Chiapas ha experimentado, en los últimos años, un notable cambio en su panorama político, convirtiéndose en un laboratorio político de gran relevancia en México.
Esta región, que en el pasado fue dominada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), ha presenciado la alternancia de diferentes fuerzas políticas, desde el Partido de la Revolución Democrática (PRD) hasta el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), y actualmente, el partido en el poder, Morena.
Chiapas se ha consolidado como un lugar crucial donde los aspirantes a la presidencia de la República llevan a cabo sus ensayos políticos y buscan el respaldo de la población.
Su ubicación geográfica añade una dimensión especial a su importancia política. Al ser un estado fronterizo con Centroamérica, se convierte en un punto estratégico en la geopolítica de México.
Su proximidad con países como Guatemala y Belice influye en la dinámica política, económica y social de la región, lo que a su vez genera un interés adicional por parte de los actores políticos nacionales.
Chiapas es testigo del nuevo ensayo político de la 4T, donde varios líderes, entre ellos la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ha expresado un particular interés en esta región. Además, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y el ex secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, han dirigido su atención hacia Chiapas como un escenario crucial para sus proyectos políticos.
Asimismo, Manuel Velasco Coello, ex gobernador de Chiapas, es considerado un actor importante en el panorama político estatal.
A pesar de las controversias asociadas a su pasado político, Velasco Coello pretende ahora regresar al escenario chiapaneco como candidato presidencial a pesar de que dejó enormes pasivos, deudas y señalamientos de supuestas corruptelas y enriquecimiento inexplicable de algunos de sus colaboradores.
Velasco pretende ganar algo con su participación, dividiendo el voto, y con la intención de consolidarse como una figura relevante y aprovechar el potencial del estado como un coto de poder.
La atracción de estos líderes políticos hacia Chiapas no es fortuita. El estado se ha convertido en un auténtico botín político, donde cada partido busca consolidar su base de seguidores y obtener el respaldo necesario para alcanzar sus objetivos.
Chiapas cuenta con una rica diversidad social, cultural y étnica, lo que lo convierte en un terreno fértil para las estrategias políticas.
Además, Chiapas ha enfrentado desafíos significativos en términos de pobreza y marginación.
Según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en 2020, el 77.3% de la población chiapaneca se encontraba en situación de pobreza, lo que representa la cifra más alta a nivel nacional.
Esta realidad socioeconómica ha generado un caldo de cultivo propicio para el surgimiento de movimientos sociales y políticos, y los líderes aprovechan esta coyuntura para presentar sus propuestas y buscar el apoyo de la población, prometiendo mejoras en las condiciones de vida y la atención de las problemáticas locales.
Chiapas, con su diversidad social, cultural y étnica, así como sus desafíos socioeconómicos, continúa siendo un referente en el escenario político mexicano.
Este estado ahora se está erigiendo como un lugar en el que se definirán los capítulos de la historia política del país y donde los aspirantes a la presidencia realizan sus ensayos en busca del respaldo popular.
La llegada de Morena al poder en México, encabezada por el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, ha marcado un antes y un después en el panorama político del país.
Esperemos que no solamente sea un laboratorio o un botín político sino que sea un terreno fértil para que las estrategias políticas emanen desde una región que tiene gran pujanza productiva, con potentes hidroeléctricas, productos agrícolas, pesqueros y silvícolas.
Que nunca más Chiapas sea solamente aprovechado para los reflectores, sino que sea el eslabón inicial de la atención de las problemáticas de todo el país.
Que así sea.