PUEBLA

Eclipse Solar en Puebla: ¿Quieres ver el eclipse de una manera fenomenal? Esto te interesa

En Puebla el eclipse se verá de manera parcial, pero especialistas abrirán sus puertas para aquellos que quieran ver el fenómeno astronómico

Créditos: LSR/ Francisco Herrera (Corresponsal LSR)
Escrito en ESTADOS el

PUEBLA. - El eclipse solar se acerca, por lo que la experiencia será inolvidable, por ello en Puebla se podrá vivir una experiencia inigualable, pues el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) abrirá sus puertas para que el público pueda admirar, alado de especialistas.

Aunque en Puebla el eclipse será parcial, y no total, como en varios estados del norte del país, el Instituto, ubicado en Tonanzintla, San Andrés Cholula, instalará tres sedes de observación: la Cámara Schmidt, el telescopio solar y los telescopios portátiles que se instalarán en los jardines aledaños al observatorio. Aunque la entrada al telescopio solar estará limitada a los investigadores del INAOE, las otras dos sedes estarán abiertas a todos los visitantes.

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En el eclipse del pasado 14 de octubre de 2023, el INAOE recibió a cerca de 4 mil visitantes; aunque en esta ocasión el fenómeno será en lunes y no en sábado como aquella vez, confían en tener un alto número de observadores en sus instalaciones.

Al mediodía será el momento de mayor oscurecimiento en Puebla, aunque de las 11 a las 13 horas será visible una parte del eclipse. Tanto en la Cámara Schmidt como en los telescopios portátiles se instalarán filtros que permitirá ver el Sol. La observación se hará con todas las medidas de seguridad para cuidar los ojos de los observadores, ya que mirar directo al Sol puede causar daños irreversibles.

Otra de las recomendaciones es no observar de forma indirecta el eclipse en espejos, recipientes llenos de agua, fuentes, albercas o la pantalla de los teléfonos celulares.

La Cámara Schmidt

El observatorio conocido como Cámara Schmidt fue instalado principios de la década de los 40 por inicitiva de los académicos Luis Enrique Erro, Guillermo Haro Barraza y la astrónoma Marie Paris Pismis de Recillas en un cerro de Tonanzintla, un poblado en el municipio de San Andrés Cholula, en Puebla, que tenía las condiciones ideales para observar el cosmos.

La ciudad de Puebla era muy pequeña y Cholula aún más, por lo que las noches en Tonanzintla sólo eran iluminadas por los objetos celestiales “que sólo esperaban a que alguien les apuntara para sonreir”, dijo el doctor Agustín Márquez Limón, actual encargado del telescopio.

Agustín Márquez | Fotografía de Francisco Herrera (Corresponsal LSR)

Con una lente de 77 centímetros que se mantiene hasta el día de hoy, el observatorio contaba con casi 200 noches de cielos despejados al año. El ciclo de lluvias era muy exacto en esa época, abundó el doctor Márquez, comenzaban el 15 de abril, con el festejo a San Isidro Labrador, y terminaban el 4 de octubre, con el llamado “cordón de San Francisco”, que, según la creencia popular, marca el final de las lluvias.

El observatorio original lucía muy distinto al actual; instalado dentro de una estructura hexagonal, fue instalado sobre una colina donde las turbulencias dificultaban su trabajo, por lo que se reubicó 80 metros al suroeste en la nueva estructura de cúpula que se mantiene en pie hasta el día de hoy.

Ahí, Haro Barraza, que viajó a Harvard para titularse como astrónomo, descubrió los objetos Herbig-Haro, en la nebulosa NGC 1999 de Orión. Este fue el inicio formal de la astronomía en México y dio pie para que, en 1971, se formara el INAOE.

Hasta 1995, la Cámara Schmidt trabajó con una emulsión fotográfica que les daba una efectividad del 20 % de las imágenes observadas, lo que sumado a la contaminación lumínica provocada por el crecimiento de las ciudades de Puebla y Cholula impedían observar los cielos.

Para actualizar el telescopio se instalaron una lente aplanadora y un CCD, un sensor como el que usan las cámaras digitales, con lo que le dieron nueva vida al observatorio. Aunque hoy en día, su ubicación le impide descubrir nuevos objetos espaciales como hizo a mediados del siglo pasado, la Cámara Schmidt sigue trabajando ya que está inscrita en un programa, coordinado por la NASA, de monitoreo de asteroides cuyas trayectorias pueden entrar en colisión con nuestro planeta.

A la creciente contaminación lumínica y el cambio climático, que ha modificado el ciclo de lluvias, se suma otro problema que dificulta la observación del espacio: la caída de ceniza del volcán Popocatépetl, la cual no sólo nubla el cielo, sino que pone en riesgo los lentes del telescopio, ya que puede rayarlos fácilmente.

Del INAOE dependen también el observatorio Guillermo Haro, en Cananea, Sonora; el Gran Telescopio Milimétrico (GTM), ubicado en el volcán Sierra Negra, a 4 mil 600 metros de altura; y el observatorio de rayos gamma High Altitude Water Cherenkov (HAWK), que se encuentra junto al GTM.

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Cámara Schmidt | Fotografía de Francisco Herrera (Corresponsal LSR)