XALAPA, VER.- En Xalapa hay un evento que desde hace 21 años combina ingenio, risas y una buena dosis de pendiente: la Carrera de Melones. Cada 15 de septiembre, justo antes de las celebraciones patrias, el Barrio de Xallitic se convierte en el escenario de un espectáculo que ha conquistado tanto a locales como a curiosos de otras partes del mundo. Incluso, en 2017, llamó la atención de Red Bull, la marca global asociada a deportes extremos y eventos fuera de lo común.
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Actualmente el evento busca negocios interesados en participar como patrocinadores.
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Un barrio histórico como pista
La carrera ocurre en la calle Rafael Lucio, una vía empinada que arranca en la parte alta del puente de Xallitic. No es un lugar cualquiera: Xallitic es el primer barrio fundado de Xalapa y, desde 2023, ostenta el título de Primer Barrio Mágico de Veracruz. Ese marco histórico añade un encanto especial a una competencia que, en apariencia, no tiene más reglas que dejar rodar un melón cuesta abajo, pero no es tan simple.
En esta carrera no basta con tener un melón: hay que darle identidad. Cada competidor disfraza su fruta con creatividad, desde personajes famosos hasta diseños extravagantes. Al dar la señal de salida, las frutas ruedan ladera abajo mientras sus dueños corren junto a ellas, como si las “animaran” a alcanzar la meta más rápido. Entre gritos, carcajadas y algún perro entusiasta que se cuela a la pista, la carrera se transforma en una fiesta callejera.
El concurso también premia a los mejores disfraces de melón, lo que ha convertido el evento en una pasarela improvisada de frutas transformadas en superhéroes, caricaturas o figuras inventadas. La imaginación es tan importante como la velocidad.
De broma a tradición
Según una publicación de Vice, la historia comenzó en 2004 como un experimento creativo: un grupo de amigos planeó un ‘mockumental’, un falso documental sobre una “tradición inventada” en Xalapa.
La idea resultó tan divertida que, al año siguiente, aprovecharon el cierre de la calle por las fiestas patrias para grabar la carrera real. La participación espontánea del público marcó el inicio de una costumbre que, lejos de desvanecerse, crece cada año con más corredores y patrocinadores locales.
El salto a la fama con Red Bull
En 2017, la Carrera de Melones llegó a las redes globales gracias a Red Bull, que envió a su representante “Densho” para vivir la experiencia y grabar un video promocional. “La ciudad de Xalapa tiene uno de los eventos más extraños de los que he escuchado en mi vida”, arranca el clip, que muestra el ambiente festivo y el entusiasmo del público.
Un año después, la marca publicó un artículo titulado “Viajes para descubrir México durante 2018: Melones en Veracruz”, donde el narrador reflexiona que, más allá de las frutas rodando a toda velocidad, lo que realmente se celebra es la alegría y unión de la gente, en momentos de fiesta tanto como en los de dificultad.
En el artículo se lee:
"Tuve la oportunidad, no sólo de atestiguar, sino de participar, en esta ocurrencia tan surreal como inspiradora. La carrera de este año se celebró el 15 de septiembre de 2017, por la tarde. Exactamente el día en que, por la noche, comienzan las festividades del Día de la Independencia de México. Cuando volví a la Ciudad de México, ese martes 19, tenía planeado publicar mi experiencia sobre los acontecimientos de la carrera de melones. Pero no pude hacerlo, debido a la catástrofe ocurrida ese mismo día en mi ciudad. Pero después de ver todo el nacionalismo y, mejor aún, el humanismo vivido durante los días difíciles entre vecinos, comunidad y, por supuesto, todas las personas interesadas en ayudar, me dio ánimo para retomar mi texto que, más que unos melones rodando sobre una calle empinada a toda velocidad, es sobre la alegría de la gente y la unión, no sólo en momentos de tristeza, sino en momentos de júbilo."
Hoy, la Carrera de Melones no es solo un evento deportivo o un acto pintoresco: es una muestra del espíritu xalapeño, donde la creatividad, el humor y la convivencia comunitaria son tan importantes como llegar primero a la meta. Entre risas, disfraces y melones veloces, Xalapa ha convertido una broma en una tradición con identidad propia.
lm
