SALUD

En 2024… es la Salud

Al régimen se le olvidó que con la salud no se juega. | Marco Adame

Escrito en OPINIÓN el

Salud como en Dinamarca ha sido el mito genial y el ardid del presidente, para esconder la responsabilidad del gobierno en la destrucción del sistema de salud.

Es tal la evidencia del fracaso de la política de salud, que la falta de doctores y medicinas será uno de los factores decisivos para los electores en las elecciones del 2 de junio. El dolor y la muerte de millones de mexicanos durante la pandemia y la angustia de miles de familias postradas ante la enfermedad de los suyos, ha sido superior al cálculo político del gobierno. Al régimen se le olvidó que con la salud no se juega.

Cinco años de negligencia y abandono y la suma de decisiones políticas erróneas y criminales que han llevado a la parálisis del sistema de salud, sin ofrecer alternativas de mejora para la atención médica de la población, le están pasando la factura a un gobierno ineficaz y corrupto. Más allá de colores y banderas políticas, la fuerza de la consigna electoral y la coacción del voto termina donde comienza el calvario de miles de pacientes y familiares -la mayoría de ellos beneficiarios de los programas sociales sin seguridad social-  que no ven la puerta de entrada a los servicios básicos de salud, a los quirófanos y al tratamiento de las llamadas enfermedades catastróficas.

A lo largo del sexenio el desmantelamiento del sistema de salud ha sido sistemático. La cancelación del seguro popular -argumentando opacidad y falta de resultados- materializó la obsesión enfermiza de desaparecer todo vestigio del pasado sin consideración alguna. La alucinación ideológica, no se detuvo ante el costo humano de desaparecer los fideicomisos para atender enfermedades catastróficas, ni ante la falta de vacunas o de medicamentos.

A cambio, con indolencia y miopía extrema, se tomaron decisiones inoperantes en materia de salud, incurriendo en costos millonarios para el erario público que, por elemental justicia, deben ser investigadas. Se creó en INSABI, una entelequia que no sirvió para nada, a tal grado que al poco tiempo desapareció para dar paso al IMSS bienestar, un intento por simular avances en la infraestructura y en los servicios de salud, sin dejar claro a la fecha el aumento de capacidades y el beneficio a la población.

En un intento fallido por resolver el abasto de vacunas, equipos y medicamentos durante la pandemia, se recurrió a la ONU para solucionar la demanda de biológicos; al poco tiempo, se denunció a Naciones Unidas y se entregó la vida de los pacientes a las aventuras experimentales de la directora del Conacyt y su equipo de incondicionales. Hoy México es exhibido, por el número estratosférico de muertos, como uno de los peores países en el manejo del covid-19.

Para atender la crisis de medicamentos que este gobierno agravó, se desmanteló el sistema de distribución y se trató de instalar, con simpleza, un sistema propio de distribución, incluso con apoyo del ejército. Ante la falta de resultados, se dieron todo tipo de bandazos, para terminar con la idea de una “farmaciota” y ocurrencias como “las camionetitas” para llevar los medicamentos. Nada de esto funciona.

Por estas y otras barbaridades, no hay duda, el 2 de junio, la salud será el tema decisivo para definir el voto de los mexicanos.

 

Marco Adame

@MarcoAdame