CRISIS MIGRATORIA

"No tenemos ropa gruesa, para el frío, para el invierno”: salvadoreña en Tamaulipas

El objetivo de los migrantes es buscar trabajo en EU, muchos ya tienen profesiones; el único obstáculo son las visas

Créditos: cuartoscuro
Escrito en ESTADOS el

REYNOSA.- El sol se comienza a ocultar, se escuchan grillos y un silencio total, ha llegado la noche en la frontera México-Estados Unidos. En ese momento, antes de dormir a la intemperie, migrantes de diferentes nacionalidades, que se encuentran aquí varados, alzan la vista en busca no de las estrellas de los reyes magos sino en busca de la estrella solitaria del estado de Texas o de cualquier otra de las estrellas que tiene la bandera de los Estados Unidos. Sueñan despiertos y su objetivo es que este país les cambie la vida para siempre.

Predomina la noche y la temperatura desciende, aún más durante la madrugada, por lo cual las familias migrantes buscan refugio en sus casas de campaña para cubrirse del frío y estar juntos para sentir menos la tristeza.

Manuela Manzano, salvadoreña, quien desde hace más de siete meses llegó a Reynosa con su esposo y dos hijas, comenta con una sonrisa que está entre la esperanza y el abandono: “Si estuviera en el Salvador, en mi pueblo haría para cenar pollo, tamales, panes, atole de piña”.

José Antonio, su marido, le interrumpe y le pide: “También ceviche de pescado con mucho limón, enchiladas verdes”. Se saborea la boca al decirle y también le sabe a tristeza.

“Aquí estamos ya sin nada. Se nos está acabando el dinero, la pasamos gracias a la buena gente que nos regala comida, ropa, cobijas para pasar el frío. Nosotros no estamos acostumbrados a estas bajas temperaturas”, comenta Manuela.

Debido a las bajas temperaturas que se han registrado en los últimos días, los albergues para migrantes en Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo, se ha venido dando un incremento de enfermedades con infecciones respiratorias agudas, ya que no están adaptados a temperaturas de 10 grados y menos.

Manuela vuelve  a intervenir: “lo que nos va  a saber a gloria es que nos concedan la visa para poder entrar a los Estados Unidos, en Houston tenemos amigos, familiares y podremos conseguir trabajo. Yo limpiando casas y José Antonio como carpintero, es muy buen carpintero”.

“Les cambiamos el pavo y su relleno, el pastel  y todo lo demás por la visa” dice José Antonio a carcajadas.

En los albergues se encuentran salvadoreños, guatemaltecos, hondureños, salvadoreños, haitianos y también colombianos, bolivianos y peruanos todos con la misma esperanza de que alguna de las estrellas de los Estados Unidos les alumbre y cambie la vida.

Estados Unidos, el destino para trabajar 

Edson Conde, un joven haitiano de 21 años, le entra la nostalgia, tristeza. “Costó mucho llegar hasta aquí, hasta esta frontera, sufrimos mucho robo, vejaciones, humillaciones, insultos, golpes. Así que ahora una cena es lo que menos importa”.

Pero sonríe y también se saborea como si estuviera allá, entre los suyos, entonces “comería carne de cerdo, pollo, arroz criollo. Todo depende del dinero que juntáramos mis hermanos y yo”.

Sin esperar la pregunta, se adelanta y explica “por eso quiero cruzar a los Estados Unidos, para tener dinero, para poder comer todos los días. Allá (en Haití) no hay trabajo, lo que hay es miseria, pobreza eso sí, hay mucho y violencia. Unos para tener qué comer, para no pasarla mal, se suman a las pandillas que roban, asaltan, venden drogas y prostituyen a niñas”.

“Por eso andamos hasta acá, lejos de la familia, no de la casa, porque donde vivo no se puede decir que sea una casa, un hogar son dos cuartos que es cocina, recamara, y todo que cuando llueve se gotea y cuando hace calor te asas por las láminas”.

-¿Cómo pasas el frio?

Presume una chamarra usada de los Broncos de Denver que alcanzó cuando organizaciones civiles estadounidenses vienen a regalarles comida, ropa y juguetes a los niños.

“Me gusta sentir el frío así siento que estoy en los Estados Unidos, en uno de esos estados del norte en donde cae la nieve. Quiero conocer la nieve”, insistió Edson.

Él, como otros haitianos, guatemaltecos, hondureños, insiste en que vienen a trabajar no hacer daño, hacer el mal, no a robar, no hacer cosas malas.

“Yo soy electricista tengo educación básica y hasta se algunas palabras inglés que en la escuela aprendí y que otros amigos que han emigrado me enseñaron”.

“Pero de una cosa estoy seguro es que la próxima navidad la pasaré de aquel lado, en los Estados Unidos”, sostiene Edson, quien ofrece al reportero hacerle unas rastras a cambio de un par de dólares.

Es jardinero,  hondureño, no tiene estudios pera sabe leer y escribir, joven de 26 años, migrante, es Miguel Santos a quien ya en dos ocasiones lo han deportado de los Estados Unidos.

“La jardinería no es algo que me guste, la aprendí por necesidad. Me fui con unos primos a trabajar en una empresa que arreglan jardines  primero tumbaba árboles, recogía ramas, la basura y poco a poco fui aprendiendo a podar las plantas a darles formas hasta inventaba yo formas y me quedan bonitas.

“Me pagaban bien ya había juntado mis cosas una cama, ropa, herramientas para por mi cuenta hacer arreglos que me pedían en algunas casas. Estaba juntando dinero para comprar una camioneta para echar la herramienta, pero una tarde me agarro la migra y allá vas Miguel con todos tus santos”.

No le preocupa lo que él coma o no coma. “Me apura el poder enviar dinero a mi familia, a mi esposa, a mi madre. Yo con una cerveza, una hamburguesa y  papas fritas tengo, no pido más”.

“Que mis hijos puedan tener zapatos  y ropa nueva” dice muy triste.

Santos, insiste en que por eso es terco en regresar una y otra vez a los Estados Unidos a trabajar, aun cuando ya ha sido advertido que la próxima ocasión que lo detengan antes de ser deportado estará un tiempo en prisión.

Así se vive el ambiente en este fin y comienzo de año nuevo, no los detiene el sol ni el frío, están hacinados en las casas de campaña para sentir menos el frío, para reírse y sentir que no están lejos de sus familias, sus casas. Ahí están, con la esperanza de que alguna de las estrellas americanas les alumbre el camino.