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Confesiones desde el exilio: Enrique Peña Nieto • Mario Maldonado

Los secretos y escándalos del último gobierno del PRI.

Escrito en OPINIÓN el

A través de entrevistas exclusivas con el propio Enrique Peña Nieto, quien durante años no había hablado con ningún medio, y de una amplia investigación que incluye personas cercanas al exmandatario, Mario Maldonado presenta un trabajo periodístico de primer nivel en el que revela todos los secretos del último presidente priista.

Conoce todos los detalles de su origen en Atlacomulco, su meteórico ascenso, sus hombres más cercanos y el «Mexican Moment» —que contrastó con las crisis sociales que marcaron a millones de mexicanos, como Ayotzinapa—, además de su relación con Carlos Salinas de Gortari, su última reunión con Andrés Manuel López Obrador, los casos documentados de corrupción y su autoexilio.

¿Quién es realmente el hombre que gobernó México entre 2012 Y 2018?

Fragmento del libro de Mario Maldonado Confesiones desde el exilio: EPN” editado por Planeta, © 2024. Cortesía otorgada bajo el permiso de Grupo Planeta México.

Mario Maldonado | Es un reconocido periodista y columnista de El Universal, conductor del programa Bitácora de Negocios en El Heraldo Radio y comentarista de Foro TV. Ha escrito columnas en diferentes medios de comunicación

Confesiones desde el exilio: Enrique Peña Nieto | Mario Maldonado

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EL EXILIO Y… ¿EL REGRESO A MÉXICO?

«Insisto, hay temas que se hubieran atendido de mejor manera o de manera distinta, sí», reconoció el expresidente de México desde Punta Cana.

En todo momento, Enrique Peña Nieto reivindica su labor por la elaboración e implementación de las reformas constitucionales, por las que su gobierno fue ampliamente reconocido entre 2012 y 2018. Fueron su mayor reto y su mejor éxito; el legado de su desempeño como máxima autoridad del país.

A cinco años de la conclusión de su mandato, y con el fondo musical del merengue y el pambiche que se escuchan en el restaurante dominicano, el también exgobernador confesó que la razón de su partida no se debió al «exilio político», al que más de un expresidente ha recurrido, sobre todo cuando un partido de oposición logra hacerse de la silla presidencial, como ocurrió cuando Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones con Morena. La realidad de su partida, asegura, fue por una simple «formalidad para lograr una transición positiva en la entrega del mando presidencial».

Peña estaba convencido de que poner kilómetros de por medio con el nuevo presidente era necesario para respetar su victoria y gestión. Explicó que, como mandatario federal, era su responsabilidad asegurar que hubiera un proceso democrático, justo, ordenado, en armonía y donde se respetara la voluntad de la mayoría ciudadana, de modo que eso fue lo que al final ocurrió. El siguiente paso era respetar esa victoria y dejar de ser un personaje político, por lo que, consideró, lo más sano era salir del país para mantener la relación cordial que siempre tuvo con Andrés Manuel, «aunque, en realidad, casi no hubo relación».

Luego me contó, con los mismos cálculos que le conocimos en su periodo como presidente:

Esto es muy público. Yo al presidente [López Obrador] lo conocí personalmente después de que ganó la elección y estuvimos cuatro veces juntos: tres en Palacio Nacional, y una con él y su esposa en su casa, algunas semanas antes, si no mal recuerdo, de que tomara posesión como presidente de México.

La gran equivocación de cálculos que se hizo viral en redes sociales ocurrió en septiembre de 2017, cuando antes de aterrizar en Oaxaca para una visita de evaluación de los daños por los sismos de ese año comentó: «Estamos a un minuto de aterrizar; no, menos, como a cinco». Sabemos, por sus propios comentarios, que la reunión en la casa de AMLO duró mucho más tiempo.

Para Andrés Manuel López Obrador, Peña Nieto no tiene más que elogios. De acuerdo con su opinión, la razón principal por la que el pri perdió la elección de 2018 fue que el fundador del Partido de la Revolución Democrática estuvo «picando piedra» durante varios años. Le reconoce que por mucho tiempo estuvo trabajando; que tiene gran mérito lo que realizó el ahora presidente desde 2000: él buscó y fue candidato en dos ocasiones previas, y es evidente que eso le dio una gran ventaja y mayor conocimiento de la gente sobre su persona. «Eso le dio paso a que hubiese sido electo con la mayor cantidad de votos en la historia», indicó.

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Desde diciembre de 2018, a pocos días de que el presi­dente Andrés Manuel López Obrador asumiera la titularidad del Poder Ejecutivo, Enrique Peña Nieto salió del país para dividir su residencia entre las ciudades de Madrid, España, y Punta Cana, en República Dominicana. «Me he dado cuenta de que, para hacer una vida distinta, más normal, solo la puedes hacer fuera del país».

Peña Nieto sabe que su vida en México no podría ser normal, porque es una persona conocida que no puede pasar de manera anónima; en cambio, en cualquier otro lugar, como en Punta Cana, puede entrar de forma modesta a un restaurante; lo puede hacer de un modo mucho más natural, me explicó disfrutando de esa tranquilidad que él mismo describe.

En Madrid llegó a coincidir con otros políticos y ex-presidentes que decidieron convertir a ese lugar en su refugio, como Carlos Salinas de Gortari o Felipe Calderón. «El tema del idioma ayuda mucho», dice. Estar en España es la manera más lejana de estar cerca de casa. Desde ese lugar, por ejemplo, Calderón se trasladaba a países como Reino Unido o los Emiratos Árabes Unidos, para cumplir sus actividades como directivo de la Federación Internacional del Automovilismo.

En el caso de Salinas de Gortari, se trata de un personaje que fue muchas veces captado por las cámaras de la prensa en múltiples países, pero Madrid es el sitio donde, en efecto, se le vio en los tiempos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, justo cuando su descendencia, Emiliano, Cecilia y Juan Cristóbal Salinas Occelli, tuvieron también que hacer maletas para colocarse en una posición geográfica lejana a los ánimos «antineoliberalistas» del primer presidente de izquierda del país. Todos ellos fueron vistos en reuniones frecuentes en los restaurantes de España.

La fotografía que jamás se exhibió, por el potencial político que esta hubiera tenido, es la de Salinas cruzándose en algún pasillo madrileño con Enrique Peña, y no es que esta escena no se haya consumado, sino que los dos fueron muy cuidadosos de que aquel momento casual no trascendiera. Peña tiene muy claro que cada uno de sus pasos estaba bajo seguimiento; lo constató en el año 2019, cuando fue captado en Nueva York en compañía de la modelo Tania Ruiz, en un restaurante al que acudieron ambos disfrazados con pelucas.

Existieron versiones de medios españoles y mexicanos que revelaban una reunión entre Peña Nieto, el expresiden­te Vicente Fox y Carlos Salinas, además de la sobrina de este último, Claudia Ruiz Massieu. En esta supuestamente se discutieron las alianzas políticas de los partidos opositores a Morena de cara a los procesos electorales comprendidos entre 2021 y 2024. Al igual que sus presuntos acompañantes en la reunión, Peña Nieto niega este suceso; de hecho, reiteró que su relación con Salinas de Gortari nunca fue tan cercana, solo fue algo «institucional»

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En confidencia y años después de haber interactuado en la posición de presidente con sus predecesores, Enrique Peña Nieto me compartió más información sobre las experiencias personales que mantuvo con cinco expresidentes, empezando por Luis Echeverría Álvarez, fallecido el 8 de julio de 2022, a quien le llamaba periódicamente para extenderle sus saludos y felicitarlo por su cumpleaños.

Peña Nieto recuerda que a Salinas de Gortari lo invitaba a cenar en vísperas de Navidad, por lo regular en España. A Zedillo nunca pudo darle el mismo trato, porque nunca estaba en el país y se mantenía prácticamente ilocalizable; me compartió que solo en una ocasión coincidió con él en Colombia y no hubo más encuentros. Sin embargo, como presidente les hablaba a todos en sus respectivos cumpleaños. «Siempre les llamé, siempre los felicité», me dijo.

Se recuerda, sin embargo, que Zedillo, el «ilocalizable» que seguía viviendo hasta esa fecha en New Haven, Connecticut, en Estados Unidos, apoyó a Peña Nieto durante su campaña presidencial. De forma intencional o no, apareció en una imagen en 2012 junto a Luis Videgaray. Ambos coincidieron en el Foro Económico Mundial celebrado en Davos, Suiza.

Fue Videgaray (siempre Videgaray) quien confirmó el encuentro celebrado en el Centro de Congresos de Davos, donde ambos personajes de la política se tomaron 15 minutos para conversar sobre la candidatura en México de Enrique Peña Nieto. La foto que resultó de dicha reunión se interpretó, en el otro extremo del océano Atlántico, como un acto explícito de apoyo a su compañero de partido, justo como lo quería el equipo que llegaría a tomar las riendas de la Presidencia.

La relación de Peña Nieto con Calderón debe colocarse en un apartado muy diferente al del vínculo que mantuvo con todos sus otros predecesores, pues de manera muy conveniente por el escenario de linchamiento que prevalecía en México contra el expresidente panista al momento de la plática, me aseguró que nunca hubo una buena relación entre los dos; mucho menos con el exsecretario­ de seguridad calderonista Genaro García Luna, hoy preso en Estados Unidos.

«Estoy impactado por lo que salió a la luz pública del juicio», me expresó con aire de sorpresa en el restaurante de Punta Cana. Me dijo además que a él no le generaron preo­cupación alguna los datos que se presentaron en el juicio. «Yo no soy calderonista; cero me llevo con él; no me llevo mal, pero tampoco me llevo bien», me insistió y agregó que, en general, Felipe Calderón es mucho más hosco que todos los otros exmandatarios con los que convivió y que si bien él prefería no convivir con alguno de ellos, con el panista es con quien menos hubiera querido hacerlo.

A quien el mexiquense Peña Nieto sí dijo tener en alta estima, y a quien seguía considerando realmente su amigo, es al también exgobernador de su tierra Eruviel Ávila Villegas.

La relación entre los dos políticos, según se pudo percibir en la conversación de Enrique Peña, era mucho más cercana que la que mantenía el expresidente con su primo y también exgobernador del Estado de México Alfredo del Mazo Maza.

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La distancia que Enrique Peña Nieto puso con el país que gobernó no fue suficiente para alejarlo de los reflectores o del escrutinio público.

Además de su vida amorosa en España con Tania Ruiz, se convirtió en noticia en México la categoría de residente distinguido que el gobierno del presidente de España, Pedro Sánchez, le dio al mexiquense en el año 2020: Peña Nieto se hizo poseedor de una visa dorada. Técnicamente expre­sado, Peña obtuvo un visado de inversor, que es un tipo de permiso particular de residencia, creado para todos los ciudadanos extranjeros a la Unión Europea que deseen realizar una inversión significativa en España.

La llamada visa dorada es otorgada a inversores que adquieren inmuebles en el territorio europeo por una cantidad de al menos 500,000 euros, unos 10,500,000 pesos mexicanos. Les abre prácticamente un abanico de posibilidades para vivir, durante cierto tiempo, como ciudadano español. El trámite era ya muy popular para los acaudalados mexicanos, rusos y chinos radicados en España desde 2013, época en que se oficializaron estas facilidades por el gobierno de Mariano Rajoy.

Peña Nieto podría obtener este visado sin problema y elegir como hogar el país de su preferencia. Ante su conocida renuencia a comunicarse en un idioma diferente del suyo, se dirigió a España, el lugar que sigue considerando la madre patria. «Es un país con una muy buena relación y con una amplia población migrante mexicana», me relató.

Por su tono de voz y comentarios, era fácil percatarse de que el expresidente extraña la vida en su país. Se exilió voluntariamente en España porque es una nación con una gran afinidad cultural, política y religiosa con México. «Eso te hace sentir, si no en tu país, en un lugar que tiene condicio­nes muy similares al tuyo», me dijo. Sobre todo extrañaba a su familia. Aseguró que mantenía siempre una relación cercana con sus hijos y que, en su exilio voluntario, busca espacios para reunirse con ellos.

Por las reglamentaciones de su visado, el expresidente solo puede permanecer en España durante tres meses por cada 180 días (seis meses). Los periodos en los que debe ausentarse de Madrid los pasa precisamente en República Dominicana; en Punta Cana, el lugar que conoció por recomendación de su amigo y abogado Juan Collado.

«Nunca había venido a este país; vine por primera vez en Semana Santa de 2019», precisó y luego reveló que su abogado lo convenció de visitar el lugar por los numerosos espacios para jugar golf: «Vamos, te van a encantar los campos de golf», le dijo en su momento. Luego, Peña abundó en que había pasado toda esa semana de vacaciones en compañía de Tania Ruiz y de Collado, tan solo unos meses antes de que este fuera a parar a prisión, el 9 de julio de ese mismo año.

El mensaje transmitido sobre la persona de Juan Collado, seguramente por el entonces entrante gobierno de Andrés Manuel López Obrador, tuvo el efecto esperado en Enrique Peña Nieto: tras la aprehensión de su amigo y abogado tomó la decisión de no volver a México, por lo menos dentro de los subsecuentes seis años. Sabía en ese momento que había cometido un error al asistir, el 18 de mayo de 2019 en tierras mexicanas, a la boda de la hija de Collado, aunque lamentó la presunta persecución sobre los personajes que asistieron a esa celebración.

Peña Nieto sí regresó a Punta Cana, el lugar turístico que le recomendó su amigo encarcelado, ese mismo 2019. En diciembre le sugirió a sus hijos reunirse por allá para pasar los festejos de Navidad y Año Nuevo. «Renté una casita que está más pinche de lo que me pareció; más vieja que nada». Ahí pasaron las fiestas y en los primeros días de 2020 regresó a Madrid; tenía que someterse a una cirugía el 5 de enero.

Los momentos de mayor soledad para el expresidente llegaron junto con la pandemia de covid-19, con el espacio aéreo cerrado en España perdió todo contacto presencial con su familia. Fue hasta diciembre de ese año cuando regresó a Punta Cana para pasar con sus hijos una segunda Navidad y Año Nuevo en República Dominicana. Después se quedó en esas latitudes cinco meses más; en España había tormentas de nieve en las primeras semanas de 2021, mientras Peña Nieto disfrutaba de las playas dominicanas en total soledad.

«En esos cinco meses como que me asenté en el lugar y me gustó mucho». Punta Cana se convirtió prácticamente en su segunda casa.

En mayo de 2021 regresó por fin a España y volvió a tener contacto con sus hijos, con los que pasó las navidades de ese mismo año y la de 2022, pero regresó a República Dominicana por lo menos tres veces más: en febrero, mayo y noviembre de 2022, sobre todo por la reglamentación de la visa dorada.

Cuando tuvo que demostrar que salía de tierras españolas para cumplir con los plazos establecidos por su visado, pasaba unas temporadas en Alemania o en Portugal, países a los que debía desplazarse en avión para mostrar como evidencia un boleto de salida.

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«La decisión de España de conceder permisos de residencia a los expresidentes mexicanos Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y la nacionalidad a Carlos Salinas de Gortari fue administrativa y no política ni discrecional», declaró a finales de 2022 el ministro de Relaciones Exteriores español, José Manuel Albares, durante una visita oficial a México.

El diplomático aseguró que han hecho una solicitud de residencia como hacen miles de personas todos los años. Las autoridades ni prejuzgan ni dejan de prejuzgar una situación. Es imposible pausar las re­laciones de España y México porque es imposible pausar las relaciones entre dos hermanos.

En específico, Peña Nieto obtuvo su visa dorada por la adquisición en 2020 de un chalet en el acaudalado barrio madrileño de Chamberí. Fue el diario español El País el que reveló la compra del inmueble de 105 m2, cuyo valor superaba los 570,000 euros y fue liquidado de contado. Este fue puesto en venta en julio de 2022, unas horas después de que apareciera en la conferencia de prensa de Andrés Manuel López Obrador el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Pablo Gómez, para anunciar que había entregado información sobre posibles operaciones con recursos de procedencia ilícita del exmandatario mexiquense.

La mañana del jueves 7 de julio de 2022 Pablo Gómez apareció en la tribuna de Palacio Nacional para informar que su oficina de la Secretaría de Hacienda había detectado un esquema de triangulación financiera relacionado con Enrique Peña Nieto por 26 millones de pesos vía transferencias internacionales, quien además tenía relación o «vínculos cooperativos» con familiares cercanos y con dos empresas con presuntas irregularidades fiscales, una de ellas denominada Plasti-Estéril S. A. de C. V., constituida por el exmandatario y su hermano Arturo Peña Nieto.

Al abordar este tema en el restaurante de Punta Cana Peña Nieto lanzó un profundo suspiro y negando con la cabeza expresó: «Mi querido Pablo Gómez». Apuntó que una parte de la investigación es cierta, sobre todo el tema de las empresas; las transferencias las hizo para que las vieran, nunca para que estuvieran bajo el agua. «Yo sabía que lo estaban viendo. Es lo que tengo, con lo que compré una propiedad en España y es supertransparente», aseguró.

Peña Nieto me confesó que aquella era la cuenta bancaria de su mamá, que ahí encontraron dinero. «Mi mamá tiene unos locales comerciales en Atlacomulco que, la verdad, un poco de eso vivimos; a mí me da una parte y una parte a mis hermanos». Me dijo que ese en realidad es un ingreso que él calificó como kosher. «Por eso hablaban de los ingresos, que son declarados en Atlacomulco. No todo, pero lo que paga en cash se ingresa y se paga el impuesto», insistió, poniendo énfasis en que las declaraciones de su madre, María del Perpetuo Socorro Ofelia Nieto, están al corriente.

Respecto al involucramiento de su hermano, Arturo Peña Nieto, el expresidente argumentó que él es el representante legal de lo que doña Socorro cobra de renta de sus locales. «Están chiquitos, están en la plaza de Atlacomulco, cerca del mercado; de ahí vienen los recursos», me reiteró para luego detallar que lo que Pablo Gómez había ventilado eran las rentas de diez años de esos locales por los que obtienen entre 200,000 y 300,000 pesos al mes.

El tema de la empresa, Plasti-Estéril S. A. de C. V., fue el más ruidoso, pero explicó que la compañía de esteriliza­ ción, constituida en 1991, fue una idea de negocios de su padre, Gilberto Enrique Peña del Mazo. Este último la vendió en Japón un año después, en 1992, y desde entonces la familia de Peña Nieto dejó de tener participación en la firma. En 1999 Plasti-Estéril pasó a ser propiedad de Baxter International Inc.

Para Enrique Peña Nieto la investigación de la uif no tiene sustento. «Sé que la Fiscalía la tiene y le he dado se­guimiento con mis abogados; la tienen congelada, no la han cerrado». El exmandatario mexicano consideró que, aunque seguramente no encontrarían más irregularidades en la Unidad de Inteligencia Financiera, es poco probable que cierren la investigación que se realiza sobre él.

«Yo voy a presionar un poco para que la cierren, pero cuando haya pasado la elección presidencial; antes no creo que la vayan a cerrar. Han de tenerlo por si se ofrece». Peña Nieto confiesa que se ocupó de cuadrar toda su información y sus cuentas, por lo que tiene todas las pruebas de que sus finanzas son regulares y transparentes.

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Enrique Peña Nieto me confesó que, genuinamente, pen­ saba radicar en México.

Mi plan era estar ahí, pero solamente quienes hemos estado en esta tarea y en esta responsabilidad, y quienes estuvieron previo a un servidor, se dieron cuenta que tienes que dar espacio de respeto a quien está en la titularidad del Ejecutivo; una manera de hacerlo es sustrayéndote.

Andrés Manuel López Obrador sabía sobre los deseos de Peña, mucho antes de que este hiciera pública su relación con la modelo potosina Tania Ruiz, logrando que los reflectores estuvieran enfocados en su vida privada. «Se lo compartí entonces al presidente electo, que ese era mi deseo, y él obviamente no tuvo ninguna oposición al tema», contó.

Pero la boda de la familia Collado, la relación de farán­dula con una modelo y un ambiente político de «liberales» contra «conservadores» complicaron el escenario y le hicieron entender que lo mejor era alejarse del país; mantener la «sana distancia». Esto con el fin de darle el mayor espacio de respeto al presidente en turno.

Yo estoy convencido de que uno, cuando está en esta tarea, busca y trabaja para hacer una buena gestión de gobierno, ser un buen presidente de México, pero también está la responsabilidad implícita de convertirse en un buen expresidente y eso es lo que busco.

En nuestra última plática me afirmó mantenerse con la convicción de haber hecho el mayor esfuerzo para impulsar el desarrollo en un país como México. Su regreso es un enigma todavía, pero dio algunas pistas:

Por ahora me mantendré a distancia y ya veremos en el futuro. Lo que sí tengo muy claro es que he concluido mi etapa en la política. Me siento un privilegiado de vida al haber tenido dos grandes responsabilidades políticas, al ser gobernador de mi estado natal y presidente de México.

Tengo interés de regresar, pero no tengo decidido si de forma permanente. Yo quiero mantenerme en esta sana distancia en este espacio del actual gobierno, pero pienso regresar.

 

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