EL PROBLEMA DE AGUA EN CDMX

La verdad y realidad en la crisis actual del reparto de agua en la CDMX

Cuando existe escasez de agua es plenamente identificable las razones y el origen del mismo, y por ende fácilmente detectable las inconsistencias de los gobernantes. | Fernando Zárate

Escrito en OPINIÓN el

El año 2023 fue probablemente el año con mayor temperatura del milenio y el 2024 pudiera ser más caliente, aún. El fenómeno “El Niño” y sus patrones ha creado que en Álvaro Obregón, Miguel Hidalgo, Benito Juárez, una parte de Azcapotzalco ya exista una crisis social de mediana intensidad, provocada por bloqueos en avenidas principales y secundarias. La presión social sólo tiende a subir porque el problema pareciera que no tiene solución a la vista de los vecinos ya que aparenta ser un problema del gobierno, y no del cambio climático y el aumento de demanda, sus efectos y consecuencias. Los actores políticos ya se manifiestan públicamente: Santiago Taboada, Lía Limón y Mauricio Tabe por un lado, reclamando i) mantenimiento de tuberías que por el estado se pierde agua en el camino, ii) bombeo, manejo de válvulas y compuertas, y iii) cierre de llaves.  

Todavía estamos en tiempo de comprender lo que ocurre realmente sobre lo que parece un problema complejo, pero en realidad no lo es. Sin embargo, la falta de información crea un problema social que se traduce –por distintas actitudes de todas las autoridades responsables– en un conflicto político y electoral

Atendamos a los hechos que tienen relevancia. El 30% del agua que utiliza la capital llega a través del Sistema Lerma-Cutzamala, mientras que el 70% restante se extrae de pozos, manantiales y diversas fuentes alternas. Toda el agua que llega del sistema Cutzamala entra por Álvaro Obregón, en tres distintas redes y espacios físicos de almacenamiento (que tienen válvulas de dirección y redirección): a) Villa Verdún, b) Lienzo, y c) Palo Alto (Cumbres). Mientras uno de ellos la distribuye a Azcapotzalco y Gustavo A. Madero; otro a Miguel Hidalgo, Benito Juárez, Coyoacán y hasta Cuauhtémoc; el último a Magdalena Contreras, Tlalpan y Xochimilco. Es decir, cuando existe escasez de agua es plenamente identificable las razones y el origen del mismo, y por ende fácilmente detectable las inconsistencias de los gobernantes. 

Por otra parte, la cantidad de agua sí ha sido reducida en el sistema, tres metros cúbicos por minuto de lo que en estado de normalidad se entregaba. Pero eso no es suficiente para causar la crisis en la que estamos. El recorte aumentará 1.5 metros cúbicos más en las próximas semanas, y ya están avisadas las autoridades locales.

Aún con dichos recortes existe espacio y oportunidad para que el daño sea el menor o cuando menos distribuido de manera equitativa a lo largo y ancho de la ciudad, y no uno pleno a espacios físicos completos de la ciudad. 

En lo que ha ocurrido en estas semanas, resulta por demás curioso que las alcaldías que más han detectado la escasez sean las que más críticas han expresado al gobierno actual, y no las que tradicionalmente resultaban afectadas y hasta estaban acostumbradas a ello que implican las del oriente de la ciudad. Durante el gobierno de Claudia Sheinbaum no sólo existía pleno respeto a todos los gobiernos y ciudadanos, sino también existía la equidad y proporcionalidad en el uso y disfrute de los servicios básicos.

Llama por demás la atención, porque además ya se había superado principios básicos violados en el pasado –fundamentalmente con visiones del PRD de Miguel Ángel Mancera– en dónde la política representaba un acto de subjetividad –los programas sociales, bienes y servicios se entregaban a líderes políticos y ellos a la vez a sus beneficiarios personales, construyendo así su “estructura electoral”– para pasar a la objetividad política que implicaba atender la necesidad, la desigualdad social y la universalidad de los servicios, sin pretender capitalizar de ninguna manera electoralmente. Esto representa un verdadero éxito porque la representación era a todos los vecinos y no solo a una base electoral. En palabras claras, un cambio generacional, no menor en la forma de gobernar.

Es evidente que el cambio climático establece varios fundamentos entre los que destaca el inventario o diagnóstico, la identificación de riesgos y oportunidades, y las medidas que se toman para reducir el impacto, además de la adaptación necesaria. Entre ellos, la inversión en las fuentes de agua de origen, el mantenimiento de la red, la búsqueda de otras fuentes (que pudieran estar en Morelos como actualmente se planea, aunque resulta altamente costoso, o Veracruz, y estados del sur), que abundaremos en otras opiniones, pero definitivamente no administrar correctamente lo que tenemos actualidad, y ni siquiera tener y compartir un diagnóstico completo y serio, es un problema verdadero.

En todo caso, en un extremo y si uno fuera perverso y maligno, si existiera una intención electoral, se debería atender al soft vote o voto indeciso para entrega de agua, y no al duro. Por eso, es aún mayor la duda o crítica a lo que está ocurriendo en la ciudad. 

Fernando Zárate

@FernandoZarateS