#RECOVECOS

Morena: historias de políticos y policías

Uno de los rasgos de López Obrador es su radicalismo. | Jorge Ramos Pérez

Créditos: #OpiniónLSR
Escrito en OPINIÓN el

Andrés Manuel López Obrador aprendió a hacer política en Tabasco con los mejores maestros del PRI. Habilidoso y con un carisma extraordinario, ha recibido regalos políticos a lo largo de su carrera: como cuando alguien le arrojó cajas con pruebas del fraude en Tabasco o cuando las autoridades electorales cerraron los ojos porque no cumplía el requisito de residencia para ser candidato a jefe de gobierno del entonces Distrito Federal hoy Ciudad de México, acto que fue duramente combatido por Pablo Gómez, hoy fiel escudero de López Obrador.

Uno de los rasgos de López Obrador es su radicalismo. Sus choques con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas o con Los Chuchos, Jesús Ortega y Jesús Zambrano en el PRD, tenían qué ver con esa forma de hacer política. Por lo tanto, no hay ninguna sorpresa cuando ocurren situaciones como la definición de candidaturas a los 9 estados, incluida la CDMX, para 2024.

El año pasado, en ocasión de un aniversario de su gobierno, López Obrador habló de que no se aceptaban zigzagueos. Ya lo venía haciendo desde antes de asumir la presidencia de la república el 1 de diciembre de 2018: dejaba correr a sus huestes, que estaba plenamente decantadas, unos eran radicales, puros, y otros eran los impuros y menos radicales.

Desde 2020 en este espacio se describía esa situación (4T: puros vs. impuros | La Silla Rota) porque para entonces la cruenta batalla por la dirección de Morena había obligado a emerger a grupos que se disputaban ya la candidatura presidencial de 2024.

Mario Delgado presume ahora que es presidente nacional de Morena desde el 5 de noviembre de 2020 y que actualmente el partido y sus aliados gobiernan en 23 entidades, así como en 13 de 29 capitales y las principales ciudades del país. Además, en su narrativa subraya que en su dirigencia, Morena ha participado en 23 procesos electorales estatales, obteniendo, hasta la fecha, la victoria en 17 gubernaturas. Y que la población gobernada por Morena a nivel nacional en 2018 era de 35 millones, en 2021 pasó a 61 millones y en 2022 llegó a casi 74 millones, pero para 2023, la cifra aumentó a 91 millones de personas.

Pero en aquel momento, cuando llegó a la dirección de Morena, el fallecido Porfirio Muñoz Ledo le había ganado dos encuestas, pero el detalle estaba en que unas décimas habían colocado al experimentado político por arriba de Mario Delgado, su adversario en pos de la dirigencia morenista.

Morena había establecido que si era muy cerrado el resultado, entonces irían a una tercera encuesta. Y ese acuerdo lo había firmado el propio Porfirio Muñoz Ledo. “Dicen que hay un empate por poca diferencia porcentual, es una idiotez, es como una carrera de natación donde tú pones la mano antes y ahí está, no vas a decir que se elimina o que ganó el segundo porque te dio la gana. Sencillito: yo ya gané”, dijo Porfirio a este espacio en aquel momento.

“Ya gané, estoy arriba, punto. Estoy arriba. Ya gané, ¿cuál es el problema? Me voy a sentar ahí porque me van a dar posesión, están muy chamacos no saben de política. Me darán posesión y empezaré a despachar, ¡que se vayan a volar!”, añadió. Pero no, al final quedó Mario Delgado.

En esos tiempos, en los corrillos políticos de la 4T se insistía en la existencia de dos grupos antagónicos: Los puros y los impuros. Los ultras y los moderados.

“Están partiendo por la mitad al partido, pero no se van a quedar con la herencia moral y patriótica del partido”, alegaba Muñoz Ledo.

Y estaba claro, desde entonces, que al menos dos muy poderosos integrantes de los puros estaban en Palacio Nacional, con oficina o viviendo ahí, lo que hacía sentir con mayor potencia a esta facción.

También estaba claro, y así se describió en este espacio, que Claudia Sheinbaum era el prospecto de ese grupo puro, duro, rumbo al 2024. En ese grupo gravitaban senadores y miembros del gabinete, como Irma Eréndira Sandoval, defenestrada ahora, o Martí Batres, entonces senador y hoy jefe de gobierno sustituto. Un hijo del presidente también era percibido dentro de este bando… y ahí sigue a la fecha.

“El liderazgo ya está definido. Tiene el aval del presidente López Obrador. Solo es cuestión de tiempo, solo no olvidemos que para López Obrador se requiere lealtad ciega y, sobre todo, radicalismo”, se describió en estos #Recovecos en aquel lejano octubre de 2020.

Por eso no sorprende que el “policía” Omar García Harfuch, como señalaron en la campaña en su contra desde Morena, no desde la oposición, aún ganando las encuestas haya sido obligado a bajarse y ceder la postulación a Clara Brugada, que es parte del núcleo duro.

Omar García Harfuch arrasó en la encuesta con 40.5% contra 26.7% de Clara Brugada, alcaldesa con licencia de Iztapalapa. En la encuesta, a la pregunta de si consideran buen candidato para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, García Harfuch consiguió 44.3% contra 32.6% de Clara Brugada.

Muchas encuestas publicadas daban mayor preferencia a Omar García Harfuch sobre Clara Brugada desde hace meses. García Harfuch incluso daba entrevistas para descartarse, a pesar de que hay datos corroborados por fuentes vinculadas al oficialismo de que al menos desde agosto de 2021 comenzó a trabajar en la construcción de una candidatura, como reseñaron estos #Recovecos en su momento (CDMX, es la guerra: candidata… o candidato | La Silla Rota).

La terrible derrota de Morena en la Ciudad de México en las elecciones de 2021 colocó en la palestra a Omar García Harfuch.

“Nos cuentan que hay un personaje que no es bien visto por el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero que goza de todas las confianzas de Claudia Sheinbaum y que aparentemente está dando buenos resultados en algo muy sensible para la ciudadanía. De hecho, estuvo a punto de ser rozado de no muy buena manera por un medio internacional”, se publicó aquí.

El 3 de octubre de 2021 se añadió a la historia:

“La semana pasada aquí se describió cómo van los escarceos por la candidatura para relevar a Claudia Sheinbaum. Aquí no se mencionó a Omar García Harfuch, pero se delineó su perfil. Algunos lectores de inmediato notaron que el secretario de Seguridad Ciudadana de la CDMX era el personaje señalado. La experimentada periodista Martha Anaya, en su columna de El Heraldo de México del viernes 1 de octubre escribió que García Harfuch está sentado en un barril de pólvora que puede estallar en cualquier momento. Pero que de ese asiento han salido dos jefes de gobierno: Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera”.

Anaya fue la primera en poner en blanco y negro el nombre de García Harfuch. Sin embargo, lo que se había anticipado en estos #Recovecos venía de un dato fundamental: el entonces secretario de Seguridad decía a todo mundo que él era un policía, de acción… que no era político. Pero, en ese momento ya comenzaba a alistarse para una eventual candidatura.

“No te quiere el presidente”, decían personas con acceso a ambos personajes. Ser hijo de Javier García Paniagua, un priista de altos vuelos en los 70 y 80, y nieto del general Marcelino García Barragán, el jefe de la Sedena cuando ocurrió la masacre del 2 de octubre de 1968, no le hacía mucha gracia al inquilino de Palacio Nacional.

No obstante, desde agosto de 2021 ya se trabajaba en fortalecer su imagen como secretario de Seguridad, dados los resultados en la reducción de los índices de criminalidad en la Ciudad de México.

De forma paralela, Clara Brugada desarrollaba una estrategia de gobierno en Iztapalapa, a donde ya había gobernado, con programas diversos que compaginaban el patrullaje con acciones de corte social para reducir los niveles de incidencia delictiva. Mucha gente aprobaba su gestión, personajes como la senadora Patricia Mercado, de Movimiento Ciudadano y feminista, ponderaba positivamente las acciones en beneficio de las mujeres, por ejemplo.

Así pasó el tiempo. Era evidente, pero ahora lo señalan sin ambages personas afines a Brugada como Hernán Gómez y otros, que Claudia Sheinbaum destinaba recursos importantes, como a ninguna otra alcaldía, para potenciar el trabajo de Brugada.

Clara Brugada es una mujer de territorio. Gasta suela de zapatos. Tiene todo el aprecio y confianza de López Obrador. Es la esencia del morenismo.

Cuando García Harfuch se quita la capucha de tapado se le vino encima la andanada. Desplegados con firmas de personajes como Elena Poniatowska aparecieron en el diario La Jornada. En respuesta, Víctor Hugo Romo, ex alcalde en Miguel Hidalgo, orquestó también desplegados de apoyo a García Harfuch… pero los abajofirmantes, como los llamaba Carlos Monsiváis, se le fueron bajando.

La crisis mayor ocurrió hace unas semanas cuando se difundió profusamente vía WhatsApp un audio en donde el jefe de gobierno Martí Batres giraba instrucciones para golpear a García Harfuch vía plumas como la de Hernán Gómez Bruera. Todos salieron a desmentir y Batres acusó que no sólo era falso, sino que se había elaborado con herramientas de Inteligencia Artificial. Como haya sido, el hecho exhibió la despiadada batalla de los puros de Clara Brugada contra los impuros de García Harfuch. Y lo que se escuchaba en el audio se cumplió puntualmente…

El acabose fue el acto fallido de Claudia Sheinbaum en el estadio Azul el 24 de octubre porque estaba vacío. Las huestes de Morena en la CDMX bajaron los brazos. Era una demostración de que la reyerta estaba alcanzando niveles de estruendo.  

Fantástica la historia de políticos y policías, ¿no cree usted?

Punto y aparte. Jorge Alcocer, titular de la Secretaría de Salud, no ha dicho ni pío de los 800 millones de pesos que se quiere gastar para hacer de la antigua sede de Lieja un Centro Cultural.

Punto final. La oposición se lame los bigotes.

 

Jorge Ramos Pérez

@jorgeramos7773