DÓLAR

La dolarización y por qué México no debería implementarla

La dolarización es un proceso mediante el cual se suple físicamente a la divisa doméstica con una extranjera.. | Julián Galindo Zuluaga*

Escrito en OPINIÓN el

La dolarización es un proceso mediante el cual se suple físicamente a la divisa doméstica con una extranjera. Esta no necesariamente tiene que ser el dólar estadounidense, aunque suele ser la más común en el proceso. En América Latina, el debate sobre la dolarización no es nuevo. Países como Panamá emplean el dólar estadounidense como moneda de curso legal desde 1904, año siguiente a su separación de Colombia. Ecuador y El Salvador también utilizan la moneda de Estados Unidos desde el 2000 y 2001, respectivamente, como unidad monetaria.

La adopción del dólar estadounidense, como primera moneda de reserva en el mundo, puede parecer muy atractiva para diferentes naciones, especialmente para aquellas con graves situaciones de inestabilidad interna. Tal fue el caso de Ecuador, donde la bancarrota financiera, acaecida entre 1997 al 2000, y otros problemas políticos empujaron al gobierno ecuatoriano a acogerse a la dolarización. Algunos de los resultados no se hicieron esperar. Según el Banco Central de Ecuador, el crecimiento del pib entre el 2000 y 2007 fue de 4.4%, comparado con el 2.7% del sexenio anterior, cuando el país no se hallaban dolarizado aún. 

En efecto, el proceso de dolarización tiene muchos beneficios. Quizá el más significativo es la reducción y estabilización de la inflación. La literatura especializada ha hecho análisis macroeconómicos de los casos ecuatorianos y salvadoreños antes y después de la dolarización. Por ejemplo, en el caso de El Salvador, según los datos de su banca central, la tasa de inflación presentó un alto coeficiente de correlación con la de Estados Unidos posterior a la dolarización. Este hecho permite concluir que, en efecto, un país dolarizado oficialmente presenta una tendencia similar en términos de inflación a la estadounidense, que es famosa por ser muy estable y baja. A la par de lo anterior, al dolarizar la economía, las tasas de interés —es decir, lo que cobra un banco al hacer un préstamo— tienden a disminuir, hasta seguir porcentajes muy similares a los de la nación norteamericana.

Pero no todo es miel sobre hojuelas. En realidad, para considerar o no la dolarización de una economía se hace necesario ver las particularidades de cada caso, con la intención de hacer un balance de pros y contras. El caso de México es particular. No sólo por ser la nación Hispanoamericana más poblada y con la mayor economía, sino también ser vecina del coloso del norte. Con estas características, ¿valdría la pena para los mexicanos dolarizarse?

Hay varios argumentos para estar en contra. El primero de ellos es la pérdida del señoraje. El señoraje es el beneficio monetario que se adjudica un estado al momento de producir dinero. Por ejemplo, según el Banco de México, imprimir un billete cuesta en promedio 1.4 pesos. Entonces, un billete de 1000 pesos dejaría como señoraje un valor de $998,6. Al hacer efectiva la dolarización, el señoraje sería obtenido por la Reserva Federal de Estados Unidos. Otro problema sería el proceso de retiro del peso mexicano; al recolectar los billetes y monedas circulantes, se tendría que regresar el señoraje a los ciudadanos. En economías más pequeñas —y demográficamente menores—, como Panamá o Ecuador, el proceso pudo haber sido menos traumático; mientras que en México sería una tarea de largo aliento. Vale la pena mencionar que, entre 1994 y 2000, el señoraje en México representó el 4,7% de los ingresos totales del gobierno, un porcentaje muy significativo.

Otro de los argumentos en contra se refiere a la pérdida de una política monetaria. Al dolarizar la economía mexicana, instituciones como el Banco de México verían decaer sus funciones y con ello se generaría una gran dependencia monetaria frente a Estados Unidos. En otras palabras, si un México dolarizado entrara en una gran recesión, debería tener en cuenta que el dólar estadunidense sigue el curso propio de los ciclos económicos —expansión y retracción de la economía— estadunidenses. Esto sería deseable en países con bancas centrales irresponsables en el manejo de sus políticas, situación que no se asemeja al Banco de México, una institución que genera, al menos, confianza entre los mexicanos. Un segundo problema de esta dependencia monetaria sería la vulnerabilidad. Por ejemplo, en Panamá, cuando Estados Unidos depuso al dictador Manuel Antonio Noriega en 1989, congeló cuentas y remesas de panameños. Si México se viera envuelto en una situación como esta sería desastroso, teniendo en cuenta que las remesas han llegado a representar hasta el 4% del PIB.

Asimismo, con un Banco de México debilitado en sus funciones por la dolarización, su papel como prestamista de última instancia se imposibilitaría. Es cierto que hay otras alternativas, como delegar esa tarea a bancos privados o a través de líneas de crédito con el FMI. Sin embargo, un breve repaso por la historia económica mexicana pone de presente la importancia del Banco de México como prestamista a bancos comerciales en momentos de crisis, particularmente la de 1994, situaciones que difícilmente pueden ser cubiertas satisfactoriamente por agentes económicos externos. 

Pero no todo es económico. Una de las razones más fuertes a favor de una no dolarización es la identidad nacional. Con la circulación del dólar estadounidense en México, se perdería el vehículo de difusión más importante de los símbolos patrios: el peso mexicano. A través de la moneda nacional se presentan relatos, personajes, valores y momentos históricos que, en conjunto, son símbolos externos e internos de patria y nacionalidad. Así, una dolarización en México abonaría a la larga lista de adquisiciones por parte del coloso del norte. Además, la dolarización se vincula directamente con la incompetencia de una nación de promover credibilidad de su economía.

Bibliografía

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Cruz, Alexis. “Es la dolarización oficial una opción real para las economías emergentes?”. Ciencia y Sociedad 30, n.° 2 (2005): 293- 315. 

Olivares, Robert. “Costos y Beneficios de una Dolarización Oficial en México”. Daena: International Journal of Good Conscience 6, n.° 2 (2011): 54-82. 

Sierra, Paola y Diana Lozano. “¿Qué sabemos sobre la dolarización y sus efectos en las economías Latinoamericanas que la adoptaron?”. Revista de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Militar Nueva Granada 18, n.° 1 (2010): pp. 119-132.

Soto, Salomón. “Conozca los pros y contras de aprobar modelo de dolarización en Colombia”. La República, 11 de julio de 2022, https://www.larepublica.co/especiales/pilares-de-la-dolarizacion/conozca-los-beneficios-y-las-contras-de-aprobar-modelo-de-dolarizacion-en-colombia-3399938 

 

*Julián Galindo Zuluaga: historiador por la Universidad del Rosario (Bogotá, Colombia). Maestrante en Historia Moderna y Contemporánea en el Instituto Mora. Especializado en temas de historia económica neogranadina , historia monetaria e historia de la Compañía de Jesús.