TAMAULIPAS

Los soldados son huérfanos cuando las cosas fallan

Hoy los soldados involucrados en los hechos de Tamaulipas quedaron huérfanos y son abandonados a su suerte. | César Gutiérrez

Escrito en OPINIÓN el

Los tristes y lamentables hechos sucedidos en el estado de Tamaulipas nos arrojan muchas interrogantes. En éstos el personal militar se vio envuelto en dos eventos que detallo a continuación.

El primero se desprende de cuando una base de operaciones persigue a un vehículo con siete personas, de las cuales cinco son abatidas por el personal militar debido a que hubo sonido de disparos (se desconoce si los civiles fallecidos portaban armamento). En el segundo, diverso personal militar, se presenta en el lugar de los hechos para trasladar el vehículo siniestrado que se vio involucrado en los hechos de la madrugada y es agredido por civiles de la colonia (familiares y amigos de los fallecidos), quienes provocan violencia y conductas antisociales en contra del personal militar. Éstos, en un momento de estrés, hacen mal uso de su armamento (lanzando disparos al aire y hacia el suelo para intimidar a las personas) y cometen un abuso de autoridad en contra de civiles.

En este caso se observan muchas áreas de oportunidad que provocaron todos estos hechos: 

1. En primer lugar, los mandos que autorizan el despliegue de las tropas, pareciera que desconocen la problemática del área, ya que sus órdenes no cumplen con un buen análisis del estimado de la situación, cursos de acción y que la decisión sea acorde con la misión. La instrucción de la Secretaría de la Defensa Nacional ha sido que no se cometan excesos en el uso del armamento y por ende, sus operaciones tendrían que estar focalizadas a prevenir y contener a los grupos armados, a detener en flagrancia a los blancos que cuentan con órdenes de aprehensión, y por mera lógica, únicamente restaurar el orden donde se haya perdido y repeler una agresión real, actual o inminente y sin derecho, en defensa de bienes jurídicos propios o ajenos, siempre que exista necesidad de la defensa empleada y no medie provocación dolosa suficiente e inmediata por parte del agredido o de su defensor. Esas son las tareas prioritarias que deberían realizar.

2. Sin embargo, los patrullajes que se han realizado sólo han provocado que las bases de operaciones sean susceptibles a agresiones, ya que han sido demasiadas las emboscadas que han sufrido en áreas urbanas o rurales, carreteras de primer, segundo y tercer orden, dando como resultado que las órdenes que se han girado no cumplan la triple función de un Comandante:  a) cumplir con la misión, b) procurar el máximo bienestar a su personal y c) mantener los recursos humanos y materiales en las óptimas condiciones posibles.  

3. Recordemos que el Código Nacional de Procedimientos Penales establece claramente qué es un caso urgente, y la importancia de la denuncia que debe interponerse para que se integren todos los elementos materiales probatorios que indiquen el despliegue de una conducta delictiva y la correcta integración de la cadena de custodia, registros de custodia, datos de prueba y entrevistas. 

4. Ahora bien, cuando se desarrolla el primer evento, los militares resguardaron el área para que interviniera el personal de la Fiscalía General de Justicia del Estado de Tamaulipas, y la Fiscalía General de la República para que actuaran en consecuencia los servicios de criminalística, y se realizara de manera correcta el procesamiento de la escena de los hechos para efectuar de manera correcta la investigación.

5. Se ordenó que diverso personal militar fuera a recoger el vehículo que se vio involucrado en los hechos. Esta comisión provocó que el personal militar se viera expuesto a las agresiones de los civiles que se encontraban en el lugar. Las instituciones responsables de la persecución del delito son la Fiscalía del estado y la Fiscalía General de la República, dando como resultado final que los familiares agredieran verbal y físicamente a ese personal militar, quienes actuaron de manera reactiva al ver en riesgo su integridad física. Aun cuando los civiles no portaban armamento, el uso de la fuerza por parte del personal militar se criticó por ser inadecuado, iniciando un linchamiento en redes sociales y medios de comunicación nacional e internacional. 

El día de hoy estos elementos militares están recluidos en la prisión del campo militar número uno, pero no veo que también lo estén sus comandantes. Todo mundo se deslinda de sus responsabilidades, de las órdenes que dio y de su poco criterio, así como han demostrado la ignorancia a las leyes y procedimientos que deben realizarse en tiempos de paz. Lo peor es el incumplimiento a las directivas implementadas por la SEDENA. Hoy estos soldados quedaron huérfanos y son abandonados a su suerte; así de injusta es la “justicia” de quienes creen tener la razón. Hoy se opacaron las insignias que van sobre los hombros de los militares.

Por último, es lamentable cómo algunos medios de comunicación, políticos y personajes ligados al crimen organizado que se hacen pasar como supuestos defensores de derechos humanos en Nuevo Laredo, Tamaulipas, utilizan este tema para atacar al Ejército, criminalizarlo, llamarlos asesinos y manejar una retórica de ejecuciones extrajudiciales.

La realidad es que por primera vez en la historia de este país los elementos militares están realizando funciones de coadyuvancia de seguridad pública debido al fracaso de las instituciones policiacas, que durante años fueron utilizadas para simular una guerra contra las drogas, que quedó de manifiesto siempre fue ficticia. Desde las más altas esferas se ha apoyado y promovido a los grupos criminales… tanto, que hoy fue necesario recurrir a un marco legal para que protejan a los mexicanos. 

Los invito a todos aquellos que tanto odian y critican al personal militar, a que tomen un fusil y salgan a realizar el trabajo que ellos hacen todos los días arriesgando su vida, su integridad física y su libertad para protegernos a todos los ciudadanos de este país, incluso a los que los odian, atacan, difaman y criminalizan. Así de noble es el personal militar que, aun sabiéndose atacado y defenestrado, arriesga lo más importante que tiene un ser humano, que es su vida para protegernos.