VIOLENCIA

Abraham y Kevin, “atrapados” en la guerra del narco en Chiapas

Desde finales de mayo, cientos de personas comenzaron a abandonar sus hogares en diferentes colonias y ejidos de Frontera Comalapa, ante la disputa entre el cártel de Sinaloa y el CJNG

Padre e hijo fueron levantados por hombres armados en Frontera Comalapa
Padre e hijo fueron levantados por hombres armados en Frontera Comalapa Créditos: Especial
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TUXTLA GUTIÉRREZ.- La agudización de la violencia en regiones como Frontera Comalapa con la disputa del territorio entre dos cárteles de la droga provocó que, en enero pasado, Edith, su esposo e hijo de 11 años de edad decidieran emigrar a otro país, donde les otorgarían asilo.

Ellos salieron del barrio Cofre Bajo, municipio de Chicomuselo, con el miedo “sobre sus espaldas” pues, dentro de sus presentimientos, rondaba el riesgo de ser víctimas del crimen organizado.

Sin embargo, la mujer lamenta que, el pasado 26 de mayo, el terror en sus vidas se hiciera realidad con el “levantón” de su hermano Kevin Daniel González Pineda y su padre Abraham González Laparra, quienes viajaban en motocicleta hacia una colonia cercana de nombre Lázaro Cárdenas, en el mismo Chicomuselo, donde realizarían un trabajo en la casa de un hombre. “Le habían pintado unos muebles y también un cuarto”.

Según su versión, ella perdió el contacto con su padre como a las 11:15 de la mañana de ese día; “le mandaba mensajes y sí eran leídos, pero a las 2 de la tarde ya no supe nada más de él”.

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Tras una investigación con personas conocidas de la región, supo que ellos fueron plagiados por hombres armados que se transportaban en una camioneta tipo Jeep, a la altura de la gasolinera de ese sector.

LA AMENAZA Y EL ÉXODO

Desde días antes y durante ese mismo 26 de mayo, cientos de personas comenzaron a abandonar sus hogares en diferentes colonias y ejidos de Frontera Comalapa, colindante con Chicomuselo, pues los cárteles de Sinaloa (CDS) y Jalisco Nueva Generación (CJNG) se disputaban el territorio y, ante la necesidad de “personal de lucha”, comenzarían a reclutar a jóvenes mayores de 15 años.

De hecho, también circularon videos y fotografías de vehículos incendiados, una manta con el mensaje de amenaza de una organización criminal sobre la otra, e inclusive, de manea extraoficial, se habló de 60 muertos por la refriega.

Entre otros detalles, en localidades como Nueva Libertad, también de Frontera Comalapa, circularon las camionetas “monstruo” o artesanales e incluso otras más polarizadas, con la que los “narcos” protagonizan las batallas.

Sin embargo, en esa disputa en diferentes zonas de la región Fronteriza, ambos quedaron “atrapados”. De acuerdo con Edith, a diario mantiene el contacto con su padre, por lo que ese 26 de mayo no fue la excepción.

De hecho, su último mensaje fue el siguiente: “‘More –así me decía porque soy morena--, acá la cosa ya se puso fea’”, en referencia a los balazos que se escuchaban.

DE DESGRACIA EN DESGRACIA

Hace más de 20 años, cuenta Edith, una de sus hermanas falleció en un accidente, lo que generó que su madre, “afectada muy fuerte por esa situación”, se fuera a los Estados Unidos.

Asimismo, su padre, quien realiza varios oficios para obtener un poco de dinero, decidió quedarse en su barrio, en una casita de madera “situada en un terrenito que, la verdad, está entre el monte; somos humildes”.

Por ello, Edith trabajó con más intensidad en lo que sabe hacer, el maquillaje, y montó un espacio en Frontera Comalapa donde le daba clases a varias alumnas; incluso, expandió su negocio hacia La Mesilla, Guatemala, donde también estableció un salón para ofrecer sus servicios.

Pero el panorama también se volvió hostil, pues los padres de sus aprendices ya no querían dejarlas ir por miedo a que las desaparecieran, lo que generó que su negocio se fuera a pique.

“(Hombres armados) empezaron a bloquear las carreteras, y pues las chavitas ya no llegaban, y empecé a perder; luego, el que me rentaba el espacio, me subió la renta de 4 mil a 6 mil, y no pude pagar esa cantidad”. A la par, dice, las fiestas u otras actividades en Frontera Comalapa cada vez eran menos.

Además, le llegaron los rumores de que la organización “Maíz”, ligada al CJNG, en cualquier momento llegaría a su establecimiento a cobrarle “piso”.

La última vez que intentaron llegar a Comalapa, la carretera estaba bloqueada, pues habían asesinado a un productor de maíz, lo que los obligó a retornar a su barrio en Chicomuselo.

Desesperados, en poco tiempo, ella y su cónyuge recabaron alrededor de 20 mil pesos para pagarle a un “coyote” que los llevaría a otro destino. Para ello, tuvieron que rematar algunas pertenencias, entre éstas su automóvil.

HOMBRES TRANQUILOS

Con base en el testimonio de Edith, su padre (quien hace año y medio estuvo al borde de la muerte por un problema en los intestinos) y hermano eran personas tranquilas, “llevaderas”, y que no se metían en problemas, sino todo lo contrario.

De hecho, califica a Abraham como un hombre platicador, confiado, y que tenía muchos conocidos en el pueblo. Para sobrevivir, detalla, él hacía algunas piezas como cortineros, servilleteros u otros artículos de madera, “muy sencillos”.

En ocasiones, prepara nieve y la vende para fiestas; si la situación no está tan bien, se dedicaba a pintar casas o muebles. “Con lo que yo obtenía de mi trabajo de maquillaje, siempre lo apoyaba; soy muy apegada a él, lo amo mucho”.

“Mi padre era muy cariñoso conmigo, siempre me daba detalles a pesar de que era muy humilde; de repente me daba flores, o una taza con chocolates, cositas así que hacía muy seguido”.

Con ese apego, ella advierte que le insistió a Abraham que dejara Chicomuselo y que se fueran a otro estado o país, pero él se negaba con el argumento de que tenía un terreno y animalitos qué cuidar.

Entre otras virtudes, el varón de poco más de 50 años de edad carecía de vicios y, por el contrario, le gustaba acudir a la iglesia evangélica.

Mientras que Kevin, de poco más de 30 años, se dedicaba a cuidar a sus abuelos, quienes viven en Guatemala, en un sitio ubicado a casi 19 horas de distancia del barrio Cofre Bajo, Chicomuselo. De hecho, dice Edith, su madre siempre le envía dinero desde los EU para que él se encargue del abuelo, quien padece cáncer.

Por el momento, subraya, tratará de acudir ante la autoridad, pues las llamadas telefónicas de extorsión que han recibido provienen de números de donde están refugiadas. “Mi madre, de hecho, ya dio dinero, pero no pasó nada, nos timaron”.

Tras dejar en claro que no podrá viajar a Chiapas debido a que está embarazada y corre un alto riesgo por la inseguridad, Edith tiene fe en que su padre y hermano regresarán con vida al barrio, pues augura que sólo los hayan reclutado para hacer alguna labor.

Mientras tanto, revela, unas tías acudieron ante el Ejército mexicano que, desde hace como 10 días resguarda la región en conflicto, pero no les hicieron caso. “Yo, por ejemplo, hablé la Sedena (Secretaría de la Defensa Nacional), y tampoco tuve éxito”.