias justas, sino también aquel que trata con dignidad y respeto a quienes trabajan con ella o él. Porque la justicia no solo se proclama desde el estrado; se ejerce en cada decisión, en cada trato, en cada gesto cotidiano. Un juez que no es justo con su equipo de trabajo no merece la responsabilidad de impartir justicia para la sociedad.
Si hemos hablado del juez que México no necesita, también es momento de hablar del que sí.
- México necesita jueces que reconozcan la desigualdad y actúen para corregirla.
- Que juzguen con perspectiva de género, con enfoque interseccional y con una visión de derechos humanos.
- Que entiendan que la justicia no es estática, que evoluciona con la sociedad.
- Que tengan el valor de hacer lo correcto, aunque incomode a quienes se han beneficiado de la injusticia.
- Que no vean en la ley un límite, sino una herramienta para cambiar la vida de las personas.
En Los Ojos de Temis, hacemos un llamado a repensar la justicia, a exigir jueces con visión progresista, con compromiso social, con sensibilidad ante las realidades que enfrentan los más vulnerables.
Porque si queremos un México más justo, necesitamos jueces que no sean solo intérpretes de la ley, sino verdaderos guardianes de la justicia.
Que Temis abra los ojos y con ella, los jueces que México necesita. Porque solo con jueces con conciencia social, la balanza puede inclinarse hacia la verdadera justicia.
mb