CENTRO SCOP CDMX

“El Centro SCOP fue mi inspiración para volverme ingeniero”: don Agustín

Habitantes de la unidad IMSS Narvarte recuerdan cómo era el emblemático Centro Scop y sus murales; narran a La Silla Rota historia barrial de lo que fue la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas

Platica con La Silla Rota cómo era visitar el Centro SCOP en los años 50
Don Agustín.Platica con La Silla Rota cómo era visitar el Centro SCOP en los años 50Créditos: Marco Antonio Martínez | La Silla Rota
Escrito en METRÓPOLI el

Don Agustín Viveros de Ita recuerda que fue en 1959, cuando tenía 7 años, cuando él y sus hermanos visitaron por primera vez el Centro SCOP. Ese año su padre lo llevó a conocer lo que entonces era la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, con sus torres, sus murales de los artistas plásticos Juan O’ Gorman y José Chávez Morado, sus esculturas y su enorme patio. “Era muy grande. Éramos niños y nos quedamos asombrados”, recuerda el ingeniero, ahora de 72 años.

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Trabajos de construcción del Centro SCOP en los años 50 | Mediateca INAH

Su padre era visitador general de Correos y el Centro SCOP era su base de trabajo, recuerda don Agustín, quien este lunes 22 de abril, cuando iba pasando por Xola, se subió al puente peatonal para poder mejor ver el enorme predio que lo maravilló cuando era niño y del que ahora sólo quedan cascajo y el cascarón de las paredes donde estaban los murales alusivos a la comunicación.

“Veníamos a recoger la documentación para ir a las giras de revisión de correos”, rememora Viveros de Ita.

Con orgullo don Agustín menciona que a su papá le gustaba decir que él fue de los primeros en trabajar ahí, que comenzó siendo cartero y llegó a visitador general de Correos. En el lugar, ubicado en la colonia Narvarte, en Xola, entre Eje Central y avenida Universidad, su padre trabajó hasta mediados de los 70.

Fotografía: Cortesía

De todo el conjunto arquitectónico, que incluye la torre de Telégrafos, aun en pie y que no será demolida, esculturas, relieves y murales, estos últimos eran lo que más le gustaban ver a don Agustín, debido a sus colores, su belleza, su estructura y por la técnica del uso de distintos tipos de piedras para dar formas a las figuras multicolores. Por eso cada que iba aprovechaba para volver a verlos, en especial el de la torre que estaba en medio del predio.

“Era un lujo venir a visitarlos”, dice sin dudar.

Pero además había murales dentro de las oficinas, alusivos a la comunicación, y también para él era un gozo verlos.

En 1985, con el terremoto del 19 de septiembre de ese año, pudo ver algunos daños que sufrieron los edificios y se enteró de que aunque había planes para demolerlo, solo fue rehabilitado. El sismo de 2017 también causó daños al Centro SCOP y fueron incluso mayores a los de 32 años antes.

—¿Qué piensa de que se hará un centro muralístico en el predio, pero mientras el lugar está en ruinas?

—Necesita haber lo mejor en la cuestión artística para hacer algo con esta obra magna, verla en fotos para imaginarse la magnitud de la belleza, ver cómo lo hicieron con tanta precisión, con tantos colores, con tanto trabajo que se necesitaba estar aquí todo el tiempo. No recuerdo quiénes fueron (los muralistas autores de las obras); sin embargo, resultaba muy bonito verlo. Veníamos y acompañábamos a nuestro padre y jugábamos alrededor. Se permitía, no había peligro, pasábamos a ver los cuadros, concluye don Agustín, a unos metros de donde se encontraban los murales que estaban sobre Xola, y en donde ahora hay una lona a escala natural de las obras, que imita los colores y las formas, pero no la textura y viveza de las paredes que ahí había.

Era como venir de paseo

Héctor Lozano llegó a vivir a la unidad IMSS Narvarte hace unos 25 años. Pero desde antes de mudarse ahí, cada que pasaba por el Centro Scop, admiraba sus murales, los que daban a la calle, el de la torre, así como sus esculturas y el amplio patio que tenía el predio, sede de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

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Entrevistado por La Silla Rota, Lozano recuerda que la unidad donde ahora vive y de la cual es su administrador, no estaba enrejada y entonces tanto vecinos como otras personas podían pasar por los andenes, algunos para pasar de avenida Universidad a Eje Central y viceversa sin cruzar Xola, o algunos más cruzaban por ahí para ir a trabajar al llamado Centro Scop, que así fue llamado desde que fue inaugurado en 1954, y conserva el mismo nombre, aunque ahora su lugar esté ocupado por montículos de cascajo y maquinaria pesada.

“La primera vez que yo vine a esta zona me llamó la atención el que estuvieran estas estructuras de la secretaría, los murales. Era un panorama bonito, bonito. Era como venir de paseo y posteriormente hubo la oportunidad de conseguir un departamento aquí. Bueno, pues se consiguió”, dice orgulloso en entrevista con La Silla Rota.

Pero no todo era perfecto en el Centro Scop, cuya ubicación es en una zona que ha sido afectada por los sismos de 1985 y 2017. Fue con el de hace 7 años que los daños alcanzaron tal dimensión que las autoridades decidieron cerrarlo, debido a los daños que sufrió.

Fotografía: Marco Antonio Martínez

Aunque la unidad habitacional prácticamente se encuentra en el mismo predio, no sufrió los mismos daños. Su imagen es contrastante. Ahora enrejada, fue apenas hasta hace unos 8 años que se enrejó porque había vecinos de otras colonias que iban a dejar su basura. Por el lado de avenida Universidad se puede ver a vendedores de frutas y verduras. Dentro hay una escuela primaria, un gimnasio y decenas de gatos. Los andenes lucen prácticamente limpios.

En cambio, el Centro SCOP comenzó a ser demolido desde el año pasado, pese a que los daños que sufrió son del 2017. El proceso ha sido complejo para los vecinos, que han debido soportar el traca-traca de las máquinas que actualmente se escucha a decenas de metros de donde se produce, pero que en febrero de este año era más molesto, afirma Lozano.

A ello se suma el polvo que ha dejado la demolición y que provoca que aunque se limpie diario, haya polvo al poco tiempo, obligue a dejar las ventanas cerradas, pese al calor causado por el fenómeno meteorológico del Niño y el cambio climático.

Fotografía: Cortesía

“Si puede ver todo está lleno de tierra, de polvito, porque entra polvo por todos lados. Bueno, las viviendas, pues ya ni se diga, la gente con sus alimentos dice que deben tener ahora sus ventanas cerradas, porque el polvo entra a todas horas”, explica Lozano en su oficina de administrador, meticulosamente ordenada.

“Se hizo una promesa en esa reunión que tuvimos ahora en marzo con la gente de la empresa y las de la Secretaría de que se iba a tratar de aminorar un poco la lo del tema del polvo regando agua con pipas”.

A ello se suma el miedo que sintieron quienes habitan la unidad, al iniciar los trabajos de demolición. Sentían que el suelo vibraba y les daba miedo que hubiera daños. La autoridad les garantizó que el nivel de vibración estaba debajo de la norma permitida y le presentó estudios al respecto.

También les han ayudado a que haya vigilancia, con cámaras, que haya rampas, pero Lozano dice que a los vecinos también les gustaría que les renueven la tubería del drenaje, porque ya está vieja y a veces se tapa. La del agua anda por las mismas porque luego hay fugas.

Además, pusieron una alerta sísmica dentro de la unidad, y tienen el compromiso a que en cuanto acaben los trabajos de demolición, habrá una nueva revisión de la estructura.

El proyecto

Lozano recuerda que, desde 2018, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes les mostró una maqueta sobre el centro muralístico que se planea en el predio que fue ocupado por el Centro SCOP.

Héctor Lozano, vecino del Centro SCOP | Fotografía: Marco Antonio Martínez

Sin embargo, el proyecto ha ido cambiando con el paso de los años, y actualmente él, como administrador de la unidad habitacional que fue inaugurada en 1954, igual que el Centro SCOP, desconoce cuál será el verdadero proyecto que ocupe esa parte del predio. Tampoco sabe cuándo acabarán, pero por lo que se ve no será en esta administración, pronostica.

­—¿Les han dicho una fecha de cuando puede acabar y en qué consistirá el nuevo proyecto?

—No, nada, nada, nada. Bueno, incluso se menciona que no existe un proyecto. Que están trabajando ahí sin proyecto y que la orden que tenían fue la de derribar los edificios y que no había proyecto porque no sabían que se iban a encontrar, que el tema principal era el resguardo de los murales y que lo único que les encargaron fue eso y la demolición de los edificios.

“En la última reunión que tuvimos ahora, en marzo, hubo un vecino por ahí que mencionó el tema del proyecto y el arquitecto encargado de la obra le dijo ‘’mira proyecto no hay eso, se va modificando, fue en marzo apenas”, añade.

Lozano muestra tres carpetas que son los expedientes de los trabajos del Centro Scop. Ahí hay dictámenes, hay copias, hay fotos de vecinos, siendo informados desde 2018 de lo que se proyectaba, y unas fotos de la maqueta que se supone es el proyecto.

“Nos mostraban una maqueta y esa maqueta ya tenía dos o tres modificaciones, entonces decíamos oye, hace dos meses tuvimos una reunión, ¿no era esto lo que nos presentabas en anterior? Había un espejo de agua que se iba a poner en el centro del centro cultural que se pensaba hacer, ahora ya no lo muestras, ¿cuál es el final? O sea, ha habido una de cambios”, concluye.