Tras más de un mes de padecer las reparaciones de una fuga de combustible frente a sus viviendas, vecinos de la unidad habitacional CTM Aragón de se dicen preocupados porque el olor a gasolina que aún se percibe, además de que han presentado problemas de salud.
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El pasado 11 de febrero se descubrió una fuga en un ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) que corre en el subsuelo de la Avenida 604, en la alcaldía Gustavo A. Madero.
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Los trabajos de reparación se prolongaron por más de un mes y las afectaciones a comerciantes y vecinos se siguen registrando.
“Estamos muy preocupados porque algunos vecinos han reportado dolor muy intenso de cabeza, otras personas hemos tenido problemas de vista, muchas personas tiene problemas respiratorios, hay personas con asma que la están pasando mal”, dice la señora María Luisa, vecina del conjunto habitacional.
Más de 30 días de reparaciones
Durante un mes y tres días, personal de Pemex trabajó para poder reparar la fuga. Excavaron en el camellón de la Avenida 604 y, la tarde del jueves 14 de marzo, taparon la excavación y se retiraron.
No obstante, un fuerte olor a combustible se percibía en la zona, pero en el día, cuando el calor y el sol están al máximo, el aroma aumentaba hasta llegar a interior de los domicilios, aseguran vecinos entrevistados por La Silla Rota.
Además de que el polvo de la obra afectó a los comercios que se encuentran en la zona, como son los locales fijos y semifijos de comida y otros de servicios.
“En cuanto a riesgo físico dicen que no hay, pero problemas de salud sí tenemos”
La señora María Luisa y su familia usan cubrebocas todo el día dentro de su domicilio debido al olor, que hasta la tarde del viernes 15 de marzo, cuando se habían concluido las reparaciones, aún se percibía en el ambiente.
Autoridades de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de la Ciudad de México les informaron que estarían monitoreando la zona por varios días más y que, el próximo jueves 21, les darían un informe a los vecinos afectados.
En la zona se aprecia los vestigios del trabajo: adoquines removidos donde se penetró, postes de advertencia propiedad de Pemex que están derribados y la nueva tierra que se colocó, luego de que la anterior se contaminara tras la fuga de combustible.
En la zona ya sólo se aprecian trabajadores de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil y el paso a los autos ya se ha reabierto en los dos sentidos de la vialidad.
A pesar de lo ocurrido, hay vecinos, como la propietaria de un desayunador frente a la zona afectada, que dicen haberse acostumbrado al aroma a gasolina y estar despreocupados de lo que ocurra con la obra.
“Será que como estoy aquí diario ya me acostumbre al olor, pero bueno, yo no soy de estar preguntando o andar en estos asuntos, pero a final de cuentas yo no vivo aquí, sólo vengo en la mañana a mi negocio”, dijo la comerciante.
Aunque, por otro lado, la vecina María Luisa aún está al pendiente de lo que ocurra con la fuga y las probables intervenciones posteriores.
“Las personas que tengan la jurisdicción por lo menos nos alerten, nos informen de toda esta problemática y qué acciones tendríamos que tomar como vecinos para que las afectaciones sean menos en cuanto a salud, porque en cuanto a riesgo físico dicen que no hay, pero problemas de salud sí tenemos y quisiéramos saber de contaminación en el manto acuífero”, pide la vecina con domicilio frente a lo que fue la fuga.