TELECOMUNICACIONES

Nueva era satelital: oportunidades para México

La nueva era satelital surge como una alternativa viable para conectar a zonas apartadas, de difícil acceso o sin telecomunicaciones terrestres. | Arturo Robles

Escrito en OPINIÓN el

Cuando hablamos de la acelerada transformación digital, a menudo pensamos en el despliegue de redes terrestres y en el enorme reto que supone conectar todo el territorio; en la gran cantidad de servicios digitales y aplicaciones novedosas que surgen día a día; y, desde luego, en el trepidante avance tecnológico de las generaciones celulares y de las redes ópticas de gran capacidad.

Pocas veces pensamos en el espacio y en los satélites como aliados de la digitalización, y en la auténtica revolución tecnológica y económica que está experimentando el sector satelital en la última década, quizá más disruptiva que lo ocurrido con las redes terrestres.

Somos testigos de una nueva era denominada new space, nuevo espacio, en la que las históricas agencias y programas espaciales disminuyeron su presencia -alguna vez absoluta- para dar paso a una nueva generación de consorcios privados o público-privados, que están experimentando exitosamente con nuevas tecnologías y servicios que no sólo involucran operaciones satelitales, sino también tecnología de defensa, análisis de datos; incluso el turismo espacial, la minería de asteroides, viajes a la luna y el establecimiento de colonias permanentes en el espacio.

Esta nueva era satelital, que apenas inicia, cuenta con enorme potencial para revolucionar los sectores de telecomunicaciones y radiodifusión y avanzar en la cobertura universal de estos servicios. Basta contrastar los 221 pequeños satélites que fueron lanzados al espacio en 2014, con los 2 mil 860 que se pusieron en órbita durante el 2023, 79% con fines de comunicaciones[1].

Entre los factores que explican el renacimiento del sector satelital se encuentran la relación costo-beneficio que ofrece, precisamente, para los servicios de telecomunicaciones frente a las redes terrestres. Empero, lo que más la ha impulsado en los últimos años, ha sido su capacidad para atajar desventajas históricas.

En los últimos 10 años esta industria ha sido capaz de revertir algunas desventajas, más allá del volumen de sus equipos. Por ejemplo, los satélites de órbita baja (LEO) aumentaron su capacidad, disminuyeron considerablemente la distancia que recorren la señales y el tiempo de transmisión de datos; los satélites geoestacionarios (GEO) redujeron su tamaño y costo de producción; mientras que los sistemas satelitales de alto rendimiento (HTS) ahora pueden generar velocidades de transmisión de datos similar a las redes terrestres.

Un avance notorio del nuevo espacio es la nueva generación de vehículos de lanzamiento, lo que ha permitido una reducción exponencial de los costos de llevar al espacio satélites LEO de 65,000 dólares por kilogramo a 1,500 dólares por kilogramo; es decir, una disminución de más del 95 por ciento.

Otro ejemplo tangible del avance cuántico de estos sistemas son los servicios de internet satelital que ya se ofrecen en la actualidad en nuestro país, con precios más asequibles y equipos más pequeños, que permiten utilizarlo en hogares y pequeños negocios. No hace mucho que sólo las grandes empresas, gobierno y algunas universidades podían pagar por este servicio.

De ahí que la nueva era satelital emerja como una alternativa viable para conectar a zonas apartadas, de difícil acceso y donde no han llegado los operadores de telecomunicaciones terrestres. El asunto no es menor si consideramos que persiste en nuestro país notable disparidad entre el número de personas que tienen acceso a la banda ancha y en general de los servicios de telecomunicaciones en las zonas urbanas y rurales.

Como regulador y garante de la prestación de servicios de telecomunicaciones y radiodifusión, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) no podía ni debía ser omiso frente a estas circunstancias. Por ello, inició hace un par de años los trabajos para actualizar y emitir nuevas disposiciones que permitieran impulsar la innovación y el desarrollo del sector satelital; al mismo tiempo, cubrir aspectos importantes para la continuidad de estos sistemas, aspectos que no estaban contemplados en el anterior Reglamento de Comunicación Vía Satélite, elaborado en 1997, entonces vigente.

Después de un largo proceso de consulta, el IFT emitió las Disposiciones Regulatorias en materia de Comunicación Vía Satélite publicadas en el Diario Oficial de la Federación el 23 de enero de 2023.

Esta actualización al marco regulatorio incluye, entre otros aspectos, mecanismos para solicitar recursos orbitales, así como la licencia genérica o “blanket license” que autoriza el despliegue y operación de diversos modelos de estaciones terrenas transmisoras (ETT) para la retransmisión datos, audio y video televisión vía satélite. Es importante destacar que esta figura jurídica no estaba contemplada en el marco normativo anterior, por lo que su incorporación hará más ágil y flexible la regulación a las distintas Estaciones Terrenas que pueden proporcionar conectividad confiable y de gran ancho de banda.

Las Disposiciones Regulatorias del IFT también contienen procedimientos para las misiones espaciales de corta duración (principalmente utilizadas por instituciones educativas para la investigación), para el uso de vehículos espaciales y flexibiliza considerablemente los requisitos regulatorios para los radioaficionados.

Otro punto de la mayor relevancia son los mecanismos para preservar los recursos orbitales asignados a México, a fin de solventar Fallas en el Sistema Satelital, Contingencias, Reemplazos, Desorbitación, Reubicación, Operación en Órbita Inclinada y Coubicación, estableciendo los procedimientos para la preservación de los Recursos Orbitales a favor del Estado Mexicano.

Desde luego que aún hay temas que se deben analizarse regulatoriamente en un futuro cercano como la evolución hacia redes híbridas o los servicios móviles por satélite directos al dispositivo, avances tecnológicos que permitirán conectar un dispositivo celular común con redes tanto redes móviles terrestres como redes satelitales indistintamente.[2]  

Sin ser condescendientes, podemos decir que con esta nueva normatividad se avanza en la ruta correcta. Es por lo anterior que celebro que el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación haya validado, el 25 de abril pasado, las Disposiciones Regulatorias en materia de Comunicación Vía Satélite, elaboradas por el IFT, y haya reconocido su competencia para emitir esta regulación  (que sustituye al antiguo Reglamento de Comunicación Vía Satélite de 1997), brindando certeza jurídica a este sector, al definir con claridad los instrumentos y al organismo encargado de su regulación y vigilancia.

Todos estos elementos ya están puestos sobre la mesa. El siguiente paso es que el Estado mexicano implemente o retome acciones, proyectos y directrices derivados de una política satelital robusta, integral y de largo plazo que garantice, por un lado, la preservación de los recursos orbitales asignados al país y, por el otro, el impulso a la innovación, desarrollo de capacidades y la inversión en el sector.

En el IFT estamos convencidos de que las instituciones, en el marco de sus atribuciones, debemos colaborar de manera conjunta en todo aquello que nos permita aprovechar las nuevas tecnologías y servicios innovadores y así conseguir a la anhelada conectividad universal.

Seguiremos trabajando para que más mexicanos tengan acceso a servicios de telecomunicaciones y radiodifusión de calidad y abonaremos a la construcción de políticas públicas que nos permitan abatir la desigualdad y el rezago social.

 

Arturo Robles

@ArturoRobles_R

 

[1] Bryce Tech (2023); “Smallsats by the Numbers 2023”; https://brycetech.com/reports ;  Abril de 2024.

[2] Mediatek (2023) “White paper: 6G Technology: Satellite and terrestrial network convergence”;   https://www.mediatek.com/blog/white-paper-6g-satellite-and-terrestrial-network-convergence;  Abril de 2024.