DONALD TUSK

El sueño lineal de los autócratas

El proceso electoral de hace unas semanas en Polonia siguió también el manual de los autócratas: elecciones de Estado utilizando recursos públicos para compra de votos. | Leonardo Martínez Flores

Escrito en OPINIÓN el

Hace apenas un par de meses el electorado de Polonia dio un campanazo que regresó súbitamente la esperanza de los demócratas de todo el mundo: contra todos los pronósticos, el todopoderoso partido populista Ley y Justicia perdió la mayoría en el parlamento y esta misma semana el autócrata que fungió como primer ministro en los últimos años tuvo que ceder su lugar al candidato demócrata de la alianza opositora, Donald Tusk. 

El partido Ley y Justicia ganó las elecciones en el 2015 y empezó enseguida a aplicar un manual que conocemos en México de primera mano: empezó a aplicar medidas y realizar acciones ilegales, en ocasiones abiertamente inconstitucionales, utilizando justificaciones espurias; atacó a la Suprema Corte de Justicia y encontró la manera de ir sustituyendo a sus miembros por otros completamente incondicionales; utilizó a los medios públicos para atacar a sus adversarios (reales o imaginarios) y difundir su propaganda; corrió a cientos de funcionarios públicos experimentados y los fue sustituyendo con personas inexpertas, muchas veces incompetentes, lo cual hizo también con los órganos de dirección de las grandes empresas estatales; corrió a los generales y otros mandos del ejército en los que no tenía confianza y puso a militares leales; denostó públicamente a los periodistas y medios no alineados con el régimen; quitó las embajadas a diplomáticos de carrera y se las ofreció como pago por los servicios recibidos a porristas y amigos del partido.

La lista es larga y los paralelismos precisos. Todo esto es parte del manual de los populismos modernos que han ido ganando el poder y destruyendo poco a poco la ya endeble democracia. No son plataformas ideológicas, pues se distribuyen por igual en ambos extremos de la geometría política, sino mecanismos que se han beneficiado del hartazgo, la frustración y el rencor que el electorado ha ido acumulando por la ineficacia de gobiernos anteriores, y que han sabido aprovechar el bono autoritario de un porcentaje significativo de la población en todos los países.

El proceso electoral de hace unas semanas en Polonia siguió también el manual de los autócratas: elecciones de Estado utilizando recursos públicos para compra de votos, para financiar las campañas de sus candidatos y para denostar a los de la oposición; modificaron la ley electoral para facilitar el voto en regiones a modo y utilizaron la mentira y las noticias falsas para infundir miedo y cimentar la polarización.

A pesar de todo ello el partido que estaba en el poder perdió la mayoría parlamentaria y tuvo que aceptar a un primer ministro de la oposición. El anterior primer ministro estaba convencido de que todo iba bien, que el pueblo estaba feliz con él, como autócrata soñó y creyó que tenía todo bajo control y que el resultado de las elecciones le permitiría mantener el bastón de mando. Pero la realidad no es lineal, es mucho más compleja y para nuestra fortuna el narcisismo y la soberbia opacan los lentes con los que se le mira. Hay muchas cosas que están allí, pero que no se ven a simple vista. Se requiere cambiar de lentes para apercibirlas, pero afortunadamente al autócrata no le gusta estar cambiándose los lentes. 

El caso de Polonia es una bocanada de aire fresco en este año que termina. Nos refresca el optimismo y nos ofrece algunas interesantes lecciones para el 2024. Habrá que aprovecharlas de la mejor manera para tener buenos resultados, que serán parte de nuestros deseos de año nuevo.

Leonardo Martínez Flores

@lmf_Aequum