Derivado del Día Internacional contra la Depresión, abrimos los ojos a una realidad que afecta a millones de personas en el mundo y que, con frecuencia, permanece en silencio: la lucha por la salud mental. En esta columna, Temis observa no solo las cifras alarmantes, sino también los rostros detrás de ellas, porque cada caso de depresión, ansiedad o trastorno mental no es un número; es una vida esperando ser escuchada, protegida y dignificada.
Hablar de salud sin hablar de salud mental es ignorar una parte esencial de nuestra existencia. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 280 millones de personas en el mundo padecen depresión[1]. En México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reporta que el 29.9% de la población adulta ha experimentado síntomas de depresión en algún momento de su vida. Estos datos no solo reflejan una crisis de salud pública, sino también una deuda histórica en la forma en que las sociedades y los sistemas legales abordan este problema[2].
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La salud mental no es un lujo ni una meta abstracta. Es una condición imprescindible para vivir con dignidad. La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en México ha reconocido este derecho al afirmar que el derecho a la salud, consagrado en el artículo 4° de la Constitución, incluye de manera explícita la salud mental. Este reconocimiento marca un precedente fundamental para garantizar que el Estado y sus instituciones, incluidos los jueces, adopten un enfoque integral al abordar este derecho.
El derecho a la salud mental es un mandato constitucional. La SCJN en diversos precedentes ha señaló que el acceso a la salud mental es indispensable para garantizar una vida digna y que las instituciones públicas tienen la obligación de proporcionar servicios adecuados, oportunos y accesibles. Sin embargo, la realidad dista mucho de este ideal.
Imaginemos una adolescente que, tras años de bullying, intenta quitarse la vida. Su familia, sin recursos para pagar un tratamiento privado, enfrenta la indiferencia de un sistema que no considera la salud mental como un eje central en los casos de violencia escolar. En este ejemplo, la salud mental es tan urgente como cualquier otra necesidad básica.
Los jueces, como guardianes de la balanza, tienen un papel crucial en la protección de este derecho. Más allá de aplicar leyes, deben mirar el contexto que atraviesan las personas y garantizar soluciones integrales. Esto implica:
- Reconocer la salud mental como parte del derecho a la salud.
- Garantizar que las resoluciones incluyan medidas de reparación que promuevan el bienestar psicológico de las partes.
- Adoptar un enfoque interseccional, considerando cómo factores como la pobreza, el género y la exclusión social agravan los problemas de salud mental.
Por ejemplo, en los casos de acoso escolar una juez o un juez que entienda la importancia de la salud mental podría ordenar a las escuelas implementar programas de prevención contra el acoso y brindar apoyo psicológico a las víctimas.
La salud mental es un derecho humano. Cada caso de depresión, cada intento de suicidio y cada vida perdida por la falta de atención nos recuerda que el silencio no es una opción. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de erradicar el estigma que rodea el tema y de exigir políticas públicas, y criterios jurisdiccionales vinculantes que prioricen la protección este derecho.
En Los Ojos de Temis, reflexionamos sobre la urgencia de abrir los ojos ante un problema que nos afecta a todos, directa o indirectamente. Porque garantizar la salud mental no solo es un acto de justicia, sino de humanidad. Es tiempo de que el Estado y las y los jueces tomen la salud mental con la seriedad que merece, como un derecho indispensable para vivir con dignidad.
En el Día Internacional contra la Depresión, recordemos que detrás de cada caso hay una persona esperando ser vista, escuchada y protegida. Que Temis abra los ojos y nos recuerde que la balanza no puede inclinarse hacia la indiferencia. La salud mental importa. La justicia también. Y juntas, tienen el poder de cambiar vidas.
[1] (OMS, Informe Mundial sobre la Salud Mental, 2021).
[2] (Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado, ENBIARE, 2021).