#RETRATOHEREJE

El mes de los sobresaltos

Las estampas que competirán para ilustrar el año final del sexenio de AMLO podrían ser el acoso del gobierno sobre la Corte, la convulsión en el Legislativo, o la fractura en el proceso sucesorio, entre otras. | Roberto Rock

Escrito en OPINIÓN el

La historia del año final del sexenio López Obrador deberá escoger una imagen simbólica entre lo que ocurrirá a partir de hoy y en el breve lapso de las próximas semanas, a partir de las batallas que se libran en diversos frentes y que podrán ser dibujadas como epopeyas, dramas o, en su caso, como simples caricaturas.

El sordo acoso del gobierno sobre la Corte, la convulsión en el Legislativo, la fractura en el proceso sucesorio y la cascada de evidencias en materia de corrupción podrían ser considerados como candidatos a figurar como emblema de las tribulaciones que encara López Obrador.  

Entre las estampas que competirán por este sitial estará sin duda el dictado presidencial sobre el oficialismo en las cámaras legislativas para que una mayoría aplastante aprobara, literalmente sobre las rodillas –burlando toda normatividad reglamentaria y de civilidad política–, una veintena de reformas aun a sabiendas (y quizá para eso) de que una ola de reclamos de ilegalidad se vertería sobre la Corte y depositaría en ella la responsabilidad de que haya gobernabilidad en el país

No fue la primera ocasión en que la base política del Presidente le permitió imponer enmiendas legales y aun constitucionales. Ciertamente la historia se repite, pero –como establece el clásico– primero lo hace como tragedia y luego como farsa. La llamada “Noche negra de Xicoténcatl” no hará sino exacerbar la controversia de Palacio con la Corte. Desde el despacho presidencial o desde sus curules y escaños, los actores deberán rendir cuentas de lo que ocurra.

La propuesta de sentencia del ministro Alberto Pérez Dayán, que invalida una parte sustantiva del llamado “Plan B” presidencial de reforma electoral, se apoya en la certeza de que el proceso legislativo que la sacó adelante fue, precisamente, una farsa, por lo que los cambios a esas legislaciones deben ser anulados de entrada, sin que ameriten siquiera que se entre a fondo en el análisis de su consonancia con la Constitución. Y ante esa resolución en principio, Morena y sus aliados decidieron multiplicar el ejercicio por 20. El episodio no es una caricatura; puede integrar toda una tira cómica de las de antaño.

Para los voceros de la autodenominada ‘cuarta transformación’, debe recordarse que Pérez Dayán fue impulsado por el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, en las primeras horas de enero pasado, como posible nuevo presidente de la Corte cuando naufragó la intentona de Palacio para imponer a Yasmín Esquivel. El funcionario tabasqueño pretendía dinamitar la llegada de Norma Lucía Piña, sin saber que para el momento que empeñó sus afanes la definición en favor de ésta ya estaba resuelta.

La presión a la que están sometidas las negociaciones para resolver la candidatura de Morena para las elecciones presidenciales de 2024 se reflejó en el tumulto de periodistas y personajes inopinados que se formó frente a la sede de la Cancillería en días pasados cuando su titular, Marcelo Ebrard, anunció que una de sus colaboradoras más leales, Martha Delgado, con la que trabaja desde que fue jefe de Gobierno capitalino, se separó del puesto para dedicarse de tiempo completo a impulsar las aspiraciones de aquel para estar en boleta de 2024. Quedó en el aire la que parece inminente renuncia de Ebrard, cuyo relevo parece orientarse hacia Juan Ramón de la Fuente, actual embajador ante Naciones Unidas.  

La frialdad de la mañanera y el vacío llamado al orden por parte de Mario Delgado, a cargo de Morena, no hizo sino más escandalosas las señales de que las reglas del juego para la contienda hacia el interior del oficialismo se hallan lejos de estar definidas, en lo que coincidieron declaraciones la semana recién terminada de Alfonso Ramírez Cuéllar, uno de los operadores de la causa de la gobernante capitalina Claudia Sheinbaum.

Al paso que van, los llamados para una “sólida unidad” realizados por López Obrador caerán en terreno de las famosas últimas palabras, en el que la realidad exhibe en su momento a este tipo de proclamas como parte de una tragicomedia.