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Tras la resaca electoral

Resulta muy extraño que el presidente López Obrador de buenas a primeras haya convocado a mucha gente a hablar de los planes de sucesión presidencial. | Jorge Ramos Pérez

Escrito en OPINIÓN el

Las elecciones del 2024 estarán resueltas este mismo año. Eso no es bueno para la democracia. Muchos analistas han advertido que una oleada de encuestas que dan por segura una candidatura ganadora puede inhibir al electorado, que de por sí no acude a las urnas. Por eso la conducción evidente del presidente Andrés Manuel López Obrador del proceso de sucesión en Morena puede ser aplaudida como una gran jugada política. Pero ¿todo lo que dejaron trascender sin desmentir es lo que harán?

Porque resulta muy extraño que el presidente López Obrador de buenas a primeras haya convocado a mucha gente a hablar de los planes de sucesión presidencial, que lo hiciera en un lugar público (el restaurante El Mayor, en el Centro Histórico de la Ciudad de México), con más convocados como gobernadores o la gobernadora electa del Estado de México, Delfina Gómez, y ahí soltar todo.

En cuestión de horas ya se sabía que comenzarían las renuncias, que había un pacto de unidad, que el ganador/a de la encuesta sería abanderada/o presidencial y los demás se repartirían en las coordinaciones de Diputados y Senadores, así como para una buena posición en el gabinete del siguiente gobierno, entre otras medidas que serán oficializadas por Morena.

¿En realidad eso es todo lo que va a suceder? ¿No hay más decisiones de las cuales no fueron socializadas, pero que están en curso? ¿Están en la negociación posiciones en el Congreso? ¿Las nueve gubernaturas y la Ciudad de México, en juego en 2024 no pasan por los acuerdos? ¿Qué pasa si alguien no cumple? 

¿Por qué el presidente López Obrador comenzó el reparto de lo que aún no tienen en sus manos? ¿Qué sucede si alguna oferta no se cumple o se pierde en las urnas? ¿Por qué están tan seguros de que se va a ganar la Presidencia de la República? Si para septiembre de 2023 que esté la encuesta y así se decida al “coordinador/a” y, en consecuencia, candidata/o presidencial que ya saben que va a ganar… ¿por qué no ahorrarnos todo el numerito? 

En la acera de enfrente siguen hechos bola. Aturdidos por el batacazo que significó la derrota en el Estado de México, PAN, PRI y PRD no saben cómo resolver que no tienen a nadie en su horizonte, salvo personajes de relumbrón que más bien cuentan con fama que arrastran de otras actividades, pero no hay una figura prometedora. Y menos hay un acercamiento con la sociedad. Están perdidos.

¿Ya con la encuesta de Morena, entonces, tendremos a quien dirigirá los destinos del país los próximos seis años? 

¿Y qué va a pasar con políticos como Manuel Velasco o Gerardo Fernández Noroña? ¿Alguien les cree que de verdad están en la pugna por la candidatura presidencial? ¿De dónde salen los recursos con los que recorre el país todos los fines de semana Gerardo Fernández Noroña? ¿Qué obtendrán ellos y sus partidos, el Verde y el del Trabajo?

En entrevistas, declaraciones, destapes y en encuestas publicadas han aparecido nombres y apellidos de todas las fuerzas políticas que por orden estrictamente alfabético son: Anaya, Aureoles, Chertorivski, Creel, Ebrard, De Hoyos, De la Madrid, Domínguez, Fernández Noroña, García Cabeza de Vaca, García Sepúlveda, Guajardo, Gurría, Kuri, López Hernández, Mancera, Monreal, Murat, Paredes, Rodríguez Vallejo, Romero Hicks, Ruiz Massieu, Sheinbaum, Sodi, Téllez, Velasco y Vila... más lo que se acumulen.

En el caso de la Ciudad de México los apellidos van desde Batres, Brugada, Chertorivski, Cuevas, Delgado, Espinosa Cházaro, Gálvez, García Harfuch, Limón, López Castro, López Rabadán, Montiel, Rodríguez, Ruvalcaba y Taboada… más los que se acumulen.

¿Qué será de estos más de 40 nombres que no serán candidatos ni presidenciales ni al gobierno de la Ciudad de México? 

Las preguntas tendrán sus respuestas poco a poco…

Punto y aparte. En regiones del Estado de México el narco obliga a la gente a comprar material de construcción en lugares específicos; les cobra 1 peso por cada metro de tierra que labren o un poco más si son flores, y todo sin un sólo muerto: puro terror. ¿Les darán abrazos?

Punto final. ¿Y Juan Ramón de la Fuente?